Sippenhaft castromadurista, por @ArmandoMartini

Sippenhaft castromadurista, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Concepto jurídico establecido en el Tercer Reich, norma legal instaurada después del atentado contra Hitler, conocido por defensores de los Derechos Humanos, sistema de tortura aplicado por los nazis en las cárceles a presos políticos, disidentes, sospechosos de no ser afectos al Führer, sus siniestros colaboradores y violentos fanáticos, que terminaron la guerra muertos, suicidados, confinados, escondidos en cloacas como las ratas que eran, enjuiciados con pruebas y testigos de sus crueldades; sentenciados a largas penas de prisión o enviados a la horca -método compasivo comparado con experimentos salvajes en seres humanos del médico Josef Mengele; además de los trabajos forzados como esclavos, hasta reventar con poca, mala comida y maltratos sádicos en industrias o arrumados en cámaras de gas.  

El “sippenhaft” o “sippenhaftung” al ser extendido a familiares del contrario discrepante, castigado, encerrado, torturado, considerados corresponsables y en consecuencia, vigilados, perseguidos y amenazados de escarmiento, una manera de chantajear al enemigo del régimen, que entiende al ser adversario los miembros de su familia corren peligro.

Convierte al opositor en un apestado, con quien tienen miedo de estar y ser vistos, al visitarlo en los antros que el castro madurismo llama cárceles son aún más exigidos a cuenta de concederles o no la visita, el ocasional encuentro con el ser querido sepultado en las prisiones de la tiranía. Peor que en tiempos del Benemérito, cuando chácharos y policías hostigaban enemigos del autócrata opresor, los encarcelaban, torturaban con empeño brutal y sumergían en penitenciarías verdaderos hipogeos como “La Rotunda” en plena Caracas, muestra de la consecuencia de oponerse, o el llamado “Castillo” de Puerto Cabello, además de insectos y roedores, la salinidad y humedad del mar consumían en vida a los reclusos.





En vez de seguir ejemplos de comportamiento, disciplina, buenas maneras y constancia en el progreso de los alemanes, el castro madurismo copia lo peor, sólo faltan botas porque lo demás, penetración y control del sector militar mediante temor y corrupción; actos masivos -a la criolla-, sin el esplendor de las hogueras nazis o despliegues de Corea del Norte que lleva tres déspotas disimulando miseria y pánico con forzado entusiasmo de sus controlados habitantes, vigilancia vecinal copiada de los cubanos castristas y represión habitual de tiranías, lo han venido aplicando desde hace años.

La Venezuela castrista corrompe, utiliza y controla por complicidad, reprime duro con esperanzas remotas que llegan ante las cámaras de televisión o se derrumban en la oscuridad de lluvias tropicales; con fantasía de comida sin calidad y bajos precios en comparación con la aplastante hiperinflación y destrucción de la economía; siembran expectativas con el engaño a empresarios ambiciosos de sus ingresos posibles que en la responsabilidad con el país -entre patria y dignidad, dólar y sumisión cómplice gana el dólar y lealtad supina-; leales al régimen lo comprueban. Se jactan de democracia como si el país y el mundo no advirtieran los centros de encarcelamientos, olvido y despliegues de “sippenhaftung” diarios.

Aquella triste celebre “Lista Tascón y Maisanta” fue un “sippenhaft” aplicado por el crimen de votar contra Chávez. El sistema hoy es parte de la práctica permanente, los presos del régimen son atormentados a gusto de sus represores, y además llevan encima el tormento de saber que sus familias son oprimidas, vejadas y acosadas.

En el nacionalsocialismo, Sippenhaft fue utilizado como medida de ultraje, afrenta terrorista contra opositores políticos y sus familiares. Existe en Corea del Norte, se utiliza en Rusia, Chechenia, Nicaragua y Cuba. En el caso Venezuela el Informe de la ONU reveló que se aplican tácticas de tortura nazis. Prácticas similares han sido utilizadas por totalitarios y comunistas, aun cuando no se regularon en leyes. Durante la Gran Purga en la Unión Soviética, la Revolución Cultural en China, Corea del Norte y Marruecos en la época de los Años de plomo.

Vergonzoso aceptar una dictadura preocupada por un implicado, acusado de lavado de dinero y cómplice en delitos que involucran a importantes figuras. Conoce demasiado, lo cual ha llevado a sus compinches a gastar millones para evitar la justicia en manos de la firmeza estadounidense, aterrorizados de lo que cuente, admitan diálogos que el arbitrario régimen ha dejado establecido no estar dispuesto a ceder, solo busca parecer democrático para la suspensión de sanciones que empeoran sus errores económicos, injusticias y consecuencias de años de incompetencia, traspiés y asaltos a los dineros públicos.

Mientras discuten imposibles, sus partidos colaboran con el absolutismo caprichoso e intolerante participando con ficción de unidad en elecciones sin garantías y un ambiente rebosante de “sippenhaft” como realidad habitual. Cruel vergüenza nacional y de represores oficiales que ha sido denunciada a tal punto que ni siquiera la socialista chilena puede mirar a otra parte, es una forma de detención colectiva. 

@ArmandoMartini