Corría el mes de octubre de 2022 y Netflix dinamitaba uno de los dogmas asociados a las plataformas de streaming que nacieron para acabar con el reinado de las televisiones en abierto. La compañía estadounidense anunciaba un nuevo servicio con publicidad en España y otros once países con el objetivo de atraer clientes low cost. La oferta, que suponía un cambio radical del modelo de negocio para conseguir financiación y no depender de incrementos exponenciales de los abonados (algo que había logrado en los últimos diez años), implicaba una ligera rebaja en la cuota mensual respecto a la suscripción básica, esto es, 5,49 euros frente a 7,99. Una ganancia de dos euros y medio para el usuario a costa de asumir entre cuatro y cinco minutos de anuncios, la imposibilidad de descargar títulos, una limitación de catálogo y una calidad de imagen mejorable, según desglosó la propia compañía. Medio año después, sus gestores admiten ya sin ambages que estos procesos podrían no ser del todo exitosos y que conllevan sus riesgos.
Por: El País
La compañía lo recoge en su informe anual de 2022 remitido a la Securities and Exchange Commission (SEC), el supervisor estadounidense, y que ha ampliado hace unos pocos días en su versión destinada a los accionistas ante la junta anual que se celebrará el 1 de junio. Entre los riesgos asociados a su actividad, Netflix incluye por primera vez su plan de suscripción con anuncios y alerta de que incorpora “varias incertidumbres” que podrían “afectar al negocio de manera adversa”. En total, identifica hasta 14 amenazas concretas a su apuesta.
Entre ellas, la compañía radicada en Los Gatos reconoce poseer “una experiencia limitada” en gestionar publicidad y subraya que “los ingresos comerciales podrían no crecer como se esperaba”. Todo un aviso a navegantes. Esa evolución dependería, según expone con detalle el documento, de vectores como la capacidad de la firma para “atraer y retener inversores”, de la cantidad y calidad de los anuncios ofrecidos o de las “fluctuaciones de los socios” que se decanten por el nuevo plan de suscripciones. Paradójicamente, también muestra dudas sobre su capacidad para ofrecer a los anunciantes soluciones de medición y análisis que permitan aquilatar el impacto de las promociones.
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