El negocio de Shirley, la jefa de la nueva familia narco de Argentina

El negocio de Shirley, la jefa de la nueva familia narco de Argentina

Shirley M., antes y después de su arresto

 

 

 

La mujer oriunda de Perú, con cuatro hijos y tres nietos, dirigía su clan de dealers en el asentamiento en Argentina. Fue arrestada esta semana por la Policía de la Ciudad tras una causa a cargo de la UFEIDE de la fiscal Cecilia Amil Martín.

Por infobae.com

Los grandes capos narco de la Villa 31 en Argentina cayeron hace tiempo. “Ruti” Mariños y César Morán de la Cruz, ambos peruanos, ambos actualmente presos en penales federales, vieron a sus bandas esmeriladas por años de arrestos y allanamientos donde fiscales y fuerzas de seguridad se llevaron a sus soldados y su stock de polvo y armas de fuego. Morán de la Cruz resiste, por ejemplo, pero su poder no es el de antes.

Así, el título de capo absoluto queda vacante. De vez en cuando, alguien se atreve a comerciar. Shirley M., nacida en Lima, Perú, de 49 años, madre de tres hijos y abuela de tres nietos fue arrestada esta semana por la Policía de la Ciudad, acusada de ser jefa de su propia estructura en la zona del barrio Padre Mugica del asentamiento, tras una investigación comenzaba en abril.

“La banda del Techito”, la llamaban a la pandilla comandada por esta mujer, que posteaba memes en su muro de Facebook como cualquiera, y regenteaba un emprendimiento, netamente familiar, que guardaba casi 90 millones de pesos en cocaína de alta calidad.

El Departamento Antidrogas Norte de la fuerza porteña, bajo las órdenes de la UFEIDE de la fiscal Cecilia Amil Martín, detuvo a Shirley, a una de sus hijas, de 18 años -a la que le encontraron diez bolsitas de cocaína- y a su pareja, José, un ex transportista, además de a otros tres cómplices.

Los cogollos, las armas y la cocaína de la banda de Shirley

El lote mayor estaba en el aguantadero principal de la banda: hallaron 8 panes de cocaína, 17 kilos de flores de marihuana y un kilo y cuarto de pasta base, además de cuatro armas de fuego, un chaleco antibalas y casi 300 municiones. Desde ya, una balanza y dosis listas para la venta, todo lo que se necesita para comerciar y resistir.

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