Bella policía mató a su novio con ayuda de su amante: el triángulo amoroso inspiró una serie furor en Netflix

Bella policía mató a su novio con ayuda de su amante: el triángulo amoroso inspiró una serie furor en Netflix

Rosa y Pedro llevaban un año de relación formal y vivían juntos en Cubelles desde hacía seis meses. A ella le molestaban los celos de él.

 

 

El miércoles 3 de mayo de 2017 Rosa Peral le habla por WhatsApp a su vecino Manuel G.R. Aunque ambos están en pareja, ya han tenido encuentros sexuales y han intercambiado fotos eróticas. Manuel le responde enseguida: “Manda algo”. Ella lo hace. Por lo que Rosa -quien es Guardia Urbana de Barcelona, España, al igual que su pareja- le dice en un mensaje, Manuel entiende que ella y Pedro Rodríguez, se han peleado y que él se ha marchado con su moto.





Por Carolina Balbiani | Infobae

Ella le pregunta ansiosa: “¿Repetiremos?”. Habla en clave. Se refiere a si volverán a tener relaciones sexuales. El chat se enciende con más fotos picantes. Luego, Manuel preocupado porque alguna de sus respectivas parejas los descubra, le manda otro mensaje. Le pide a Rosa que borre las fotos y el chat. Ella le contesta algo que hoy, sabiendo lo ocurrido, suena tétrico: “Claro, ¡si no me mata!”.

Pedro no podía matar a nadie, ya estaba muerto desde hacía casi dos días.

El plan de Rosa y Albert era culpar a Rubén, el ex marido de ella, del crimen. de Pedro. Por eso, luego del asesinato fueron hasta las inmediaciones de la casa de Rubén con el teléfono encendido del hombre muerto (Pau Venteo – Europa Press)

 

Las espinas de Rosa

Rosa es una joven mortalmente bella. Mortalmente sensual. Tiene el pelo largo que cae como una eterna cascada oscura y sin olas. Además, sabe moverse con sensualidad, destila erotismo. Se dice que ha sido bailarina de clubes nocturnos antes de convertirse a los 23 años en Guardia Urbana. En su estilo de vida los videos eróticos son moneda corriente.

Rosa ya era parte de la fuerza de la ciudad cuando el 23 de febrero de 2008 se llevó un disgusto de aquellos. A todos sus compañeros, incluida a su pareja Rubén, les llegó un mail desde su cuenta con una foto donde se la veía practicando una felación. Supo enseguida quién había sido: un compañero suyo, el subinspector Oscar S., con quien había mantenido relaciones sexuales. Él la había fotografiado haciéndole una felatio y conocía sus claves. Era en venganza por haber terminado la relación. Rosa montó en cólera y denunció a Oscar. El caso llegó a los medios bajo el título: “La pornovenganza de la Guardia Urbana”. Ella declaró que él había difundido las fotos para que todos la “vieran como una puta”. No consiguió demasiado. Ella debió pedir un traslado de comisaría para dejar de ser mirada con desprecio y soportar las burlas. Y el caso llegó a juicio nueve años después, cuando ella ya estaba hasta el cuello, en la cárcel, por algo muchísimo más grave. Por un asesinato.

Oscar fue citado y declaró que durante sus encuentros ambos se habían tomado fotografías, sin embargo, afirmó no ser él quien aparecía en esa imagen y dijo no reconocer “ese pene como mío”. El juzgado consideró que las pruebas no eran suficientes para sostener la acusación y absolvió al subinspector.

Caso cerrado para rabia de Rosa.

Voracidad sexual

Ese bochornoso escándalo no frenó la voracidad sexual de la bellísima Rosa. Si bien se separó en su momento de su pareja Rubén Carbó, él terminó perdonándola y volvieron a estar juntos. Tuvieron dos hijas y los padres de Rosa los ayudaron con la compra de una casa con jardín. La separación llegó de todas maneras cuando él descubrió un romance de ella con otro policía.

Veamos cómo sigue todo. Estamos ahora en 2017. Rosa tiene 36 años; dos hijas de 6 y 4 años; una ex pareja llamada Rubén que es Mosso d´esquadra, policía de seguridad ciudadana; su pareja actual Pedro Rodríguez (38, separado con un hijo), Guardia Urbano como ella y con quien convive desde hace seis meses y, además, tiene a su viejo amante clandestino con el que va y viene y que es parte de la misma fuerza, Albert López (39). Albert es un policía violento que practica boxeo y que es tremendamente posesivo. No tiene hijos y no se resigna a que ella esté con otro.

