Qué se siente antes de morir: la ciencia tiene respuesta a una de las grandes incógnitas de la humanidad

Qué se siente antes de morir: la ciencia tiene respuesta a una de las grandes incógnitas de la humanidad

La muerte es un tema sobre el que se ha interrogado el ser humano desde el principio de los tiempos

 

 

 





La muerte es uno de los grandes enigmas escrito en letras mayúsculas. La teoría nos dice que en términos generales con el paro cardíaco, la actividad cerebral disminuye a los 4 minutos, y en este tiempo se producen alucinaciones. A la muerte cerebral le sigue la palidez, y posteriormente una coloración rojiza. La temperatura corporal desciende y el rigor mortis se impone para luego desaparecer y comenzar la descomposición.

Por ABC

Ochocientos grados es la temperatura requerida para que los huesos se conviertan en ceniza, unido a los dos metros de tierra necesarios para enterrar un cuerpo que huele a escatol y cadaverina. Este panorama en la sociedad actual puede incluso generar la tanatofobia.

Una visión que hace que la idea de morir «en la imaginación de la gente, parezca espantosa; sin embargo, estas percepciones pueden no reflejar necesariamente la realidad», esto es lo que afirma un estudio publicado en ‘Psychological Science’, que contradice las visiones más habituales sobre el fin de la vida.

Esta investigación estudió los sentimientos de los moribundos los días previos a que su vida acabase. Para ello compararon la experiencia afectiva de las personas que se enfrentaban a la muerte porque o bien eran pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o eran personas en el corredor de la muerte. Y las contrastó con la de las personas que simplemente imaginan una defunción inminente. Concluyendo que esta cercanía con la muerte puede ser «inesperadamente positiva».

A los grupos cuya muerte sería real se les pidió escribir en blogs personales sus últimos pensamientos. En los pacientes con ELA, los mensajes fueron positivos, y algo similar ocurrió con quienes estaban condenados a muerte. Pero observaron que, en relación con los escritos del grupo de personas que simplemente tenían que imaginar su muerte, éstos últimos dejaban mensajes más negativos.

Este fenómeno se agudizaba a medida que pasaba el tiempo y se aproximaba el momento final y los enfermos apelaban más aún a sentimientos positivos.

Para seguir leyendo, clic AQUÍ.