Observamos cómo las violaciones sistemáticas de los derechos humanos que ejecuta impunemente la usurpación cada día se aproximan a los entornos de ciudadanos industriosos que llevan una vida ejemplar, solamente comprometidos con los valores de la libertad, la familia y el bien común.
Relato rápidamente como conocí este caso: mis padres mayores que cumplieron una vida activa edificante de servicio al país y a la familia, acostumbraban a asistir diariamente a misa, y los lunes lo hacían en la parroquia cercana La Navidad del Señor, porque la suya cerraba ese día por ser día de descanso de los sacerdotes. Yo solía acompañarlos y me fui percatando de una parroquia activa en torno al joven sacerdote Antonio Abeijón, muy centrado, piadoso y preparado, y daba gusto ver a una feligresía muy entusiasta y colaboradora. Allí notamos la presencia de la joven catequista Maury Carrero, integrada a las diferentes actividades de su parroquia: lectoría, procesiones y coro.
Cuando me enteré de su detención arbitraria por la vergonzosa Dgcim, me confirmó una vez más la naturaleza del narcorrégimen al servicio del mal.
Los padres mayores y enfermos de Maury, sufren demasiado por la inexplicable acción ignominiosa de la tiranía contra su hija. A sus abogados no se les ha permitido hablar con ella y el tribunal, que permanece cerrado, les impide acceder al expediente y realizar las diligencias pertinentes.
La prisión de Maury es absolutamente injusta y la usurpación la castiga por haber trabajado con un concejal que posteriormente trabajó en el despacho de Guaidó.
Los ciudadanos que luchamos por la libertad y el restablecimiento del orden constitucional solicitamos su inmediata libertad. Su caso clama al cielo.
Maury ha comprometido su vida en trabajar para ayudar a los necesitados, porque ha hecho carne de su carne que hay más felicidad en dar que recibir. Su lucha es contra el mal y la mentira y los lobos rapaces que no tienen piedad con los ciudadanos y predican doctrinas falsas y perversas. Maury es una mártir que ha experimentado en su vida que la fuerza vital y espiritual contenida en el ejercicio de los principios y valores católicos conducen hacia una sociedad mejor y al resplandor de la vedad.
Bolívar amó la libertad más que a su propia gloria y para conseguirla no ahorró ningún sacrificio.
¡Liberen a Maury. No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!