Luis Barragán: Estirpe y tradición política

Luis Barragán: Estirpe y tradición política

 

Hay quienes todavía creen que la política en Venezuela comenzó con Chávez Frías en este siglo, añadida la noción misma que el oficialismo ha cultivado de ella, por cierto, completamente desnaturalizada. Faltando poco, que jamás ha existido movimiento social alguno, siendo lo más cercano y superior la comuna, y, acaso, las remotas organizaciones estudiantiles controladas por la izquierda leninista y sus variaciones hasta que Ernesto Laclau y Chantal Mouffe le dieron una significación eminente y eficazmente táctica, como ocurrió en la Ucevé por los años ochenta del veinte, trascendente y ejemplar ejercicio para la captura final del poder.





La dirigencia estudiantil del presente, conformada en alguna medida por quienes fueron escolares en los tiempos de las grandes protestas de 2017, aunque haya los que están excedidos en edad, sabe muy poco o nada de toda una estirpe y tradición en Venezuela: el vasto movimiento estudiantil y sus distintas expresiones que, valga el detalle, hizo de la libertad y de la democracia sus mejores banderas, otrora fuente segura y confiable del liderazgo político nacional.

Recientemente, Freddy Millán Borges, distinguido y reconocido historiador, recordó y precisó mejor la fecha fundacional de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE): 11 de mayo; e, incluso, nos permitimos traer a colación un breve texto del autor (https://www.elnacional.com/opinion/la-union-nacional-estudiantil-1936-1945-un-proyecto-de-juventud/), síntesis muy apretada de un trabajo de mayores exigencias y profundidades sobre la materia. Separada de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) que derivó en un partido político, la UNE prendió en Caracas y se extendió rápidamente a todo el país, convertida en escuela de ciudadanía.

La muchachada de ahora pudiera sorprenderle cuan importantes eran los gremios estudiantiles y la trascendencia de su liderazgo en la opinión pública, real, constante y sonante que deja atrás y hasta ridiculiza la idea prevaleciente del “influencer”. Las reivindicaciones fundamentales del estudiantado universitario (añadido el de bachillerato, las escuelas técnicas, musicales o deportivas, la de los aprendices de algún oficio, etc.), igualmente se entendieron en una perspectiva más amplia: la del país que, por siempre, requirió del testimonio de lucha legitimador, real, constante y sonante, que no se agotaba en las declaraciones a los periódicos y los suscritos documentos frecuentemente brillantes, digamos, las redes digitales de aquellas décadas.

Valga acotar, la lucha de aquellos años era también compatible con los estudios regulares y así lo demuestra el caso de Freddy, amigo desde aquellos remotos años, sobresaliente dirigente estudiantil y juvenil que ha hecho una larga y reconocida carrera académica. De modo que invitamos a los jóvenes a acercarse a sí mismos, sabiéndose herederos de una estirpe y tradición política al defender la causa de la libertad y de la democracia.