Una mujer cruza un semáforo en rojo en la Av. Baralt del centro caraqueño. El paso de cebra está bloqueado por una camioneta de pasajeros y varios tramos de la acera contraria están ocupados por carros de particulares, lo que obliga a los peatones a moverse por la calzada. Cambia la luz y la mujer sigue en medio. Los conductores, impacientes, comienzan a tocar la corneta.
Por CrónicaUno
El tráfico avanza. Una vez del otro lado, la mujer se pierde entre la multitud. Por suerte, no necesita tomar un autobús, porque si así fuera, le habría tocado adivinar en dónde esperar. Las viejas paradas se han convertido en el resguardo de quienes corren bajo la lluvia o para los trabajadores de la economía informal.
Crónica.Uno hizo un recorrido por las avenidas Baralt, Urdaneta, Lecuna, Sucre y San Martín, y confirmó que hay 18 paradas estructurales en un tramo de 12,8 kilómetros de estas, se utilizan siete, mientras que las otras las eliminaron o tienen carros estacionados en frente que impiden su uso.
Celia Herrera, presidenta de la Sociedad Venezolana de Ingeniería de Transporte y Vialidad (Sotravial), explicó que durante mucho tiempo se crearon y establecieron varias paradas formales para el transporte público en Caracas, pero la mayoría desapareció por la ausencia de una buena gestión y la falta de mantenimiento.
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