Soliviantado el país: oportunidad calva, por William Anseume

Soliviantado el país: oportunidad calva, por William Anseume

Cuando analizamos cada evento por separado de los que han venido ocurriendo más recientemente en el país; al apreciar las minúsculas dimensiones de cada uno, solemos olvidar la totalidad, el aterrador producto de la sumatoria y el amalgamiento de todos ellos en uno: Venezuela está rebelada, en una situación explosiva nacional.

Veamos: una cosa son los levantamientos de las cárceles y los pranes enfrentados; naturalmente otras son las protestas legítimas por los servicios, de variada índole en regiones y poblados diferentes: agua, electricidad, gas, gasolina, alimentación. Muy distintas son las acciones vandálicas como los robos incrementados y los saqueos; y otras las aventuras o los falsos positivos de incursiones civico- militares en busca de fortuna o como tapamiento de la dificultosa realidad que padece el régimen dentro y fuera de los diezmados cuarteles. Pero todas ellas, miradas en conjunto, a un mismo tiempo, son un cóctel sin precedentes que apunta a una explosión.

La verdad es que se percibe un polvorín con mecha encendida que sólo la cuarentena más ilógica del planeta (si no se comprende que obedece más a razones generadas como producto de las investigaciones de inteligencia que al amor de los déspotas por la población) ha podido medianamente contener, aunada a la feroz represión y muerte como impregnación del terror en búsqueda del amedrentamiento indispensable para evitarse, si es que finalmente lo logran, males para ellos en el poder, mucho mayores.





Los llamamientos de Consecomercio, de Conindustria o de Fedecámaras por la vuelta a una normalidad que no es tal, obedecen a la creencia generalizada; en aumento, además, de que en Venezuela nada mayor ocurre en materia de la pandemia causada por el Coravid-19. Pero no se trata de eso. Pasa que el país es un hervidero de reclamos y de necesidades realmente ingobernable en extremo. Caótico y destruido. Los sátrapas no tienen opción de contención más que la represión desmedida y celebrar y aupar la prolongación mundial de la cuarentena. Si no hay más casos los van a inventar para que los haya con tal de buscar poner alguna detención al reventón generalizado que se les viene encima.

La conducción política en forma general ha estado, a propósito de la cuarentena, limitada. Mientras las fallas de las comunicaciones y las eléctricas constribuyen a la neutraluzación de los posibles planes políticos y articuladores para “aprovechar” la ocasión. Al régimen le cayó perfecta la pandemia en todo sentido. Para aminorar el impacto de las acciones foráneas y para mantenernos a todos cautivos en el hogar: casa por cárcel para todos, con algún desahogado para mínimamente abastecerse. Perfecto para que la tiranía gane tiempo, gane el año quizá. En espera de una posible derrota de Trump, la que alientan, a la que ligan nuestros tiranos.

Cabe presionar más por una más pronta vuelta a la ” normalidad”. Cabe articular más grandemente el accionar y las canalizaciones políticas. Cabe, de este lado, atizar más por la definitiva salida. Mejor momento casi ninguno. Dicen que la pintan calva.