Escasez de diésel despierta al fantasma de la paralización económica total en Venezuela

Un agricultor pasa por un cementerio de maquinaria inactiva en Venezuela. Fotógrafo: Fabiola Ferrero / Bloomberg

 

Pablo González, productor de carne de res, caña de azúcar, uva y maíz en el estado Lara, no recibe ni una gota de diésel desde noviembre. La preparación de sus tierras, los tractores, el sistema de riego, las cosechadoras y la planta eléctrica que tiene la finca para el personal y para los equipos de riego están parados. Para reiniciar operaciones en su unidad de producción, González necesita por lo menos 40.000 litros mensuales de diésel, que son unos 1.333 litros diarios, en promedio.

Por Carlos Seijas Meneses | Tal Cual





“La zafra de azúcar tuvo que haber empezado el 18 de enero y no ha podido porque no tenemos diésel y el mismo Central La Pastora tampoco ha podido arrancar la zafra por falta de combustible”, señala. La producción de caña de azúcar de la finca es normalmente arrimada al Central La Pastora, que necesita, según González, 100.000 litros diarios aproximadamente.

Sin importaciones y con una escasa producción nacional, el país empieza a manifestar los síntomas de una inminente escasez de diésel. Las importantes fallas en el suministro del combustible, que han reportado productores, transportistas y organizaciones no gubernamentales, despiertan al fantasma de una paralización total de la economía, que registra desde 2013 una recesión que supera los colapsos de países que sufrieron guerras y catástrofes naturales.

La escasa oferta de diésel llega menos de un año después de que se agravara la escasez de gasolina, que afectó el traslado de algunas mercancías, pero principalmente a los conductores particulares.

Los efectos de una escasez de diésel son mucho más perniciosos que los de la gasolina. Afecta todas las operaciones de los sectores agrícola, ganadero, manufacturero, distribución, además de las plantas eléctricas instaladas por empresas, comercios, clínicas y hospitales por el colapso del sistema eléctrico nacional y las centrales termoeléctricas.

“La gasolina es el combustible de los ricos, el diésel es el del pueblo”, asegura el economista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis. “Ese es realmente un combustible muchísimo más masivo y que por los momentos no tiene un mercado negro”.

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