Con el 75% de las unidades paralizadas, Venezuela atraviesa “la peor crisis” de transporte urbano

Un autobús lleno de gente con máscaras protectoras pasa por un punto de control después del inicio de la cuarentena en respuesta a la propagación de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en Caracas, Venezuela, 16 de marzo de 2020. REUTERS / Manaure Quintero

 

 

 





Cuando se juntan crisis económica, pandemia y escasez de combustible, se obtiene como resultado “la peor crisis del transporte urbano a nivel nacional”.

María José Núñez // Radio Fe Y Alegría 

Así lo explicó Isandra Villegas, ingeniero civil con magister en transporte urbano y directora de Desarrollo Sostenible en la Universidad Simón Bolívar, en entrevista con Radio Fe y Alegría Noticias.

Los prestadores del servicio (de transporte urbano) obedecen a una galopante inflación, una tasa de crecimiento del parque automotor, escasez de repuestos, falta de combustible, de dinero en efectivo y a los altos costos de la tarifa”, especificó la ingeniera especialista en el tema.

Villegas atribuye que esta realidad se debe al abandono del servicio por falta de políticas públicas y de una débil gestión de apoyo gubernamental de los entes competentes.

Una realidad que equivale al 75% de las unidades paralizadas y, el resto, un 25% que opera en condiciones precarias y de manera pendular, indicó.

Ese grupo de transportistas que sigue trabajando tiene que estar en largas colas por horas para surtir combustible, aún existiendo algunos operativos especiales para el sector de transporte.

Las personas que usan máscaras protectoras viajan en un autobús durante una cuarentena a nivel nacional mientras continúa la propagación de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Caracas, Venezuela, 20 de abril de 2020. REUTERS / Manaure Quintero

 

 

 

El 25% opera en horarios restringidos porque hay poca demanda de usuarios”, clientes que son pocos y no tienen para pagar el costo del pasaje a 1.500.000 bolívares, tal como pide el sector que se ajuste la tarifa.

La odisea es que en Venezuela el salario mínimo corresponde a alrededor de dos dólares americanos, un equivalente ya a 4.000.000 de bolívares al cambio oficial y a 4.200.000 en paralelo; por lo que los usuario estarían gastando todo su dinero en el traslado.

Por otro lado, la peripecia del transportista es la misma, pues los repuestos están anclados a la tasa dolarizada y son costosos, más la escasez de gasolina y la baja demanda hacen que tengan que retirarse del servicio o suban el precio de la tarifa.

“Es mucho dinero para las personas. Si son 24 días activos, una persona gastaría 36 millones de bolívares. Pero la realidad es que el valor tarifario también es poco para el operador de transporte que hoy en día tiene que subsistir para mantener operativa las unidades. Imagina el gasto de combustible diario, el mantenimiento del vehículo, los cauchos, el colector; entonces, claro que exigen una tarifa”, detalló la ingeniera Villegas.