¿Se convertirá el coronavirus en un virus estacional? Similitudes y diferencias con la gripe prepandemia que conocíamos

La vacuna de la gripe basada en nanopartículas es eficaz en ensayos preclínicos y aumentará su eficacia

 

Con cada nueva fase de la pandemia de la covid-19 hemos aprendido como quien avanza a través de los diferentes capítulos de un libro. Una historia que erróneamente se creyó terminada cuando salimos de la primera ola, y después han llegado cuatro más. La actual quinta oleada es diferente a las anteriores porque está afectando principalmente a la población más joven, que es la que todavía no se ha vacunado, pero también es la que menos sufre los efectos del coronavirus. Aun así, el explosivo aumento de nuevos contagios también se nota en los hospitales y las UCI.

Por 20minutos.es





Esta nueva quinta ola ha llevado a los expertos a señalar que la incidencia acumulada -en 469 casos a nivel nacional-, ahora que el 47,4% de la población española ya tiene la pauta completa de vacunación, ya no debe ser el único indicador a tener en cuenta para valorar la evolución de la pandemia. Ahora que la incidencia está disparada con valores que han superado incluso los tres mil casos por cada cien mil habitantes entre los más jóvenes de algunas Comunidades, los epidemiólogos apuntan que también hay que fijarse en la incidencia por edades, en el número de contactos por caso, en el número de contagios que genera cada positivo, en el porcentaje de hospitalizaciones, de camas UCI ocupadas y de positividad de las pruebas diagnósticas.

La incidencia acumulada por grupos de edad, un nuevo indicador que el Ministerio de Sanidad comenzó a ofrecer en sus informes diarios en esta quinta ola, muestra el efecto de las vacunas: los grupos con mayor cobertura de inmunización, a partir de los 40 años, registran incidencias de entre 288 y 63 casos por cada cien mil habitantes a 14 días, mientras que entre los menores de 40 años la incidencia asciende a entre 613 entre los de 30 a 39 y hasta los 1.508 entre los de 20 a 29 (datos a 14 de julio).

Una de las posibilidades que señalan los expertos es que el SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus causante de la covid-19, termine siendo otro virus estacional como el causante de la gripe. En este sentido, y según los informes elaborados por el Instituto de Salud Carlos III, los actuales datos de la quinta ola de covid tienen similitudes y diferencias con los que dejaba la gripe cualquier año prepandémico.

El Informe de Vigilancia de la Gripe en España correspondiente a la temporada 2019-2020 (el final de la cual coincidió con el inicio de la pandemia de covid) recoge que las mayores tasas de incidencia, rozando los 800 casos por cada cien mil habitantes, se concentran en la población de hasta 15 años. A partir de esa edad, los casos bajan drásticamente. “Los grupos de edad más afectados fueron los menores de 15 años, con una tasa máxima de incidencia semanal de gripe de 789,3 y 744,7 casos por 100.000 habitantes para los grupos de 0-4 años y 5-14 años, respectivamente”, reza el documento.

Estos datos corresponden al sistema centinela, que realiza un seguimiento de la gripe leve en Atención Primaria. Según explica Amparo Larrauri, científica titular y responsable del grupo de vigilancia de gripe y otros virus respiratorios en el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), “en términos generales, la gripe leve ocasiona una mayor afectación en las personas jóvenes. Las tasas de incidencia de gripe leve son mayores en menores de 15 años”. Que los jóvenes sean normalmente los más afectados -“como cualquier enfermedad respiratoria”- y los mayores se vean menos afectados es “bastante habitual”. Así se ha comportado durante las últimas temporadas estudiadas (ver siguiente gráfico). En el caso de la gripe, explica Larrauri, esto se debe a que los mayores han pasado muchos años en contacto con el virus de la gripe y han ido adquiriendo cierta inmunidad natural, aparte de que se vacunan en mucha mayor proporción que los jóvenes.

En cambio, los que verdaderamente tienen complicaciones son los mayores y por eso las tasas de hospitalizaciones y letalidad son más altas en mayores. “En ese sentido, también se comporta de forma comparable al covid, para la que las tasas de hospitalización y letalidad aumentan con la edad”, apunta Amparo Larrauri. Su colega, la coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Ángela Domínguez, añade que también los menores de dos años ingresan por gripe u otros virus respiratorios como el VRS causante de la bronquiolitis. Así se aprecia fácilmente en la siguiente gráfica, en la que se recogen las tasas acumuladas de hospitalizaciones por gripe en España de las últimas siete temporadas.

