Los Tampa Bay Rays empatan la Serie Mundial en un final de película contra Los Dodgers

Los Tampa Bay Rays empatan la Serie Mundial en un final de película contra Los Dodgers

 

Hay veces que la realidad supera a la ficción, que lo que pasa es tan descabellado que nadie lo hubiera imaginado.

Por: us.marca.com

El Juego 4 de la Serie Mundial siguió la tendencia de 2020, de que se redefine lo imposible y lo inimaginable, para que los Rays de Tampa Bay igualen el Clásico de Otoño al dejar sobre el terreno a los Dodgers, con pizarra de 8-7.

Tampa Bay estuvo dos veces a un solo strike de caer 1-3 en la Serie Mundial, que es básicamente el una sentencia de muerte. La primera fue de su mejor bat, que extendió el turno y la vida con pasaporte, dejando al que quizás era el último jugador que hubieran querido en esa situación, Brett Phillips, quien tenía solo dos turnos en toda la postemporada. Digno de Hollywood, pero esto no acabó con un cuadrangular, sino en un accidente de jugada: hit del desconocido que apenas si libra al cuadro, mal fildeo en los jardines, tiro al plato, un corredor que se cae y estaba sentenciado, pero la pelota se le escurre al cátcer y Tampa gana un partido más para la lista de pesadillas de postemporada de Kenley Jansen.

Pero antes, un partido de locos. Los Dodgers tomaron la ventaja de la misma forma que lo hicieron en el Juego 3: cuadrangular solitario de Justin Turner con dos outs en la primera, manteniendo el idilio del equipo de generar rallies con dos fuera.

 

Llegó otra, también con dos outs, cuando Corey Seager se voló la barda en la tercera. Parecía esto una calca del Juego 1, más con un Julio Urías en plan dominante… pero apareció Dave Roberts.

El mánager de los Dodgers volvió a hacer uso estricto de su librito. No iba a dejar a Urías pasar por tercera vez por el lineup y lo sacó cuando solo había cometido par de errores en home runs solitarios de Arozarena y Renfroe. Aún con eso, lo tenía ganado 3-2, no tenía hombres en base y Roberts le quitó la pelota a un out de poder aspirar a la victoria, generando un nivel de odio de la afición mexicana nivel Maxi Rodríguez.

Y el tiro le salió por la culata, ya que Pedro Báez falló al permitir un cuadrangular de tres carreras en la baja del sexto episodio para el 5-4, la primera voltereta en lo que va de la Serie Mundial.

 

Poco duró el gusto, porque Joc Pederon produjo dos, para varias con dos outs, en la alta de la séptima para que Dodgers se fuera arriba 6-5.

Lo empatará de inmediato Tampa, con cuadrangular de Kevin Kiermaier, pero Los Angeles parecía tomar la ventaja definitiva en la octava con un batazo podrido de Seager que cayó en terreno bueno y trajo al plato a Taylor para el 7-6, de nuevo con dos outs, que puso punto final a ocho medias entradas en fila con carreras anotadas y fue la sexta carrera de Dodgers producida con dos outs, ambos eventos inéditos en la historia de la Serie Mundial.

 

Y parecía todo listo: Dodgers con su primera oportunidad de coronarse con Kershaw en la loma el domingo… pero Tampa se negó a morir. Kenley Jansen permitió sencillo a Kiermaier con un out en la primera. Wendle le hizo contacto sólido, pero Pederson corrió bien y lo puso fuera cuando parecía que podía ser el batazo del empate. Arozarena subió al plato, con el recuerdo de que anoche le deapareció la pelota al cerrador de Dodgers. El cubano estuvo en cuenta de 1-2, pero se defendió, casi se poncha arrepentido y finalmente negoció pasaporte.

Turno para Phillips, que la entrada previa entró para correr por Choi cuando el coreano alcanzó segunda con dos outs. Definitivamente no era el bat que generaba más esperanzas ya que ni siquiera estuvo en el roster en la Serie de Campeonato ante Houston. Solo entró de cambio defensivo en la novena del Juego 2, así que no había tomado el madero. También se puso en cuenta de 1-2, pero hizo contacto a un cutter del de Curazao, apenas si libró la formación especial, Taylor no levanta limpio el batazo, tarda un tiempo que le permite a Arozarena animarse a ir al plato para buscar el triunfo, pero se cae a mitad del camino. El receptor Smith no se da cuenta de eso y trata de tomar la pelota y girar rápido para poner fuera al cubano, pero la pelota se le escurre y Arozarena, tras un pasito tun-tún, anota para empatar el Clásico de Otoño. Inolvidable.

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