Entre los varios frentes que tiene abiertos, Rosa pelea con Rubén por la custodia de las dos menores; discute con su amante y batalla con su actual pareja por los celos. Su vida es pura adrenalina, un infierno sexual. Ella se siente una experta dominando el deseo masculino que tan bien sabe despertar.

Alberto López y Rosa Peral se inculparon mutuamente en el juicio. Los dos argumentaron excusas que los jueces no creyeron.

 

Una reveladora placa de metal

La noche del jueves 4 de mayo de 2017 hay una fiesta de los policías municipales. Rosa deja a sus hijas con sus padres y va a la fiesta con Albert, su ex amante, quien pasa a buscarla. Le dice a su familia que está peleada con Pedro. Para sorpresa de la tropa policial ella no llega al festejo con Pedro sino con su amante (no es un secreto para nadie que han estado juntos). Un amigo de Pedro, sorprendido, lo llama y le deja un mensaje en su celular: le cuenta que Rosa ha caído a la celebración con Albert López. Pedro no le responde.

Rosa y Albert bailan, comen, se ríen.

Mientras, en el oscuro pantano de Foix, un ciclista de Tarragona, descubre un auto incendiado. Llama a emergencias y cuenta que iba por las vías que bordean al pantano cuando se topa con un coche quemado. Es un Golf GTI. Una patrulla policial llega al lugar y revisan los restos del coche incendiado. Envían a la central la patente del vehículo. Suponen que están ante una venganza narco, pero en el baúl hallan los restos de un cuerpo carbonizado. Cuando les informan a quién corresponde el auto pegan un salto: es de un Guardia Urbano. Uno de ellos.

Mientras, Rosa ha dejado de contonearse en la pista de baile y vuelve a la casa de sus padres para buscar a sus hijas. Las sube al auto y se marcha a su casa. Duerme profundo.

En el pantano los peritos en homicidios ya están trabajando. Los agentes ya saben que el dueño es un policía que se encuentra de baja sin percibir su salario desde agosto de 2016 por haber golpeado a un motoquero. Se llama Pedro Rodríguez. Tienen su celular así que lo llaman para dejarle un mensaje: han encontrado su auto con un cuerpo dentro. Pedro, por obvias razones para nosotros claro, no responde.

Entre las cenizas hallan un pequeño trozo de metal con una numeración.

Un par de horas después la policía se dirige a la casa de la novia de Pedro. Despiertan a Rosa Peral, que descubren que curiosamente también es policía. Le preguntan dónde está Pedro. Ella revela que él se ha ido luego de una pelea, que no se estaban llevando nada bien y que tiene encima un flor de lío con su ex marido por la custodia de sus hijas. Rosa también está de baja, pero es por depresión y sigue cobrando su salario. No les cuenta que esa noche ha estado bailando con su amante. Las autoridades le revelan que en el auto de Pedro han encontrado un cadáver y le preguntan si él había sido operado de la columna.

La placa metálica es analizada y coincide con la que le han colocado meses antes a su novio en una cirugía. No hay dudas de que el muerto es él.

Rosa, la bella Rosa, llora desconsolada.

Cuando más tarde va a declarar muestra su último chat con Pedro. Es del 2 de mayo. En el último mensaje Rosa es quien le dice: “Te quiero tanto”.

Rosa va al funeral. Se muestra devastada. Se abraza con la ex mujer de Pedro y consuela a su pequeño hijo que ahora es huérfano de padre.

Durante el proceso judicial de 2020, Rosa Peral y Albert López fueron hallados culpables por un jurado popular, recibiendo sentencias de 25 y 20 años de prisión, respectivamente. Tras cumplir la pena de cárcel, tendrán que someterse a diez años de libertad vigilada, manteniendo una distancia mínima de mil metros con los familiares del fallecido.

 

¿Quién ha matado a Pedro?