En la última temporada estudiada, la de 2019-2020, la mediana de edad de las personas que tuvieron que ingresar por gripe fue de 63 años, concentrándose la mayor proporción de casos en los mayores de 64 años (47%), seguido del grupo de 45-64 años (el 28%), y representando el 10% en el grupo de 0-4 años.

Diferencias
Vistas las características del comportamiento de la gripe en España hasta la llegada de la covid y de la quinta ola de contagios por SARS-CoV-2, tanto Larrauri como Domínguez coinciden en subrayar que ambas enfermedades no se pueden comparar porque, si bien sí son virus respiratorios, su impacto en la población es “totalmente diferente”. Mientras que en la gripe “los distintos grupos de edad han ido adquiriendo inmunidad natural a lo largo de todas las temporadas estacionales”, la covid está producida por un virus pandémico “emergente” al que “toda la población es totalmente susceptible, y además es bastante transmisible, por eso ha tenido esa capacidad de transmisión”, explica la titular del CNE.

“Hay aspectos que son iguales y aspectos en los que se diferencian”, abunda Larrauri, al tiempo que puntualiza que comparar incidencias de covid y gripe no es válido puesto que son virus diferentes y la definición de caso clínico para cada enfermedad es diferente.

Respecto a la covid, la científica del CNE asevera que “la situación epidemiológica evoluciona en este momento alrededor de muchos equilibrios, ya que estamos introduciendo una vacuna a nivel poblacional general que no la introducimos en la gripe -la vacuna de la gripe se recomienda a personas de riesgo y mayores de 64 años-“. Larrauri advierte de que “todavía estamos en un periodo de control en el que hay que mantener las precauciones para evitar la infección y observar de forma continua el impacto de la vacuna en la población y en la evolución epidemiológica de la covid19”.

¿El Covid, futura enfermedad endémica?
La epidemióloga de la SEE, Ángela Domínguez, prefiere no hacer previsiones. “Estamos ante un fenómeno nuevo, hay que seguirlo y no se pueden hacer predicciones de qué va a pasar en septiembre, ni en diciembre y menos aún el año que viene”, afirma. Domínguez recalca que le gustaría que la covid se convirtiera “en una enfermedad limitada con casos esporádicos, pero la verdad es que con los datos disponibles, no puedo decir lo que presumiblemente va a pasar”.

Por su parte, Amparo Larrauri, científica del CNE, apunta que “en general se piensa que un posible –porque nunca podemos hablar con toda seguridad- escenario es que el SARS-CoV-2 se convierta en otro virus respiratorio estacional que podamos de alguna manera doblegarlo con la repetida exposición a la población, que va adquiriendo inmunidad, y por supuesto con la vacunación. De forma que, cuando ya tengamos un equilibrio, igual que la gripe, el SARS-CoV-2 también se presente de forma estacional y que en función de ello podamos establecer una estrategia de vacunación para que las posibles epidemias estacionales anuales de SARS-CoV-2 tengan un menor impacto en la población. Es posible que hubiera que administrar cada año una dosis de vacuna a ciertos grupos de población”, describe Larrauri, que insiste en que este es un “posible” escenario que se contempla con la información actual pero que puede cambiar.

Respecto a la posibilidad de erradicar el virus, Larrauri afirma que esta es una acepción “errónea” en epidemiología, puesto que en el mundo hasta el momento solo se ha conseguido erradicar la viruela.

Asimismo, Ángela Domínguez expone que “si con la vacunación y con las medidas no farmacológicas de prevención (distancia, mascarillas, lavado de manos, ventilación, etc.) llegamos a que la famosa R0 baje a niveles inferiores a uno (que por cada caso positivo se genere menos de un nuevo contagio), tendremos una situación endémica, pero eso también dependerá de las variantes en circulación”. E insiste en la idea de que, en un mundo globalizado como el actual, hasta que no esté todo el mundo protegido, nadie estará a salvo.