Negociar por el futuro y la paz, por Rafael Veloz García @Rafaelvelozg

Negociar por el futuro y la paz, por Rafael Veloz García @Rafaelvelozg

En democracia el ejercicio efectivo de la política implica a menudo un permanente diálogo, el cual traiga consigo la gran oportunidad de transitar por los procesos de negociación que puedan dar solución a los conflictos. En toda negociación hay al menos dos partes antagónicas o de intereses divergentes, que durante las conversaciones intercambiarán informaciones y opiniones para al final alcanzar un acuerdo. Lo importante es que las partes tengan algo en común que sirva de piedra angular para llevar a cabo todo el proceso con acentuado interés.

Ninguna de las partes, si se actúa con el verdadero deseo de lograr soluciones, está en capacidad de garantizar que la negociación le será enteramente favorable. En este punto es que cobran mucho valor las estrategias que desarrollen los negociadores, cuyos perfiles deben distinguirse por el pleno conocimiento de la realidad política, la capacidad para comunicar y persuadir, así como contar con el elemento paciencia, indispensable para alcanzar el objetivo final que se identifica con la palabra acuerdo, como señalamos antes.

Iniciamos con esta explicación para ir al tema de la mesa de negociaciones de Ciudad de México entre la auténtica oposición del país y el régimen venezolano, que se encuentran paralizadas desde octubre del año pasado, por decisión de los representantes de Nicolás Maduro, ante la extradición del empresario colombiano Alex Saab de Cabo Verde a Estados Unidos.





Todos conocen el caso de este personaje y no ocuparemos espacio aquí para entrar en mayores detalles sobre el mismo, porque no es el tema que nos ocupa. Solo recordaremos que Saab no era un diplomático del régimen al momento de su detención, como han querido hacer ver ante la opinión pública nacional e internacional, y además que la oposición venezolana no está en capacidad de influir en las decisiones de dos países soberanos, en este caso Cabo Verde y Estados Unidos, que acordaron la extradición. Por lo tanto, es un asunto que solo concierne a esas dos naciones.

Ahora bien, al comienzo destacamos la importancia de que las partes tengan algo en común que sirva de soporte para negociar. Eso en común no puede ser otra cosa que el interés por Venezuela y los venezolanos. Por eso, no tiene sentido que el régimen se mantenga al margen de la mesa de negociación de México al anteponer la escusa de la extradición de Alex Saab por encima del país y su gente. Bien lo dijo el jefe delegado de la oposición venezolana en las negociaciones de México, Gerardo Blyde: “Si este proceso no vuelve a reiniciarse o a seguir en el punto en que estábamos y avanzar, va a ser muy difícil construirlo. Estoy seguro de que no vamos a hacerlo en los próximos dos años y vamos a caer en la agenda (del régimen)”. Y afirmó que “Si muere este proceso, perdemos todos”.

Blyde tiene toda la razón, perdemos todos si no negociamos, porque colocamos en riesgo el futuro y hasta la paz del país.

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Con base en todo lo anterior, sin embargo, no se puede descartar que Maduro haya empleado una vez más el modelo de negociación evitativa, es decir, aquella que se ejecuta cuando se acude a las reuniones para aparentar tener la intención de solucionar el conflicto, pero es todo lo contrario, por lo que luego se saca cualquier pretexto para no negociar o postergar los diálogos. Nos preguntamos: ¿Cuál es el temor que tienen de negociar?

Parece que Maduro no ha evaluado bien esa estrategia evitativa y lo negativo que le resulta, sobre todo porque todo el mundo sabe que lo que busca con mayor desesperación es reconocimiento y que le levanten las sanciones que pesan sobre él y sus funcionarios, pero a pesar de ello lo que hace es sacar la pala para echar más tierra sobre sus pretensiones. Y parece que tampoco ha evaluado bien su actual y precaria situación ante los ojos del mundo democrático, al estar en medio de una investigación por crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya. En consecuencia, creemos que Maduro, al igual que la oposición, tienen razones para negociar.

También hay que tomar en cuenta que el evento electoral regional del 21 de noviembre de 2021 y la repetición de las elecciones en Barinas el pasado 9 de enero, lo dejaron mal parado, así como el bloqueo injustificado de una herramienta constitucional para dirimir las diferencias a través de la participación ciudadana, como lo es el Referendo Revocatorio.

Esto último fue uno de los aspectos que resaltó el Grupo Internacional de Contacto (GIC), quien se pronunció el sábado pasado, para solicitar que el régimen de Nicolás Maduro y la oposición retomen la negociación en México y “actuar de buena fe en beneficio del pueblo venezolano”.

“La única salida a la crisis que atraviesa Venezuela es la negociación política, liderada por los propios venezolanos, que lleve a la organización de elecciones creíbles, inclusivas y transparentes a todos los niveles, incluido a nivel presidencial”, señaló el comunicado emitido por el GIC, que fue firmado por Alemania, Chile, Costa Rica, Ecuador, España, Francia, Italia, Países Bajos, Panamá, Portugal, República Dominicana, Suecia, la Unión Europea y Uruguay.

En términos semejantes se han expresado Estados Unidos, Colombia y Canadá, así como ya se anunció que la ONU y el Vaticano están dispuestos a coordinar el grupo de países amigos que se suman al proceso de negociación entre la oposición y el régimen de Nicolás Maduro.

Cabe resaltar que los venezolanos en nuestro país y los que conforman la diáspora comparten la visión del Grupo Internacional de Contacto y de las otras naciones del mundo libre que clama por descongelar la mesa de negociaciones de Ciudad de México.

Entretanto, en lo interno debemos continuar los esfuerzos para fortalecer la Plataforma Unitaria y a la sociedad civil, pues el régimen siempre ha jugado con el tiempo bajo el control social. De ahí que la negociación es necesaria, pero la providencia nos enseña que en el momento menos esperado la historia produce los cambios y estos ya se asoman en el horizonte.

En nuestra condición de diputados electos a la Asamblea Nacional y legítima de 2015, no dejaremos de visitar todos los rincones del país, promoviendo la esperanza y para llamar a los venezolanos a no abandonar la lucha, sino todo lo contrario, sumar más fuerzas todavía. Y tampoco dejaremos de escuchar la exigencia del país para que las organizaciones políticas se legitimen, de abajo hacia arriba, lo que nos permitirá consolidar la unidad, que es la medicina para eliminar ese virus llamado dictadura.


Dr. Rafael Veloz García, diputado a la Asamblea Nacional y al Parlasur electo en 2015, expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FIA), miembro de la Dirección Nacional de Voluntad Popular, VP