Mujeres venezolanas concilian la carga de ser jefas de hogar con trabajos mal remunerados

Mujeres venezolanas concilian la carga de ser jefas de hogar con trabajos mal remunerados

Un hombre vende manzanas en un mercado en Caracas (Venezuela). EFE/ Rayner Peña

 

Los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2021 demuestran una situación que atraviesan la mayoría de las mujeres venezolanas: conciliar las cargas de ser jefas de hogar y estar al cuidado de familiares con trabajos mal remunerados.

Por Luisa Quintero / talcualdigital.com

Durante el foro «Encovi 2021: Situación de las Mujeres en Venezuela», la geógrafa e investigadora de la UCAB, Anitza Freites, destacó que de 28,7 millones de venezolanos actualmente, 14,6 millones son mujeres.

En los últimos cuatro años, resaltó la investigadora, se registró que 1,92 millones de mujeres no están en el país bien sea porque migraron, aumentó la mortalidad o disminuyó la cantidad de embarazos. Dos de cada tres de esas mujeres que se perdieron están entre los 15 y 49 años.

Después de 2017, cuando se profundizó la crisis, el rol de las mujeres ha ido cambiando, explicó Freites durante el foro organizado por la Alianza Venezolana Empresarial (AVEM). «Han tenido que asumir mayores responsabilidades en hogares donde la disponibilidad de ingresos, la inflación, escuelas cerradas influyen mientras dependen de las ayudas del Gobierno».

A pesar de que hay menos mujeres viviendo solas que hombres, las cargas familiares y la prevalencia de la mujer como jefa de hogar aumentan en hogares monoparentales o donde hay más familiares viviendo en un mismo espacio.

53% de las mujeres que son jefas del hogar están divorciadas, son viudas o están solteras. Anitza Freites resaltó que les toca asumir situaciones de jefatura, generalmente en pobreza extrema, «y en hogares con arreglos familiares extensos que pueden suponer algún apoyo o aumentar las cargas».

Susana Raffalli, nutricionista y asesora de Cáritas Venezuela, resalta que según los últimos estudios de la organización respecto al cómo afrontar la inseguridad alimentaria, las mujeres son las que padecen las peores condiciones.

82% de los hogares reportan que alguien deja de comer para que el resto pueda recibir algún tipo de comida, y generalmente es una mujer anciana. Además, las mujeres están comprando más en lugares cercanos a sus viviendas, lo que redunda en compras ineficientes.

Además, señaló que pese a que la desnutrición aguda es mayor en niños que niñas, es en estas últimas donde se reflejan los retardos de crecimiento con baja talla y peso debido a la mala alimentación. Según los registros de Cáritas, las niñas llegan en la medición con ocho centímetros menos y eso ocasiona un rezago cognitivo.

La nutricionista explicó que existe la concepción de que los niños pueden aguantar hambre, lo que ocasiona estos episodios de desnutrición aguda y son tratados con mayor eficacia. En cambio, las niñas reciben una mala alimentación y los resultados se muestran con los años.

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