La silenciosa espera de los resultados electorales en EEUU

La silenciosa espera de los resultados electorales en EEUU

Periodistas de todo el mundo se reúnen en el camino de entrada frente al ala oeste de la Casa Blanca mientras esperan que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reaccione a los primeros resultados de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020 en Washington, Estados Unidos, el 3 de noviembre de 2020. REUTERS / Carlos Barria

 

La música es casi ensordecedora a su alrededor, pero para un puñado de personas pasa desapercibida mientras en una pantalla se encienden colores y números que toman el pulso nada más y nada menos que de las proyecciones electorales en Estados Unidos.

Ha empezado el conteo y el parque Mcpherson Square, ubicado a apenas metros de la Casa Blanca, se asemeja al ojo de un huracán, donde la calma anticipa un desenlace.

En sillas, sentados sobre el césped o de pie se van reuniendo jóvenes y adultos, atentos a lo que arrojará esta jornada en la que el presidente estadounidense y candidato republicano, Donald Trump, busca su reelección ante el aspirante demócrata Joe Biden.

APLAUSOS Y CARAS LARGAS

Conforme se va conociendo el recuento y las proyecciones de resultados, se iluminan los estados en la pantalla: el rojo de Trump o azul de Biden; de la misma manera la romería reacciona: tímidos aplausos o suspiros y caras largas desvelan la tensión.

Los primeros resultados en las elecciones estadounidenses no se han alejado por ahora del programa previsto, con victorias de Trump y de Biden en los estados en los que figuraban como favoritos, pero la preocupación por el desenlace final se nota en el ambiente.

La gran afluencia de votantes que ha caracterizado la jornada, que ha transcurrido sin incidentes graves, permiten anticipar que el escrutinio puede tomar más tiempo, quizás el que los reunidos en este parque esperan que pase muy rápido.

POR UN CAMBIO

Pero ello no desalienta a los espectadores a seguir de cerca la transmisión. Entre los presentes, con una pequeña caja negra en su mano, Génesis y su mamá, Ana Lemus, ambas de El Salvador, ofrecen calentadores de mano gratis.

No pudieron votar porque no tienen derecho a ello, pero sí esperan apoyar, según dicen, a las organizaciones presentes, entre ellas a la que pertenecen, Vendedoras Unidas, una asociación que defiende a los comerciantes informales que ofrecen sus producto en las calles de Washington.

“Todo es una lucha, pero esperamos encontrar los resultados positivos para nosotras. Queremos cambio de presidente”, afirma sin dudarlo Lemus, quien desde hace 11 años reside en este país.

DE LAS PROTESTAS A LAS ELECCIONES

El centro de Washington, cuyo tráfico ha sido cortado para facilitar el desplazamiento de las personas, es un hervidero y en especial las zonas próximas a la Casa Blanca, donde los reclamos en contra del racismo no han perdido vigencia a pesar del ambiente electoral.

Como precaución ante la posibilidad de que la tensión electoral desemboque en protestas, comercios y oficinas cubrieron sus fachadas con tablones de madera, al igual que sucedió hace un par de meses durante las movilizaciones contra el racismo y la violencia policial desatadas por la muerte, en julio pasado, del afroamericano George Floyd.

“Estamos aquí para asegurarnos de que cada vote cuente”, dijo a Efe Luc, cuya organización repartía gratis camisetas con esa consigna en la recién bautizada calle Black Lives Matter.

En la esquina, megáfono en mano, una chica defendía la razón de su presencia: “Estamos aquí por las generaciones futuras”, reclamó .

“Estamos aquí -continuó- por justicia. Estamos aquí para sacar a Trump. Estamos aquí por los derechos reproductivos, por los derechos de las mujeres”.

En la concentración también se nota, debido al uso generalizado de mascarillas, que las elecciones se han desarrollado en un escenario atípico por cuenta de la pandemia de la covid-19, enfermedad de la que Estados Unidos es el país más afectado en el mundo, con 9,3 millones de contagios y 232.553 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins. EFE

Exit mobile version