Las hipótesis de los investigadores son varias. Pedro, quien era un agente de tránsito sancionado, con un proceso disciplinario en curso, no cobraba ni un centavo. Estaba seguramente acuciado por conseguir dinero para mantener a su hijo. ¿Podría haber estado en algo ilegal? Nada les cierra. Pedro era nervioso, sí; impulsivo, también. Pero ¿narco? Su ex mujer dice que no, que es imposible. Rosa, en cambio, insiste que todo es posible. Cuenta que salían desde hacía un año, pero que solo han vivido juntos, en Cubelles, los últimos seis meses.

Un par de días después Rosa va a decirles a los investigadores que cree que el responsable del crimen podría ser su ex pareja, Rubén, el padre de sus dos hijas. Nada menos. Les dice que Rubén suele correr en el pantano de Foix y que lo conoce a la perfección.

Los policías paran sus antenas. Van a entrevistarlo y Rubén les da un nuevo nombre. Hay un amante de Rosa que también es Guardia Civil. De hecho él se ha separado de Rosa después de doce años porque descubrió que le era infiel con este violento policía, llamado Albert López. La lista se agranda y los celos pueden ser un buen motivo. Pero después de Albert había aparecido otro policía más en la vida de Rosa, la espinosa: Pedro, el muerto.

El triángulo de la muerte

La reconstrucción de los hechos avanza lentamente por la complejidad de las relaciones. Saben que la muerte de Pedro Rodríguez ha ocurrido la noche del lunes 1° de mayo de 2017, poco antes de comenzar el martes 2; que al día siguiente los asesinos escondieron su cuerpo en el baúl del auto de Pedro para luego dirigirse hasta el pantano de Foix, en Castellet y Gornal, donde rociaron el vehículo con combustible antes de prenderlo fuego. Esos son los hechos. Ardió Pedro y adiós huellas. Por lo menos eso creían los responsables. Porque el pituto médico metálico insertado en su columna sería el delator de quién era el muerto.

A partir de ahí todo son conjeturas. ¿Quién ha podido cometer semejante homicidio?

 

El true crime español

En la primera cárcel en la que estuvo, Rosa les habría contado a otras internas que había matado a Pedro envenenándolo. Otra reclusa amiga de ella declaró: “Le dio un medicamento con agua para que se calmara porque estaban discutiendo fuerte”. Dentro de la prisión también reconoció que había intentado matar a Rubén, su exmarido, contratando a un sicario por 30 mil euros porque él no dejaba que sus hijas vieran a los abuelos maternos. No se sabe si todo esto es cierto, pero por las dudas, por un tiempo, a Rubén se le colocó una custodia especial.

La bella Rosa, ya se sabe, es extremadamente peligrosa a pesar de estar encerrada tras unos gruesos barrotes de hierro.

Enterada de que Netflix iba a poner al aire su historia, la convicta hizo un requerimiento judicial con su abogada para ver la serie antes de que fuera emitida. Solicitó al juez que impidiera la salida en caso de que Netflix no accediera a su pedido. Exigía dinero a Netflix por derechos de autor y aseguró que había sido injustamente canibalizada por la prensa.

No tuvo éxito y solo consiguió cambiar algunos nombres en la serie y que se respete a sus hijas. De hecho, la serie siempre habla de una sola hija cuando en realidad tiene dos y a Rubén lo llama de otra manera.

La triste historia de Pedro llegó a Netflix el 8 de septiembre de este año, en ocho capítulos, con el título El cuerpo en llamas y es tendencia en la plataforma. Úrsula Corberó (novia del Chino Darín y quien hizo de “Tokyo” en la serie La Casa de Papel) es quien personificó a Rosa Peral. La actriz aseguró que se negó a entrevistarse con Rosa para hacer el papel y que había pensado mucho en representar a alguien “que es una persona tóxica, con muchas dualidades, inseguridades y mucha ambición. Tuve muchas dudas si coger o no el personaje…”.

Rosa reaccionó evidentemente molesta contra los dichos de la actriz y habló en la Radio de Cataluña el pasado 20 de septiembre: “La protagonista de la serie dijo que era un papel que le había costado hacer porque según ella soy una persona tóxica. ¿En qué momento se me ha juzgado por ser tóxica o no serlo?”.

Luego de emitida la docuserie, Rosa Peral decidió romper su silencio y desde la cárcel dio un reportaje donde comparte su visión de lo hechos en otra película que también puso Netflix en su catálogo: Las cintas de Rosa Peral. En ella Rosa habla por primera vez en una entrevista desde la prisión donde vuelve a insistir en que ella no ha cometido el crimen.

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