Por qué Leo Messi podría jugar hasta los cincuenta años

Por qué Leo Messi podría jugar hasta los cincuenta años

AME7420. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 07/09/2023.- Lionel Messi de Argentina celebra un gol hoy, en un partido de las Eliminatorias Sudamericanas para la Copa Mundial de Fútbol 2026 entre Argentina y Ecuador en el estadio Más Monumental en Buenos Aires (Argentina). EFE/ Luciano González

 

 

 





La Selección ha comenzado con marcado éxito sus dos competencias. Una era la prevista: ganar el encuentro ante Ecuador con el propósito de sumar puntos para clasificar entre los primeros 6 de Sudamérica. Esa es la condición deportiva para poder disputar el Mundial del 2026 que organizan los Estados Unidos, México y Canadá.

Cherquis Bialo // INFOBAE 

De no entrar entre esos primeros 6 –la están disputando las 10 selecciones de la Conmebol– quedará la extrema oportunidad del repechaje contra un equipo de Oceanía. Hay razones para confiar en que estaremos clasificados sin zozobras; más aún, anticipadamente.

Haber aumentado en dos equipos los cupos –un 50% más– respecto del último Mundial ayuda a consumar la competencia con menores exigencias; especialmente para los seleccionados más poderosos de cada confederación. Podría decirse entonces que a diferencia de oportunidades anteriores jugar el próximo Mundial es una cuestión de factible resolución.

Luego tenemos la “otra” competencia: la interna. Se trata de aquella que ya han comenzado a librar los jugadores del plantel. Quedó claro frente a Ecuador que los titulares quieren seguir siéndolo y que los suplentes miran con ansiedad al cuerpo técnico para ver en qué momento son llamados por Scaloni para ingresar al campo. Y esta saludable circunstancia no la habíamos advertido en las anteriores selecciones argentinas luego de haber logrado las copas del 78 y del 86. Más aún, hoy y a la distancia podría decirse que una vez obtenidos aquellos excelentes campeonatos mundiales se produjeron las distensiones que suele generar la “post gloria”.

Ver meter a Cuti Romero como si cada balón dividido fuera el último, a Otamendi defender de arriba saltando hasta lo infinito, a los laterales Molina y Tagliafico recorrer sus bandas cien veces de punta a punta; a los volantes Enzo, o a Mac Allister, o a De Paul alternar las posiciones de marca y llegada intentando corregir todo el tiempo sus espacios hasta encontrar un equilibrio de funcionalidad, fue muy positivo.

Uno los ve a Lautaro o a Nico González buscar, acomodarse, rematar y cree que se trata de unos chicos de la “reserva” que juegan para ganarse el puesto. Y luego advierte que Di María o Julián o Paredes conservan la ansiedad de los novatos al ser llamados para entrar y se emocionan más que con las incidencias del propio encuentro.

Imaginamos que esos actores no ignoran la generación de debates y encuestas que llamaran a multiplicar en las redes las ociosas preguntas de ” la gente”. Es así como podríamos ser atónitos testigos de los próximos dilemas.

Por ejemplo: ¿Julián –suplente en el Manchester- no debería ser el titular de la Selección en lugar de Lautaro, ídolo y emblema del poderoso Inter de Milán?. O estas otras: ¿Y Garnacho? ¿Para cuándo? ¿Di María no debería jugar de entrada por ser indiscutido? ¿Paredes no debería ser el volante central? ¿o Chiquito Romero no debería ser el suplente del Dibu en lugar de Armani…? El próximo festival panelístico de abstracciones dialécticas nos llevará por insólitos caminos para discutir lo indiscutible: Scaloni y su cuerpo técnico han demostrado una coherencia y una lógica que nos eximen de fabricar cuestionamientos inexistentes.

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