El centro de Barquisimeto mostró varias santamarías abajo, mientras otros establecimientos sí trabajaron a riesgo durante los días de carnavales. La gente llevaba bolsas que no superaban los 6 víveres, mientras el resto de rubros quedó desplazado. Según estimado de Eldi Montero, presidente de la Cámara de Comercio, se tuvo un promedio de 50% de negocios abiertos con las ventas regulares, limitadas a comida para el hogar.
Recalca que la demanda para el resto de comerciantes estuvo muy forzada y que se trató de una fecha intermedia, cuando algunos patronos adelantaron la cancelación de la quincena para el pasado viernes. “Hasta los centros comerciales estuvieron muy concurridos, pero sin mayor consumo. Era más la emoción de pasear a los niños disfrazados y comerse un helado”, admitió.
“Uno viene es a caminar en busca de ofertas, porque no se puede hacer un buen mercado quincenal”, señaló Carmen Colmenárez, quien prefiere conseguir precios más económicos en la búsqueda por varios establecimientos. “Ni siquiera pude ayudar con los disfraces para los niños y el dinero se nos va en la comida”, lamentó Maigualida Mendoza, quien no encuentra cómo rendir su sueldo de docente.