El “iceberg” desconocido en el cuerpo femenino

El “iceberg” desconocido en el cuerpo femenino

El clítoris es un órgano que merece ser reivindicado. Después de haber sido ignorado por siglos, menospreciado y hasta mutilado en algunas culturas, esta parte casi ignota del cuerpo de la mujer reclama la importancia que tiene como el único órgano humano cuya función exclusiva es el placer.

Por elheraldo.co





La uróloga australiana Helen O’Connell es quien más lo ha estudiado. En una investigación publicada en el Journal of Urology en 1998 determinó la forma y tamaño real del clítoris.

A unos años del nuevo milenio la ciencia determinó características de este rincón casi abandonado del cuerpo femenino. En ese momento, para la literatura científica, pasó de ser solo el glande —el extremo visible— a una compleja estructura anatómica que puede llegar a medir hasta nueve centímetros en reposo, más, en ciertos casos, que un pene no erecto.

En una entrevista realizada por El País de España, O’Connell, quien además es jefa de cirugía y Urología de un hospital público en Melbourne, habló de su investigación de más de 10 años sobre el clítoris, destacando que mucha de la información existente en artículos ginecológicos —incluso en manuales médicos como Anatomía de Gray— era inexacta y en algunos casos equivocada. Su aporte más trascendente fue determinar, en términos anatómicos, la forma y composición de cada uno de los componentes de este órgano desconocido tanto en hombres como en las mismas mujeres.

“Existe una ridícula situación histórica, sociocultural en la que hemos negado completamente su significado como órgano, lo hemos extirpado deliberadamente (…). La sexualidad femenina ha estado encerrada en la vergüenza y la ignorancia desde el principio de los tiempos. Por tanto, no es sorprendente que la gente no conozca la anatomía del clítoris. Es nuestra herencia cultural”, dijo en la entrevista publicada en marzo de 2020 por El País Semanal.

Su función: el placer

El orgasmo femenino se produce en su mayoría por la estimulación del clítoris. Al estar esta área alejada del contacto del pene en la penetración, investigaciones como recoge el ensayo de Stephen Jay Gould ‘Pezones masculinos y ondas clitorídeas’, sugirieron que la necesidad evolutiva es que los espermatozoides lleguen a los óvulos para que se dé la fecundación. En este acto, el orgasmo del hombre “es necesario” porque viene acompañado de la expulsión del semen —en el que viajan los espermas—. Por lo tanto, el estudio describe el orgasmo femenino como una especie de accidente, un hecho evolutivo secundario “superfluo” al no ser indispensable para la reproducción.

Para Gould —y otros investigadores—el clítoris es el equivalente al pene, uno más pequeño y menos desarrollado. Sin embargo, Elisabeth Lloyd, una filósofa de la ciencia dijo en su libro ‘El caso del orgasmo femenino: Prejuicios en la ciencia de la evolución’ que el orgasmo en la mujer no tiene ninguna misión diferente al placer [una razón poderosa que lleva a repensar lo que se sabe hasta ahora del cuerpo femenino].

Dayana de la Rosa, filosofa, feminista y docente de la Universidad del Atlántico, sostiene que el cuerpo femenino tiene una concepción aristotélica, pues Aristóteles planteaba que “el clítoris era un pene no desarrollado” por lo tanto “las mujeres eran hombres fallidos”.

“Aristóteles decía que cuando la naturaleza no puede hacer un hombre perfecto hace una mujer imperfecta, por eso decía que las mujeres tienen un ‘micropene’. Esa idea permaneció vigente durante muchos siglos, incluso cuando en el siglo XIX empieza el desarrollo de la biología como ciencia y se hacen avances en la medicina. A principios del siglo XX con el desarrollo del psicoanálisis continúa vigente esa perspectiva aristotélica”, manifiesta.

De la Rosa, explica que fue hasta mediados de los años sesenta con la liberación sexual que las mujeres se dieron cuenta de que podían tener una sexualidad libre y abierta. Además descubrieron que “el clítoris era únicamente para el placer”.

“Esto se da gracias a las luchas feministas que no solamente conquistaron derechos civiles a nivel social y político, sino que también lograron el derecho de conocer nuestro cuerpo y de pasar de ser objetos de deseo a ser sujetas de deseo, y por supuesto, sujetas de placer porque este no estaba concebido para las mujeres”.

