Carlos Ochoa: 2022, se van o se quedan

Carlos Ochoa: 2022, se van o se quedan

En 1980 realicé un viaje por varios países de Centroamérica que incluyó Nicaragua, de eso hace 41 años y ya gobernaba Daniel Ortega con el Frente Sandinista que había derrocado la dictadura de Anastasio Somoza, a diferencia de la vecina Costa Rica que ostenta el privilegio de ser un país sin ejercito y con una democracia estable, Nicaragua era y lo sigue siendo un país hermoso con una geografía de lagos y volcanes habitada más que por gente pobre, empobrecida por las dictaduras, la guerra y la mano del comunismo cubano que desde los años 70 metió su mano para ayudar a instaurar uno de los regímenes autoritarios más largos que recordemos en Latinoamérica.

Muchas de las personalidades nicaragüenses como el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal y el escritor Sergio Ramírez que llegaron a tener responsabilidades como ministro de la cultura y vicepresidente del país respectivamente al principio del gobierno sandinista, terminaron perseguidos por Daniel Ortega y Rosario Murillo, esposa de Ortega, quienes a su antojo y al margen de cualquier ley encarcelan y arrojan al exilio a todo aquel que denuncie, organice o exprese oposición al régimen de terror que ejerce la pareja.

Este domingo la comunidad internacional ha denunciado las elecciones realizadas en ese país como un gigantesco fraude, inhabilitada la oposición y sin observadores internacionales que puedan decirnos como se desarrollaron los comicios, es de suponer que los resultados estaban cantados desde antes, no hay sorpresas, Ortega asumirá para un nuevo período con muchos más problemas incapaz de resolver y las denuncias de ilegitimidad llenaran los portales y diarios del mundo libre por un tiempo, hasta que deje de ser noticia y caiga en la repetición inevitable que lo saque de los titulares.





Algo parecido espera Maduro con las elecciones del 21 de noviembre, quizá por ello se anticipó a felicitar a Ortega por el triunfo, fraudulento de nacimiento pero triunfo al fin, después de todo Ortega ha sido desde Chávez uno de los chulos más conspicuos de los venezolanos a cambio del apoyo convenido en el Foro de Sao Paulo y su segunda parte mexicana de Puebla. El futuro de Nicaragua es incierto, su importancia geopolítica es menor, depende mucho de Venezuela y Cuba, lo que pueda suceder el próximo año en el continente va a ser decisivo para Ortega y también para Maduro. 

En 2022 el mapa político puede moverse a favor del decaído socialismo del siglo XXI, lo de Perú es un aviso importante que hay que tener en cuenta, en Colombia Petro y en Brasil Lula da Silva pueden con Fernández en Argentina y López Obrador en México,  darle oxigeno al régimen de Maduro y una nueva oportunidad a la izquierda latinoamericana de convertirse en un factor político a tomar en cuenta, en parte porque el caso Venezuela si bien ha pasado a la justicia transnacional con la decisión del Fiscal Khan de abrir una investigación oficial, no se ve claro un desenlace inmediato, a menos que lo que declaren Saab y Carvajal si negocian sea contundente para aislar y detener las fuentes de financiación del régimen resquebrajando la estructura de poder que lo sustenta. 

Sin importar los resultados del 21 de noviembre, creo que la permanencia de Maduro depende en parte de quién gane en Colombia, si gana Petro y logra controlar al ejército colombiano y a los grupos guerrilleros que operan en la frontera, los mandos militares que apoyan a Maduro se van a sentir con menos presión y van a pasar a un nivel superior de convivencia, con todo lo que implica esta realidad en el tema del contrabando de combustible y drogas. Pero si Duque es reelecto es muy posible que Maduro se vea en apuros, porque no habrá convivencia y sin importar si Lula gane o pierda en Brasil, se va a ver acosado por el único flanco que no puede apagar, si llega a desatarse un conflicto que vaya más allá de las trompadas estatutarias de la diplomacia de micrófono.