Durante cuatro años disfrutaron de una vida acogedora y en gran parte anónima, mezclándose con sus 7500 compañeros de estudios mientras su romance florecía silenciosamente. Pero el duque y la duquesa de Cambridge fueron el centro de atención cuando hicieron un viaje de regreso a la Universidad de St Andrews.
Por Dailymail
Traducción libre de lapatilla.com
La pareja estuvo presente para conocer a los estudiantes y al personal, para saber más sobre cómo sus vidas se han visto afectadas por la pandemia.
Pero también fue un viaje personal al pasado. Después de todo, en los pasillos de esta universidad Kate Middleton conoció a William Wales.
Diez años después de conocerse, la pareja ahora son padres de tres niños que hacen malabarismos con todas las demandas que se le imponen al futuro rey y su reina consorte.
William y Kate se inscribieron inicialmente para estudiar Historia del Arte (después de eso pasó a la geografía) y vivían en la misma residencia, conocida como Sallies. Kate recordó en su entrevista de compromiso: “Me puse roja brillante y me escondí, sintiéndome muy tímida por conocerlo”.
Sin embargo, con el tiempo comenzó a verlo todos los días en el campus, y en la piscina de la universidad, donde a menudo nadaban juntos temprano por la mañana donde ambos se relajaban.
En ese momento Kate tenía un novio, Rupert Finch, un estudiante de cuarto año de leyes de lectura, moreno y guapo, quien ahora es un abogado, casado y con tres hijos.
William también tenía novia, la estudiante de segundo año de inglés Carley Massy-Birch, la hija sorprendentemente atractiva de un granjero de Devon que, según su madre Mimi, fue “definitivamente un elemento” con el príncipe durante un par de meses.
Mientras tanto, al encontrarse en el campus como amigos, William y Kate estaban completamente relajados en la compañía del otro. La morena alta y delgada a la que le gustaba trotar temprano en la mañana pronto se convirtió en uno del grupo que se unió a William para desayunar antes de las conferencias.
La amistad en ciernes, hay que decirlo, no pasó desapercibida. Los compañeros de estudios le bromeaban: “Apuesto a que pronto llevarás una tiara”. Ciertamente, algunas de las otras niñas de su año, algunas de ellas de familias bien conectadas, sospechaban positivamente de la fácil cercanía de la niña de clase media con el nieto de la reina.
Fue a principios de 2002 cuando Kate llamó la atención del príncipe William luego de desfilar con un vestido transparente en ropa interior en la pasarela de un desfile de modas de caridad de la universidad, lo que provocó el comentario muy citado de William: ‘¡Wow, Kate es sexy!’
Como era de esperar, tal vez, esa fue la noche en que su relación maduró de amistad a romance. Más tarde esa noche, después del espectáculo, estaban bebiendo juntos y los vieron besándose.
Ella era diferente al tipo de chicas con las que había salido en el pasado, la descendencia socialmente ambiciosa del círculo de jugadores de polo de su padre, y encontraba sus maneras naturales y no afectadas reconfortantes. Cuando se perdía un seminario, ella lo cubría dejándolo copiar sus notas.
Mientras tanto, William había estado hablando con su padre y con su antiguo maestro de la casa en Eton, el Dr. Andrew Gailey, sobre la deserción al final del primer año en 2002 y después de hablar a Kate al respecto que decidió quedarse.
Ella también había estado insegura sobre si quedarse en St Andrews pero en general pensó que era mejor quedarse. Ella sintió que después de haber invertido tanto tiempo allí, sería una locura tirarlo.
Cuando William le dijo que pensaba que su mayor error fue su carrera, fue Kate quien sugirió cambiar a geografía. Lo que hizo.
Ni siquiera cuando Kate y William, compartieron un apartamento en su segundo año, nadie pensó que fueran buena pareja.
Los cuatro compañeros de cuarto eran William, su amigo de Eton Fergus Boyd, padrino de Prince George, la hija de un oficial del ejército, Olivia Bleasdale, y Kate. William le había pedido a Kate que se uniera al grupo.
Durante los siguientes tres años universitarios, su relación se profundizó. Uno de su círculo, Michael Choong, que jugaba al rugby con William y actualmente es un promotor inmobiliario en Escocia, recuerda: “Nunca mostraron ningún afecto en público. Kate fue buena para él. Ella era muy leal y no chismorreaba. William era naturalmente sociable, siempre tomaba una ronda de cervezas en el pub, pero Kate lo era menos y odiaba que le tomaran una foto “.
