Por qué las empresas deberían considerar “la sopa de Edison” como estrategia para elegir a sus empleados

Por qué las empresas deberían considerar “la sopa de Edison” como estrategia para elegir a sus empleados

El inventor y científico estadounidense Thomas Edison (Getty)

 

El inventor estadounidense tenía una metodología poco tradicional para entrevistar candidatos. Pese a que por muchos años pareció descabellada, hoy la ciencia moderna la respalda

Por Infobae





Un artículo escrito por Andrew Martin y publicado en Medium explica cómo el inventor y científico estadounidense Thomas Edison entrevistaba a los asistentes de investigación para sus laboratorios. Invitaba a los candidatos a una comida y luego pedía sopa para la mesa.

“El motivo de esta prueba de la sopa era que el famoso inventor quería ver si los aspirantes añadían sal y pimienta antes de probar lo que había en su cuenco, o si esperaban a probarla antes de proceder a condimentarla”, explica Martin. “Edison rechazó inmediatamente a los condimentadores prematuros, ya que razonó que no quería empleados que se basaran en suposiciones. En su opinión, los que se contentaban con atenerse a nociones preconcebidas no tenían cabida en su negocio porque la ausencia de curiosidad y la voluntad de hacer preguntas eran antitéticas a la innovación”.

De acuerdo a Jessica Stillman, contribuyente del medio Inc, este truco no sería nada práctico en el entorno empresarial actual. Utilizar las comidas para seleccionar a los candidatos no es exactamente una opción, ya que muchos de ellos podrían tener una alergia o una restricción dietética que les impida tomar cualquier sopa que les pidan. Stillman se pregunta: “¿Hay algo más que una idiosincrasia de profesor chiflado detrás de la técnica de entrevista basada en la sopa de Edison?”.

El inusual enfoque de Edison para contratar candidatos hizo recordar a la autora del artículo un conjunto de investigaciones sobre las entrevistas de trabajo que en realidad sugieren que la idea del inventor no es tan loca como parece en un principio.

Thomas Edison | Foto: Uno Cero

 

“En primer lugar, es importante saber que un estudio tras otro demuestran que las entrevistas, tal y como se realizan habitualmente, son prácticamente inútiles. Hacer preguntas a la gente (incluso las conductuales o hipotéticas recomendadas por los expertos) tiende a favorecer a los habladores hábiles sobre los realmente competentes (aunque hay algunos trucos para minimizar este efecto). Los entrevistadores también se dejan influir por los prejuicios y los detalles irrelevantes de la presentación personal”, dice Stillman en Inc.

En lugar de esa metodología, revela que la ciencia moderna sugiere una tarea de prueba, un proyecto de trabajo de muestra o una prueba de dominio específico, ya que “superan con creces el hecho de hablar con los candidatos sobre su experiencia laboral previa, su carácter y sus objetivos”.

“Muestre, no diga”

El artículo sostiene que “las acciones hablan mucho más que las palabras” y que quizás la prueba de la sopa de Edison no era tan descabellada después de todo. Para Stillman, sazonar la comida es “un indicador de comportamiento en el mundo real de cómo piensa en los problemas y, como tal, es más probable que revele algo verdadero sobre su mentalidad que las discusiones abstractas”.

El artículo concluye que Edison tenía razón sobre una verdad fundamental de las entrevistas: “Si quieres entender realmente quiénes son los candidatos y qué pueden hacer, diseña formas de observarlos resolviendo problemas relevantes. Siempre tendrás una mejor idea de una persona basándote en lo que hace que en lo que dice”.