Armando Info: Venezuela perdió el juicio en La Haya (y no fue en la Corte Internacional)

A finales del año pasado el Estado venezolano se deshizo de la que fuera sede de la embajada del país ante el Reino de los Países Bajos, una casa señorial y centenaria que había terminado como archivo de documentos, a la que durante años no se le hizo mantenimiento y terminó vendiéndose a un precio poco competitivo que supo aprovechar una empresa de bienes raíces con todas las características de una ‘shell company’. Esta, en menos de un mes, revendió la propiedad por más de la mitad del precio original.

Por VALENTINA LARES MARTIZ / armando.info





Los últimos inquilinos venezolanos que durmieron en esa casa fueron cientos de documentos consulares. Partidas de nacimiento, poderes, solicitudes y actas se fueron amontonando en los pasillos de la señorial propiedad que fungió hasta hace poco más de dos años como sede de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela ante el Reino de los Países Bajos, en La Haya, y cuya venta parece haber beneficiado a terceros más que al tesoro nacional.

Aunque la distancia entre Caracas y La Haya favorece que un manto de opacidad e indiferencia cubra las decisiones de los representantes diplomáticos de la República en esas tierras europeas, ello no significa que las actividades sean escasas o de poca envergadura. En La Haya no solo se encuentran las representaciones diplomáticas ante Holanda (con su consecuente influencia en las islas ABC: Aruba, Bonaire y Curazao, limítrofes con Venezuela), también están las sedes de la Corte Penal Internacional (CPI) y de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).

La casona de la calle Nassaulaan del centronorte de La Haya parecía, pues, estar a la altura de esos compromisos diplomáticos. De líneas simples, fachada de ladrillos y largos ventanales blancos, parte de un complejo de casas iguales y contiguas construidas a finales del siglo XIX, la sede fue propiedad de Venezuela desde los años 70. Pero hasta el 30 de septiembre del año pasado.

Ese día, Wilhem Nehomar Díaz Lara, apuntado como Encargado de Negocios desde finales de 2018 y jefe de la misión diplomática ante Países Bajos tras la renuncia de Haifa El Aissami (hermana del ex vicepresidente Tarek El Aissami) como Embajadora, selló la venta del inmueble identificado según los documentos de registro como Nassaulaan 2, 2514 JS ‘s- Gravenhage sección P, número 7010, de 268 metros cuadrados de terreno, una “mansión de estilo neorrenacentista de 1897, parte del complejo de mansiones de diseño simétrico Nassaulaan 1, 2, 2a, 2b” a la empresa de bienes raíces Angeline B.V por un precio neto de 800.000 euros (966.000 dólares).

Los documentos del traspaso de la propiedad -accesibles al público a través del registro holandés por el pago de una tarifa- destacan que, por su antigüedad y diseño, el inmueble estaba bajo un régimen de protección municipal. También ratifican la existencia de un poder otorgado por el gobierno de Nicolás Maduro a Díaz Lara y que la propiedad era de la República de Venezuela desde noviembre de 1972 según consta en el acta 4096 número 87 del Servicio de Propiedad y Registros Públicos de La Haya.

Unos años antes de concretarse la venta, en 2016, la entonces embajadora Haifa El Aissami -que hoy todavía vive en La Haya y es representante del gobierno de Maduro ante la CPI y la OPAQ- había ordenado la mudanza de la sede de aquella antigua propiedad a un edificio más moderno y estratégico, cerca del edificio donde funciona la CPI. Desde entonces había quedado como un archivo de la embajada, todavía arropada por el beneficio de la inmunidad diplomática.

Aunque para la fecha de la venta el gobierno de los Países Bajos reconocía formalmente a Juan Guaidó como el presidente interino de Venezuela, la operación pudo haberse llevado a cabo sin contratiempos formales gracias a un lance de pragmatismo del gobierno holandés que, al momento de reconocer el interinato de Guaidó en febrero de 2019 y alinearse con la Unión Europea, también decidió no atarse de manos y mantener vínculos con Maduro. “(El reconocimiento a Guaidó) no obliga a romper relaciones diplomáticas, con lo cual el Reino continuará manteniendo tratos a nivel diplomático y consular con los representantes de Maduro porque son los que tienen la autoridad efectiva en sus manos”, decía en un comunicado el ministro de Exteriores, Stef Blok.

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