Desertoras del Ejército venezolano incursionan como informantes de grupos irregulares

El Internado Judicial de Barinas (Injuba). Foto: Cortesía

 

 

En Barinas no hay grupos organizados de mujeres delincuentes, al menos los organismos policiales y de inteligencia del estado de la región de Los Llanos venezolanos, aun no las han detectado. Lo que sí llama la atención de las autoridades policiales, es la creciente deserción de mujeres de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (Fanb), que ahora son informantes de grupos de irregulares establecidos en la región.





Por Una Ventana a la Libertad

La afirmación corresponde a una reconocida especialista en derecho penal, quien pidió el resguardo de su identidad. La abogada posee datos reales y concretos sobre casos de mujeres que, los últimos meses han desertado del Ejército venezolano para incursionar en los grupos paramilitares establecidos en los municipios del eje andino como Pedraza, Antonio José de Sucre, Andrés Eloy Blanco y Ezequiel Zamora, todos pre-limítrofes con Colombia.

De acuerdo a los datos recabados por la especialista, en Barinas no hay una organización de mujeres delincuentes, no obstante, sí hay féminas que son utilizadas como señuelos para el tráfico y distribución de drogas, así como para el robo y hurto de vehículos, por organizaciones criminales de otros estados.En el caso de las drogas, el tráfico siempre va a ser en pequeña escala, “porque esas organizaciones saben que, si caen presas, la ley les ofrece beneficios que pudieran beneficiarlas en corto plazo”. Las mujeres también son utilizadas como señuelos para cometer robos de vehículos.

Por la crisis

Precisa que la mayoría de las mujeres privadas de libertad en el estado llanero, alegan que la crisis económica, la falta de recursos para mantener a sus familias y a sí mismas, las llevaron a delinquir. Para eso, asegura la especialista, muchos charlatanes de la brujería son quienes las involucran en actividades ilegales.

También aclara que la violencia no es el signo que identifique el comportamiento de las mujeres delincuentes, salvo las desertoras del Ejército, quizás por su propia formación militar. Como toda mujer, a la hora de ser aprehendidas, apelan a sus derechos y se oponen a sus arrestos, señala.

Liderazgos

Según la penalista en todos los Centros de Detención Preventiva hay liderazgos. La mayoría de ellos funcionan para mejorar las condiciones del recinto, hacer más amigable el encierro, excepto en los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, “porque ese recinto nunca fue ideado como centro de reclusión y los calabozos fueron improvisados en oficinas a las que les pusieron barrotes, pero carecen de todos los servicios. Allí se impone la ley de la más fuerte”, apuntó.

Sin embargo, hay otro CDP como el 331 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), donde las lideresas batallan por mejores condiciones como, por ejemplo, compartir espacios, recibir visitas de sus familiares cada 15 días y recibir alimentos crudos de sus familiares para ellas mismas prepararlos, en cocinas rústicas, pero tienen ese beneficio.

Desafíos

Un exfuncionario del Cicpc, reconoció que al menos en esos calabozos, no existen planes de reinserción para las mujeres. “Ahí impera la ley de la más fuerte y gozan de muy pocos beneficios. El hacinamiento es grave, carecen de agua, tampoco tienen sanitarios adecuados”, comentó.

Para conseguir cualquier beneficio, como un cigarrillo, de acuerdo al exfuncionario, las reclusas ofrecen hacer cualquier intercambio sexual con los funcionarios activos para lograrlo. También ocurre para obtener agua, alimentos, y tener un teléfono celular.