Pedro Castro Guillén: Una nueva perspectiva de la historia contemporánea de Venezuela

Pedro Castro Guillén: Una nueva perspectiva de la historia contemporánea de Venezuela

Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog

La historia contemporánea de Venezuela sigue presa de viejas nociones, por no decir prejuicios, del siglo XX. Una obra que viene a romper con esta inercia es la realizada por el Profesor Héctor Valecillos Toro, de FACES-UCV, investigador de una obra voluminosa sobre distintos aspectos de la vida nacional. Pero que aborda una crítica de nuestra historia contemporánea, que nos parece urgente y apremiante en tres libros de reciente factura: Sísifo en la tierra de gracia. Mito y realidad de la democracia en Venezuela; La venganza del General Gómez y Auge y caída de la democracia 1958-1998; si aspiramos a construir un país democrático con bases sólidas.

Esta es una obra compleja, que inicia su recorrido desde los procesos de la independencia, es decir, no esta centrada en inmediatismo, ni aborda asuntos de moda o de oportunidad, sino que aborda el más largo plazo posible para una nación de apenas quinientos años. Una evaluación histórica que pretende iluminar el presente y asomarse al futuro, desde un examen descarnado y sin concesiones a nuestro pasado más reciente que comprende dos siglos el XIX, XX. No es poco. Esto es posible, dada su larga experiencia de investigador, la profundidad de su obra anterior, el ejercicio de articulista y asesor en áreas tan exigentes como en materia económica, social y laboral, sin poder dejar de lado que es un pensador con gran calado teórico.

Lo anterior no es lisonja inútil o meros adornos retóricos, sino el contexto necesario para que se entienda el propósito de la obra y las condiciones de su creación. Pero lo que orienta la obra es la necesidad -que comparto- de deshacer los mitos que tanto daño han hecho, por impedir la comprensión de nuestra historia contemporánea. Que, aunque corta acumula capas y capas de prejuicios, intereses, discusiones baladíes que la ensombrecen, no sólo de parte de intereses ideológicos ligados a concepciones políticas de distintos signos, o por corrientes historiográficas que se han entronizados y han permanecido sin crítica, ya sea porque los beneficiarios -ya sea por consideraciones con sus maestros- o por simple inercia no han querido asumir la necesaria tarea critica.





El problema es que llegado al punto histórico en que nos encontramos, no es posible continuar con esta desidia intelectual en el abordaje de nuestros problemas que ameritan una comprensión de nuestro pasado. Se hace imprescindible hacer un abordaje que remueva las capas de lugares comunes que se acumulan produciendo una pesadez asfixiante. Hay que asumir la critica del proceso de independencia; del proceso de que arranca tras el fin de la Guerra Federal; hay que abordar el proceso político que ocupa el espacio que va desde el Gral. Juan Vicente Gómez al gobierno del presidente Isaías Medina Angarita; el trienio octubrista; y los cuarenta años de democracia 1958-1998; con la perspectiva del proceso iniciado por los 22 años del proceso iniciado por Hugo Chávez. Es decir, tomando el criterio de la hermenéutica de Habermas, que marca, que es desde la perspectiva del presente futuro lo que produce una nueva resignificación de la historia.

La posibilidad de salir del actual sistema que ha devastado el país pasa por la compresión de nuestro pasado, en la medida en que no se trata solo de salir de Maduro como gobernante en ejercicio, sino de construir una democracia sólida que pueda sostenerse en el largo plazo en la medida en que pueda responder no solo a las expectativas de desarrollo económico y social, sino a la creación de una cultura que es el fundamento último de la democracia.

Para lograr eso es preciso, por no decir, inescapable, hacerse de una comprensión lo más acertadamente posible sobre las razones que nos condujeron a la tragedia del castro-chavismo-madurismo, asumir los errores, omisiones y la falta de perspectiva crítica a que conduce el inmediatismo y el dogmatismo ideológico. Y que, no es posible conquistar tal claridad intelectual permaneciendo fiel al cortoplacismo de una visión de inspiración conspirativa e ignorando las vicisitudes de largo plazo que son los condicionantes de los resultados históricos, los que realmente han alcanzado existencia coaccionados por efectos estructurales y/o contingencias propias de la historia de las naciones.

Esta difícil e intrincada tarea es la que ha asumido Héctor Valecillos, con toda honestidad intelectual. Poner a disposición de la comunidad intelectual una visión disruptiva, de lo que hasta ahora han sido las consideraciones y lugares más comunes de nuestra narrativa histórica. Ofrecer una nueva comprensión de nuestra historia contemporánea.

Por supuesto, como no puedo en tan breve espacio emprender el examen de tan grande y compleja obra, lo que procede, es que cada quien pueda examinarla y discutirla y sacar el provecho que yo mismo he podido sacar de su lectura, que es lo que me anima a su recomendación.
Pedro Vicente Castro Guillen