Junta militar de Burkina Faso quita el toque de queda impuesto tras el golpe

Junta militar de Burkina Faso quita el toque de queda impuesto tras el golpe

(foto EFE)

 

La junta militar que ocupa el poder en Burkina Faso desde el golpe de Estado del pasado 24 de enero levantó el toque de queda impuesto tras la asonada, horas antes de la cumbre de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) que valorará hoy en Accra la imposición de sanciones contra el país.

“El presidente del Movimiento Patriótico por la Salvaguarda y la Restauración (MPSR, como se llama la junta) informa a la opinión pública nacional del levantamiento total de la medida de toque de queda”, señalaron las nuevas autoridades en un comunicado difundido a última hora de ayer y firmado por el teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba, ahora jefe de Estado de Burkina Faso. El comunicado puntualiza, sin embargo, que “las reuniones populares y los eventos de carácter festivo están prohibidos a partir de la medianoche de lunes a jueves y de las 02.00 hora local (misma GMT) de la madrugada de viernes a domingo”.

Los golpistas habían impuesto el toque de queda desde las 21.00 hasta las 05.00 hora local en todo el territorio nacional, así como el cierre de fronteras, al confirmar la toma del poder en la televisión estatal RTB el pasado día 24. Damiba también decretó este miércoles la reapertura de las fronteras terrestres del país -que no afectaba, según la junta, a los vehículos humanitarios y de suministros militares- después de que las aéreas se abrieran el mismo 25 de enero.

Asimismo, el líder del MPSR anunció una remodelación de la cúpula militar del país y decretó la disolución de los gobiernos y las cámaras legislativas regionales y locales, que serán sustituidos por “delegaciones especiales”, de las cuales no ofreció más detalles. Estos cambios llegan horas antes de la celebración en Accra este jueves de una cumbre de la CEDEAO para decidir si se imponen nuevas medidas contra los golpistas, después de que tanto este bloque regional de quince países como la Unión Africana (UA) suspendieran a Burkina Faso de sus instituciones y actividades.

Los militares tomaron el poder el 24 de enero tras la tensión vivida la víspera por los disparos en varios cuarteles militares de Uagadugú y otras urbes, unos incidentes calificados en un principio como un supuesto motín para exigir mejoras en las Fuerzas Armadas. Los miembros de la junta militar confirmaron posteriormente el golpe de Estado en la televisión estatal y anunciaron haber depuesto al presidente Roch Kaboré -quien acabó dimitiendo en una carta manuscrita-, además de otras medidas como la disolución del Gobierno y el Parlamento o la suspensión de la Constitución. Días después, los militares restablecieron parcialmente la Carta Magna y promulgaron una “Ley Fundamental”, que regirá la gestión del poder estatal a la espera de adoptarse una Carta de Transición.

El pasado día 27, en su primer mensaje televisado a la nación, Damiba advirtió de que la “normalidad constitucional” volverá cuando se den las condiciones que marque el pueblo burkinés. El golpe tuvo lugar después de la escalada del descontento social durante los últimos meses por la inseguridad generada por la violencia yihadista. Burkina Faso sufre el yihadismo desde 2015 y los ataques, que se atribuyen a grupos aliados de Al Qaeda y el Estado Islámico, han provocado más de 1,5 millones de desplazados internos, según el Gobierno burkinés. EFE

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