Egildo Luján Nava: Venezuela sigue siendo un reflejo fidedigno de “Nuestro insólito universo”

Egildo Luján Nava: Venezuela sigue siendo un reflejo fidedigno de “Nuestro insólito universo”

El día a día de y en Venezuela, definitivamente, continúa siendo un reflejo fidedigno de lo que fue y nunca dejará de ser el Programa Radial “NUESTRO INSÓLITO UNIVERSO”. Quien lo escuchó, vivió una experiencia inolvidable. Y aquel que no lo hizo, definitivamente, aun en pleno 2024, todavía está a tiempo de disfrutar todo aquello en lo que consistió el desenvolvimiento radiofónico en Venezuela desde sus inicios, hasta que se hizo presente el propósito destructivo del medio en su conjunto, dada su “nociva” presencia en la construcción de la libertad de expresión, al alcance de la ciudadanía consustanciada con lo que significa y representa el hecho de ser y sentirse realmente libre.

La alianza, hermandad y el alcance del Programa, además de la huella imborrable de dos profesionales de jerarquía insuperable, como fueron el creador Rafael Silva Moreno y el narrador Porfirio Torres, conforman la huella imborrable que, hoy, como ayer, describe en el recuerdo la vigencia de lo insólito como parte de la vida y manera de ser en Venezuela.

Lo que aquí sucede, difícilmente, no acontece más allá del espacio venezolano. Es propio de Venezuela, promovido por ciertos venezolanos, que actúan atados a una presunta viveza, y a la medida y formato de pensamiento y comportamiento que se estructura alrededor de lo inexplicable. Pero siempre a partir de la presunta “sabrosa” conducta de la desfachatez, del “solo a mí me importa”, y de la convicción de que el tiempo y el olvido influido por la evolución de los nuevos sucesos, mañana escribirán el nuevo acontecimiento de “lo insólito”.





Desde luego, entrar en ese terreno y no entender lo que, día a día, registran los sucesos a lo venezolano, equivale a pretender estar en el juego de lo que sucede en el país, y no identificar el alcance y propósito del hecho. Y basta sólo un tibio suceso de los últimos días del ámbito político, para apreciar la figura de lo increíble, atado al “no me importa” y a la populachera expresión de que “a quien le pique, que se rasque”.

¿Y cuál es el hecho? Nada más y nada menos que, recientemente, el oficialismo presentó una ley que le permitiría, a discreción de algún funcionario, prohibir y sancionar “ENTIDADES Y EXPRESIONES QUE CONSIDERE “FASCISTAS, NEOFACISTAS Y/O EXPRESIONES SIMILARES”. ¿Por qué y con qué propósito? El de “PROTEGER” al pueblo de la violencia FASCISTA (?) ¿Propósito? ¿Finalidad? Dotar al Gobierno de la potestad de ordenar la disolución de las ONG, partidos políticos, como de todo aquello que, según su punto de vista, le permita aplicar el criterio de poder INHABILITAR a personas o entidades que se atrevan adoptar actitudes, posiciones o manifestaciones que CONSIDERE FASCISTAS o NEOFACISTAS.

Lo adicional de lo insólito en la jugada política es que, adicionalmente, ese mismo Gobierno podría arrestar, limitar y/o multar hasta el equivalente en bolívares de $ 100.000, por la divulgación de mensajes con un supuesto tono fascista; en radio, televisión, prensa escrita o medios electrónicos.

El FASCISMO es una ideología, un movimiento político, o una forma de gobierno de carácter totalitario, antidemocrático, ultranacionalista que se caracteriza por eliminar el disenso y de centralizar el mando. Y es por eso por lo que, con base en el pensamiento relacionado con esta breve descripción del fascismo, surgen muchas dudas acerca de para qué, o para quiénes sería conveniente o aplicable una “Ley” como esta.

Ahora bien, para los venezolanos queda, ante sí, la “insólita” reflexión acerca de qué tendría que preguntarse lo siguiente, de acuerdo con su vigente Constitución Nacional: ¿Como se tiene o puede aprobar esta nueva Ley?

Además, ¿por qué y para qué se requiere esta nueva ley? Es por eso por lo que resulta importante citar y llamar a consideración a algunos de los artículos de la actual Constitución Nacional, y que se identifican como fundamentales y pertinentes ante este tema.

TÍTULO UNO DE LA CONSTITUCIÓN:

ARTÍCULO 2.- Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la presencia de DERECHOS HUMANOS, la ética y el pluralismo político.

ARTÍCULO 5.- LA SOBERANÍA RESIDE INTRASFERIBLEMENTE EN EL PUEBLO, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la Ley, e indirectamente, mediante el SUFRAGIO, por los órganos que ejercen el Poder Público. LOS ÓRGANOS DEL ESTADO EMANAN DE LA SOBERANÍA POPULAR Y A ELLA ESTÁN SOMETIDOS.

ARTÍCULO 7.- La Constitución es la forma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. TODAS LAS PERSONAS Y LOS ÓRGANOS QUE EJERCEN EL PODER PÚBLICO ESTÁN SUJETOS A ESTA CONSTITUCION.
Luego de darle una lectura general y estudiar detenidamente a la Ley propuesta, con referencia a la misma, surge la inquietud acerca del propósito y de su finalidad. Y es por eso por lo que se hace menester, a partir del deber ciudadano, proponer la reconsideración y factibilidad de aprobar esta Ley. Sobre todo por tratarse de una norma que, según el criterio legal, el contenido de la ley propuesta contraviene a la Constitución Nacional Bolivariana en todos sus aspectos y principios democráticos. Todo lo cual equivaldría, inevitablemente, a proponer una nueva Constitución que, para tal efecto, sería algo que debería ser sometido previamente a una CONSULTA o a un llamado CONSTITUYENTE, a consideración del SOBERANO para su valoración negativa o positiva.

Adicionalmente, a 6 de abril del 2024, al estar a menos de 4 meses (28/7/2024) de la fecha señalada por el Consejo Nacional Electoral para el próximo proceso electoral Presidencial, sería lógico y recomendable posponer esta propuesta de un cambio constitucional tan importante. Sobre todo, con el fin de no provocar confusiones o malos entendidos. Desde luego, lo más apropiado y justo sería que sea el próximo Presidente quien lo proponga, si así lo considera conveniente y oportuno.