El curioso secreto que no esperabas detrás del episodio de “El chavo del Ocho” en Acapulco

El curioso secreto que no esperabas detrás del episodio de “El chavo del Ocho” en Acapulco

 

 

La serie creada por el fallecido Roberto Gómez Bolaños se convirtió en todo un fenómeno por su comedia “blanca” y personajes icónicos. No hay forma de olvidar a Florinda Meza como “La vieja chancluda (Doña Florinda)”, o a Angelines Fernández como “La bruja del 71 (Doña Clotilde). Seguramente, después de tantos episodios filmados, muchos secretos ocurrieron en el set de grabación de esta producción, y nosotros te vamos a contar uno que ocurrió en las narices de todos y seguro no lo notaste. Así lo reseñó Sensacine.

Uno de los episodios más recordados podría ser cuando toda la vecindad visita Acapulco, en aquellos ayeres en los que la dichosa costa era de las más codiciadas de México. A pesar de no tener el dinero para costearse el viaje, Don Ramón (Ramón Valdés) y la Chilindrina (María Antonieta de las Nieves) terminan por ganar un viaje a Acapulco, tras de ellos se va Doña Clotilde; Quico (Carlos Villagrán) en berrinche convence a Doña Florinda de ir, y el señor Barriga (Edgar Vivar) no tiene más remedio que también irse de viaje y llevarse al pobre Chavo.

Elenco de ‘El chavo del 8’

Justamente fue el actor que dio vida al Señor Barriga quien reveló una curiosidad de estos episodios, los cuales estuvieron divididos en tres partes. Como recordarán, hay un momento en que todos los personajes ya están reunidos en el hotel, pero, no podía faltarla la cachetada de Doña Florinda a Don Ramón, cuando esto sucede, éste pierde el equilibrio y cae a la alberca. Claramente, su por siempre enamorada Doña Clotilde termina por saltar tras él para rescatarlo, sin embargo, ¡no fue Angelines Fernández quién filmó esa toma!

De acuerdo con las declaraciones de Vivar, la actriz que dio vida a la Bruja del 71 no sabía nadar, por lo que no podía realizar la escena. En su lugar pusieron a Florinda Meza, quien se puso el vestuario de su compañera de reparto y se aventó el clavado. Pero, al momento de saltar, cual Cenicienta se le quedaron los zapatos, pues no eran de su talla.

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