Giannis Antetokounmpo: De vender paños en Grecia, a MVP de una final de NBA e igualar un récord de Jordan

Giannis Antetokounmpo. | Foto: Jeff Hanisch-USA TODAY Sports.

 

La de Giannis Antetokounmpo puede ser la historia más grande jamás contada en la historia del baloncesto. Un viaje extraordinario que le ha llevado desde las calles de Atenas, en las que venía pañuelos, relojes y otras baratijas para ayudar a su familia hasta leBvantar el galardón de MVP de las Finales de la NBA. Y su coronación, a tono con su físico, ha sido colosal: 50 puntos en el partido que ha dado el título a los Bucks el título 50 años después. Es el sexto jugador que llega a esa cifra en un partido de las Finales.

Por Nacho Duque / Marca 





El alero griego nació en Atenas el 6 de diciembre de 1994 hijo de padres nigerianos llegados al país de manera ilegal. Durante muchos años, la familia careció de papeles y vivió bajo las amenazas de la deportación y la pobreza. Había días en los que, en aquella modestísima casa, la nevera estaba vacía. La comida dependía muchas veces de lo que la prole de los Antetokounmpo (Francis, Thanasis, Giannis, Kostas y Alex) pudieran vender en las calles.

Pero el baloncesto le cambió la vida. En 2007 empezó a jugar y su progresión fue imparable. Aquel chico largo como un junco se ha convertido en un superhéroe. Con el paso de los años, las gradas del Zografou Indoor Hall, un pabellón a 20 minutos del centro de Atenas, solían abarrotarse de ojeadores de la NBA. Acudían en masa para analizar el juego de un chaval cuyo apellido les costaría deletrear. Tenía 18 años, medía 2,07 metros, su envergadura era de 2,20 y jugaba de base. Era una sensación pese a jugar en el Filathlitikos, equipo de la segunda división griega, con el que había promediado 9,5 puntos, cinco rebotes y un tapón. La Liga vio su potencial y le eligieron para jugar el All Star.

Uno de quienes pudo verle en directo entonces fue Willy Villar, director deportivo del Zaragoza, club que le firmó un contrato para cuatro temporadas en diciembre de 2012, poco tiempo después de cumplir los 18 años. “El verano pasado había visto un vídeo de Giannis y quise ir a observarlo en directo. Hicimos un entrenamiento privado de dos horas y por la tarde le vimos en un partido de juniors. Mientras jugaba, le mandé un mensaje a mi presidente. Le dije que me estaban temblando las piernas. En mi vida había visto algo así”, cuenta quien ahora está en los despachos del Herbalife Gran Canaria. El chico poseía unas alucinantes condiciones físicas y una gran capacidad para leer el baloncesto.

Estrellato… y racismo

Pero Antetokounmpo nunca llegó a jugar en Zaragoza. Fue elegido por los Bucks en el decimoquinto puesto del draft de 2013. En Milwaukee se plantearon dejarle cedido alguna temporada, pero decidieron que serían ellos quienes pulirían el diamante. Pagaron una indemnización al club maño y se llevaron a un jugador que, pese a no hacer grandes números de inicio, ya dejó alucinado al universo NBA por sus condiciones. Ese mismo año, Grecia le dio la nacionalidad. Eso, sin embargo, no evitó que sufriera algún incidente racista. “Si a un chimpancé le das una banana y una bandera griega en el zoológico, ¿eso lo hace griego?”, preguntó Nikolaos Michaloliakos, líder del partido Golden Dawn.

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