Trabajos forzosos, electroshock y lobotomía: así eran las terapias en España para “curar” la homosexualidad

Trabajos forzosos, electroshock y lobotomía: así eran las terapias en España para “curar” la homosexualidad

La dictadura de Primo de Rivera supuso un paso legal para los derechos de las personas homosexuales.

 

 

 

A lo largo de los siglos, en España se pasó del rechazo más absoluto a la homosexualidad, hacia la tolerancia, luego la comprensión y finalmente el respeto y la igualdad. La batalla fue lenta, dolorosa y con varios pasos hacia atrás. Aún a principios del siglo XX, la izquierda y la derecha coincidían en su percepción negativa sobre esta orientación sexual . Unos porque la consideraban inmoral y degenerada desde el punto de vista religioso; otros, los sectores de la izquierda, porque lo imaginaban un vicio decadente propio de los aristócratas, sacerdotes y modernistas. Sin ir más lejos, se suele atribuir a la célebre feminista Carmen de Burgos una amenaza bastante poco velada: «Cuando los de Pablo Iglesias lleguemos al poder, a los homosexuales se les pondrá en su sitio».

Por ABC

En tiempos remotos la «sodomía» era condenada con la muerte (en 1497, los Reyes Católicos mandaron que «cualquier persona, de cualquier estado, condicion, preeminencia o dignidad que sea, que cometiere el delito nefando contra natura […] que sea quemado en llamas de fuego en el lugar, y por la Justicia a quien pertenesciere el conoscimiento y punicion del tal delit»), pero lo cierto es que en la historia contemporánea del país nunca hubo un exceso de celo a la hora de perseguir a los homosexuales. El Código Penal de 1822 no recogía como un delito debido a la inspiración francesa de la ley, país donde se despenalizó la homosexualidad en 1791, mientras que en los códigos penales de 1848, 1850 y 1870 se castigaba solo con la ambigua figura del «escándalo público» .

La corriente que ganaba terreno en vísperas de la Segunda República era la de que, más que un delito, era una enfermedad que había que curar. Médicos de la época como Gregorio Marañón consideraban la homosexualidad una «perversión» debido a factores hormonales alterados:

«Es, pues, indudable, que en un muchacho cualquiera una educación de tipo muy varonil estimulará el desarrollo no sólo de sus hábitos viriles… sino el desarrollo de su tejido específico, de sus órganos viriles, es decir de una condición anatómica y permanente. A la vez, naturalmente, se dificultará el desarrollo de sus elementos femeninos. E inversamente sucederá en una muchacha, según se eduque o no en un ambiente de feminidad… El aumento que hoy observamos de muchachas con estigmas físicos de virilización … me parece sin duda debido al exceso de deporte, es decir, al abuso de una actividad viril».

Un paso adelante, y dos hacia atrás

La etapa de Primo de Rivera fue, a nivel legal, un paso atrás para las personas homosexuales. La obsesión del dictador por la supuesta regeneración moral y la extinción de las bajas pasiones se materializó, en 1928, cuando se prohibieron los actos «antinaturales» tanto en heterosexuales como en homosexuales. No en vano, el nuevo Código Penal de 1928 introdujo un agravante por prácticas homosexuales que incrementa notablemente la pena en comparación con haber cometido el mismo delito un heterosexual. Por ejemplo, el artículo 69 sobre «abusos deshonestos» especificaba que «cuando tuviere lugar con personas del mismo sexo del culpable, se impondrá la pena de dos a doce años de prisión», muchos más que en el mismo caso pero siendo con distinto sexo.

Con la proclamación de la Segunda República , Luis Jiménez de Asúa, militante del PSOE, y la parlamentaria del Partido Radical Socialista Victoria Kent redactaron un nuevo Código Penal que suprimió los agravantes de homosexualidad introducidos por Primo de Rivera. La Guerra Civil rompió con todos estos avances y vislumbró la represión de los republicanos que habían vivido su homosexualidad de manera más abierta. El poeta García Lorca no fue el único fusilado por su condición, pero sí el más célebre.

Para seguir leyendo, clic AQUÍ.

Exit mobile version