María Bernal Segovia: La Venezuela que desgarra nuestro corazón

María Bernal Segovia: La Venezuela que desgarra nuestro corazón

Venezuela era vivificante e inspiradora, una tierra fértil soñada, con gente cálida, alegre y amable, reconocida a nivel mundial por sus auténticos platos, su hermosa cultura y sin olvidar, su rico clima tropical.

Hace unos años tuve que partir de ella con sed de futuro, mis oportunidades como joven profesional se truncaron gracias a este régimen que hizo de mi tierra un sitio hostil, pobre, estancado en un socialismo dictado, más no seguido por sus dirigentes. Me fui, añorando volver muy pronto a esa tierra mágica que me vió nacer, que me dió tanto, que me ayudó a crecer en aquel entonces, y así fue, regresé, pero encontré un lugar totalmente desconocido, encontré un país muy diferente, no encontré ni el rastro, ni la sombra de lo que deje.

Se me hace difícil creer en qué se convirtió mi casa, mi tierra, mis raíces, me da tristeza ver que no solo es atacada por un gobierno nefasto, me da dolor ver que la “Viveza Venezolana” se ha convertido en un puñal para nosotros mismos, la veo carente de valores, desprovista de educación, intentando sobrevivir a tantos depredadores.





Ya no veo esa amabilidad, muchos se han olvidado de ayudar a los demás, veo gente aprovechándose de las necesidades de los otros, una auténtica selva de humanos, donde se espera quien cae, para luego ver como comes del caído. ¡Cuánto daño le hemos hecho a nuestro país!

Estamos señalando a un gobierno que evidentemente es culpable de la gran mayoría de nuestras calamidades, sin observarnos a nosotros mismos y ver, reflexionar, ¿cuánto hemos aportado para que nuestra patria este como está? El problema no es solamente sus cabecillas, el problema no es la tierra, el problema también está nosotros, en los valores.

Quiénes ayer, nada tuvimos que ver con colocar una Narcodictadura en el poder, y que hoy continúan de forma usurpante, somos en su mayoría jóvenes, que pasado el tiempo, tuvieron que salir de nuestro país, huyendo a otros países, cómo migrantes, obligados por circunstancias. Hoy por hoy guardamos nuestros títulos en cajones oscuros y nos dedicamos a trabajar en todo, menos en lo que fuimos formados, recibiendo humillaciones, atropellos morales y actitudes xenófobas despiadadas, sufriendo en la soledad y lejos de nuestra familia

Increíble como todo se va sumando y va haciendo crecer esa bolita de nieve, llena de necesidades, de problemas, de injusticias, que le dan gran velocidad, haciéndola caer en picada. Siempre es bueno auto examinarse, ver qué hemos hecho por nuestro país, no solo por la tierra, sino por nuestra gente, recordando, que siempre el cambio comienza por nosotros mismos.