Miguel Méndez Fabbiani: ¿Por qué María Corina será Presidente?

Miguel Méndez Fabbiani: ¿Por qué María Corina será Presidente?

Es tarea principal del nuevo liderazgo y venezolano, reivindicar el papel fundamental que los empresarios poseen en el desarrollo social del país.

La importancia capital de nuestros emprendedores, comerciantes e industriales debe ser pedagógicamente expuesto a las grandes mayorías desfavorecidas en los medios de comunicación, para que todos logremos asimilar definitivamente lo imprescindible de este sector estratégico para el desarrollo nacional.

Revertir la sistemática siembra de envidias suicidas y rencores alienantes que inoculó el neo-marxismo, es tarea educativa principal de la nueva élite intelectual venezolana.





La pequeña y mediana empresa son signos cardinales, de los cuales depende en gran medida la realización integral de esa Venezuela segura, productiva y feliz que todos queremos.

El debate actual, no es tanto político-electoral, como lo es ideológico-económico.

Lo medular de este instante histórico crucial, es revelarle una verdad incontrovertible a millones de Venezolanos desesperanzados e incrédulos.

Regar el agrietado suelo seco del llano veraneando por él socialismo, con el húmedo diseño de una abonada Venezuela sin complejos, de libre mercado, competitiva, ordenada, estable, rica y fuerte.

Que mayor acto de “justicia social” que un nuevo gobierno libertario, que incentive la inversión nacional y extranjera, que estabilice la economía, que produzca pleno empleo, que genere crecimiento económico, que fomente el crecimiento de la pequeña y mediana industria, y que estas medidas indispensables extraigan a millones de venezolanos de su actual condición de pobreza extrema?

Lo demás es dejar que el consciente popular escoja una ruta viable y un guía confiable, para salir del laberinto endémico de pobreza aprendida donde nos mantiene el castro comunismo colonizante.

Está escogencia esta hecha ya, por la propia Venezuela profunda, esa Venezuela hambreada y arruinada que clama a frenéticas lágrimas descendentes, un cambio inmediato de modelo político para edificar otro modelo económico de nación que les permita alimentarse y vivir.

María Corina Machado está llamada a encabezar esta transformación estructural por lo que nos parece a todos una inequívoca aclamación popular unánime.

Los sectores populares más humildes de los pueblos más alejados de la geografía nacional, depositan en ella toda la emoción contenida de sus esperanzas futuras.

Los sectores C, D y E que fueron por dos décadas monopolio exclusivo de chavismo, son los que ahora responden mejor al mensaje firme, positivo y efusivo de MCM.

Su verbo decidido, seguro, unificante y renovador cada día suma mayores voluntades entre las muchedumbres oprimidas.

María Corina Machado avanza en una cruzada admirable por localidades minúsculas, conquistando centenas de miles de corazones y mentes, que parecían hasta hace muy poco francamente impenetrables.

El alma cautiva de nuestro pueblo se le apertura de par en par a esta mujer indómita, valiente y de espíritu indetenible.

Las mayorías confundidas que en una inverosímil candidez mortal que se dejaron cautivar por los falaces cantos de sirenas rojo, de aquel leviatán apocalíptico del cual nadie quiere acordarse, parecen ahora aclarar definitivamente el pensamiento y orientar norte franco, el viraje definitivo de este gran barco varado llamado Venezuela.

Ahora la ciudadanía remoralizada se levanta en una marejada azul turquesa de anhelos compartidos.

Le auguramos, desde esta trinchera resistente de combate, el mayor de los éxitos a la “dama de hierro” en esta peregrinaje moralizante y civilizador.

No albergamos duda alguna del éxito final de su épica venezolanista.

Por qué estamos enteramente persuadidos de qué es el capitalismo solidario, uno con profundo sentido social y humanista, él que reivindicará las expectativas incumplidas de nuestros millones de hermanos empobrecidos.

Finamente tenemos una salida!

PD:

Venezuela requiere más el pensamiento moderno de Von Hayek, Friedman y Von Misses y menos o nada, el del anacrónico y fallido Carlos Marx.

Miguel Méndez Fabbiani.
Director del Centro Internacional de Derechos Humanos, Justicia y Libertad.