ABC: Maniobras militares en Venezuela, otra bofetada a la política de Biden sobre Suramérica

ABC: Maniobras militares en Venezuela, otra bofetada a la política de Biden sobre Suramérica

Militares rusos en Venezuela – Archivo

 

 

 





“China y Rusia están expandiendo su influencia en nuestro entorno de forma agresiva”, advirtió hace unos meses la general Laura Richardson, líder del Comando Sur del ejército de EE.UU., en una comparecencia ante el Senado. Son ejemplo de ello las maniobras militares conjuntas de Rusia, China, Irán y Venezuela: ocurren tras meses de pasos dubitativos del Gobierno de Joe Biden frente al régimen de Nicolás Maduro, en medio de un reposicionamiento global de China que amenaza la hegemonía de EE.UU. y con el telón de fondo de la guerra de Ucrania.

Por: ABC

Desde que llegó a la Casa Blanca, Biden defendió que el centro de su política exterior sería la región Asia-Pacífico y hacer frente al empuje de China. En plena rivalidad con Pekín y con la respuesta a la agresión de Vladimir Putin a Ucrania, el continente americano ha quedado fuera del foco.

Se comprobó, entre ausencias y desplantes, en la Cumbre de las Américas que Biden organizó en Los Ángeles en junio y también, de forma más específica, con Venezuela.

La pasada primavera, la Administración Biden empezó a dar pasos indecisos para cambiar la política frente a Maduro. Una delegación estadounidense, encabezada por Juan González, principal asesor de Biden sobre Iberoamérica y el Caribe, visitó Caracas y se entrevistó, entre otros, con el dictador venezolano. La visita buscó la liberación de rehenes estadounidenses en Venezuela, pero trató también de posibles levantamientos de sanciones impuestos por Donald Trump contra la principal fuente de ingresos del régimen chavista, la industria petrolífera.

Esta primavera, sin embargo, el petróleo venezolano aparecía como una solución parcial -pese a opiniones de expertos que dudan de su viabilidad- a las sacudidas provocadas por la guerra en Ucrania a los precios energéticos, una de las pesadillas domésticas para Biden.

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