Aunque tal vez por el desespero que se vive en Venezuela, esa propuesta que puede tener cierto respaldo, pero es totalmente equivocada al no tomar en consideración la realidad política internacional, en particular lo que sucede en Estados Unidos, quien de forma reiterada se ha negado a ejercer un acción militar en Venezuela, a pesar de la insistencia de algunos. Es más, Estados Unidos se está retirando de Afganistán después de años de presencia militar en ese país. La política del Gobierno de Biden se orienta a buscar una solución política a la crisis venezolana, al igual que Europa.
La segunda tesis parte de un hecho y es que cualquier solución para que sea estable y sostenible debe partir de una realidad: el control territorial lo ejerce Maduro, tan simple como es el que paga la nómina pública y recauda los impuestos. Además cuenta con dos aliados nada despreciables, China y Rusia, más Cuba, Irán, Turquía, entre otros. Por tanto la solución a la crisis es fundamentalmente política, lo que implica que debe haber una negociación que permita que el pueblo se exprese mediante elecciones libres y verificables con observación internacional, la devolución de los partidos políticos a sus autoridades legítimas, cese de las inhabilitaciones y libertad de los presos políticos. Esto se podría alcanzar mediante un proceso gradual e incremental, para lo cual los aliados internaciones del pueblo venezolano tales como Estados Unidos, la Unión Europea y países de América Latina, con la mediación de Noruega jugarán un papel esencial. Al fin y al cabo es en los venezolanos a quienes nos corresponde elegir nuestro destino porque nosotros no tenemos vocación ni mentalidad de colonia. Recordemos que Chávez y Maduro han permitido la presencia indebida de los gobiernos de Cuba y Rusia en los asuntos internos de Venezuela. En consecuencia, hay que luchar para que el pueblo se exprese libremente y podamos elegir a un gobierno que resuelva los problemas que hoy sufren los venezolanos.