En ese momento, continúa De la Rosa, cuando las mujeres entran a las universidades y conforman equipos de investigaciones, descubren “muy tarde” que existe un clítoris y es “el único órgano del cuerpo humano tanto masculino como femenino que está diseñado de manera exclusiva para el placer”.

“Iceberg”

La ginecóloga Catalina Smith explica, de acuerdo a las evidencias, que el clítoris se compone de 18 tipos de tejidos diferentes, entre ellos nervios, músculos y tejido eréctil.

“La parte que se asoma del clítoris tiene 8.000 terminaciones nerviosas, el doble de las que tiene el pene. Su estimulación depende en gran medida de que sea posible que la mujer alcance el orgasmo”, explica.

“El clítoris es un iceberg”, dice Ana Milena Benavides, feminista y estudiante de Literatura que confiesa haber conocido su “verdadera forma” hace unos meses a través de una imagen en 3D que vio en un libro.

“Me sorprendí por lo poco que sabemos de nosotras mismas. Solo conocemos la parte visible, pero nunca nos enseñan sobre nuestro cuerpo en la escuela, ni en los libros y la educación sexual que recibimos es nula porque nuestra sexualidad es censurada y repudiada”.

Adriana Salcedo, una abogada de 32 años, manifiesta que vivimos en un sistema patriarcal que busca preparar para la sociedad a mujeres sumisas y al “arrebatar con la moral sus libertades sexuales truncan su seguridad y autonomía”.

“Hemos ido ganando terreno en nuestra propia sexualidad porque hoy hablamos de ella con menos vergüenza. Ahora tenemos juguetes sexuales [como los Satisfyer] creados para la estimulación del clítoris. Una mujer que no conoce su propio cuerpo y tiene miedo de su sexualidad, teme tomar decisiones, teme participar en política, teme trabajar, teme hablar de lo que no le gusta en el sexo, teme salir a un mundo que también está para ella”, agrega.

Mujer y cultura

Para Darling Ayala, magister en Estudios de Género en la sociedad existen ‘concepciones Marianísticas’ que califican a todas las mujeres como María “que no tuvo sexo y para quien lo más importante era ser madre”. En ese sentido, señala que al estar el cuerpo destinado a la reproducción “el placer no existe para las mujeres sino para otros”.

“El placer puede darse en las mujeres después de pensarse. Creo que una mujer que no se piensa no puede entender por qué no tiene un orgasmo, no puede dialogar con un par sobre cómo se siente. Entre las mujeres más estudian más se ponen en lugares diferentes de la sociedad, pero si no hay un cambio mental continúan las mismas prácticas. Entre ellas la de anularse”, dice.

“El placer está ligado con la autonomía y no se puede lograr sin dinero, sin tener posibilidades de reafirmarse en algo que nos empodere hacia el conocimiento y el reconocimiento pleno del cuerpo. La libertad emocional e intelectual nos hace entender que somos merecedoras del placer y tenemos derecho a él”.

Dayana de la Rosa manifiesta que lo más aterrador no es que nos hayamos demorado tantos siglos en descubrir el clítoris, sino que todavía, en pleno siglo XXI, las mujeres en Colombia no conozcan su placer sexual.

“Con el clítoris hay un tabú y se debe a la moral que prevalece en Colombia, una moral cristiana en la que la mujer representa el pecado porque el Cristianismo no concibe el sexo recreativo solo para la procreación”.

La investigadora explica que esos imaginarios están cargados de valoraciones morales y prejuiciosas que impiden que las mujeres hablen abiertamente de la satisfacción que causa la estimulación del clítoris.

“Aunque nos hayamos liberado un poco existen restricciones. Ciertas mujeres, de ciertas generaciones pueden hablar del tema en ciertos espacios, sobre todo académicos, pero no es un asunto que pueda ser considerado público, ni tampoco un tema que se pueda tratar abiertamente y en libertad”.

Sobre orgasmos femeninos

Un orgasmo puede ocasionar entre 3 y 16 contracciones y durar entre 10 y 30 segundos.

Los orgasmos de las mujeres, por lo general, duran más que los orgasmos masculinos.

El clítoris no deja de funcionar igual con la edad. Solo cambia su tamaño.

Entre 50 y el 75% de las mujeres necesitan recibir un estímulo en el clítoris para alcanzar el orgasmo.