Karla Suárez: El egoísmo que no debe ser condenado

El egoísmo ha sido condenado como un acto inmoral y malvado en el tiempo por filosofías que predican que el egoísmo no debe ser  practicado bajo ningún concepto y que la existencia del ser humano debe estar subordinada a los intereses colectivos para la satisfacción de todos. Para empezar a dejar atrás esta falacia tan aplicada desde tiempos remotos que ha llevado a construir sociedades dependientes, siendo esclavas “moralmente” y  adoctrinadas en un engaño, debemos aclarar y comprender el verdadero significado del egoísmo.  

     Al investigar la palabra egoísmo las primeras definiciones que podemos encontrar se basan específicamente en lo mismo, explican que el egoísmo es “el excesivo amor propio, los actos para beneficios propios y la falta de interés por los demás”,  estas palabras, empleadas para definir al egoísmo se quedan cortas y no abarcan su verdadero significado. La verdad es que existen distintos tipos de egoísmo,  el egoísmo racional o egoísmo inteligente y el egoísmo irracional o intolerable.  

     El egoísmo irracional es actuar por intereses propios trasgrediendo los derechos de otra persona,  un ser egoísta irracional es aquel que pone por encima de cualquiera sus metas u objetivos afectando el proyecto de vida de los demás. El egoísmo irracional claramente es intolerable para una sociedad libre, muchas veces se suelen disfrazar estos intereses individuales por “colectivos” para conseguir algún beneficio. Por esto es preciso conocer el justo significado del egoísmo, el egoísmo racional. 





         El egoísmo racional expuesto por la magnífica escritora y filosofa Ayn Rand,  es aquel que emplea cada persona para su realización personal sin afectar las vida de otros, un ser egoísta racional trabaja y lucha por sus propios intereses sin esperar un sacrificio de terceras personas por sus propias metas. No se ven moralmente condenadas a sacrificarse por los demás si este acto no es beneficioso en ningún aspecto para su propia vida, es decir, el sacrificio o ayuda por los demás es estrictamente voluntario.     

        Ayn Rand afirmaba que el único sistema político y económico que proporcionaba al individuo las posibilidades de llevar una vida racional, es el Capitalismo.  El capitalismo exponía Rand “es el único sistema que ha defendido el derecho de los hombres a su propia mente, a su trabajo, a su vida, a sí mismos”. Rand deja claro que si el único sistema que permite la existencia racional de un hombre es el capitalismo, todo sistema opuesto lo priva de su capacidad de existir de una manera racional y libre. 

         Todos somos seres egoístas con intereses personales y proyectos de vida. El respeto al proyecto de vida de cada persona es fundamental para convivir libremente en sociedad. 

     El egoísmo racional debe entenderse entonces, como un valor indispensable para el crecimiento de una sociedad, donde cada individuo es consiente del potencial que tiene como ser racional para luchar por sus intereses y construir su propia felicidad, un individuo con autoestima e independiente que posee la manera de crear recursos para su beneficio y así tener la posibilidad de ayudar de manera voluntaria a terceras personas. 

      Es fundamental trabajar en la enseñanza del verdadero significado de este valor que ha sido brutalmente azotado mayormente en países con regímenes socialistas, y por consecuencia han arrastrado a las sociedades a condiciones miserables, formando individuos incompetentes, mediocres, irresponsables, dependientes de subsidios por el Estado, obviando sus capacidades para trabajar por sí mismos y ocasionando el empeño de la libertad por un errado compromiso colectivo.