Más que por él, por Latinoamérica, por @ArmandoMartini

Más que por él, por Latinoamérica, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Que Luis Almagro quiera ser reelecto como Secretario General de la Organización de Estados Americanos no tiene por qué sorprendernos, pero si debe interesarnos. Porque conviene a todos los latinoamericanos. 

Son tiempos que demandan políticos excepcionales. Estadistas. Poseer dimensión, temple e inteligencia para soportar, con un buen equipo, los contraataques feroces que con su dinero mal habido genera el narco eje cubano, sus franquicias, ilustrados intelectuales del status y cómplices cooperantes hambrientos por cohabitar.

Uruguayo esforzado, experto, competente, conocedor, que ha ocupado cargos diplomáticos de jerarquía, gran responsabilidad e impecable desempeño. En el Gobierno de José “Pepe” Mujica, se convirtió en Ministro de Relaciones Exteriores, mejor amigo y mayor defensor de la democracia. Después de aquél chileno vacilante, ambiguo, tímido e indeciso, no por chileno sino por planificador de candidaturas que terminaron sólo en su mente no comunista pero izquierdosa. El Insulza al cual Chávez tachó de “insulso”, poco hizo por la democracia latinoamericana y en especial, la venezolana, al no ponerle límite a los crecientes abusos de quien se creyó –y murió soñándolo- heredero mundial de Fidel Castro.





Pero el pueril y anodino fue relevado por un abogado diplomático, que venía de ser canciller de un gobierno de izquierda, víctima de abusos militares, que en vez de ejercer sus responsabilidades con venganza optó por hacerlo con el espíritu democrático que merece un país sobrio y pensativo como Uruguay, al cual la brutalidad tupamara sólo produjo represión castrense. Mujica había enfrentado con valor y persistencia a los militares vengativos, castigadores, sangrientos rescatadores del pozo infecto y descompuesto dentro del cual trataron de hundirlo discípulos de la torpeza, falsedad crueles y abusadoras del castrismo cubano.

En esa escuela de respeto a la institucionalidad, a lo humano, creció y floreció Luis Almagro, tradición de alta pedagogía que también le había enseñado a enfrentarse a las tiranías sin importar su origen. De izquierda o derecha se hermanan en el apropiamiento y control del poder para unos pocos; difieren en que las de derecha además construyen para los demás como pretexto de gobierno, mientras las de izquierda destruyen como garantía de poder.

Luis Almagro, ex-embajador en China durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, llegó a la Secretaria General de la Organización de Estados Americanos no sólo para administrar la organización y dirigir sus reuniones, sino para afincar, profundizar el espíritu democrático y de libertad americana que, cuando asumió la OEA, estaba acosada por ambiciosos populistas, descarados cleptómanos de la confianza, fe y esperanza popular además de ladrones de los dineros públicos, epidemia en demasiados países de la región.

Durante su gestión esos riesgos han disminuido, fueron desapareciendo corrupciones incluso plurinacionales, quedando en su lugar demócratas dispuestos a su defensa. Con la rebelión popular boliviana que echaron al tramposo y mentiroso narco-productor -las masas indígenas demostraron que no sólo de rentable economía viven los pueblos, también exigen decencia y dignidad- la democracia se afincó aún más en Latinoamérica a pesar de los intentos un tanto desmadejados del infame y traidor Foro de Sao Paulo, sólo sobreviven la tiranía familiar corrompida, putrefacta, asquerosa y asesina de Ortega en Nicaragua, la fría ignominia y persistente garra castrista en Cuba, y el mandato ofensivo, humillante, denigrante, afrentoso de patibularios asociados en Venezuela.

Los ha enfrentado con firmeza y sin dudas. Ha transformado a la OEA de organismo retórico, pacato, menguado, en una estructura activa, empeñada en la defensa de la institucionalidad, democracia y libertad, a pesar de las concesiones estultas de los pequeños desfachatados que siguen dejándose comprar por unos cuantos dólares.

La OEA bajo la dirección de Luis Almagro es un organismo multilateral que se aprecia, capta interés y respeto, en el cual se debaten abiertamente y sin timideces los problemas de la región, allí se marcan oportunidades, es una estructura pujante con personalidad vigorosa.

Luis Almagro la ha levantado con su ejemplo y empeño, hombre que ama la democracia y por amarla la defiende a cara limpia; a esa Venezuela libre, demócrata y próspera que el castrismo aferra con sus garras para continuar alimentándose de su sangre -lo único que le interesa, la absorbe inmisericorde; lo político es solo el tenedor para llevársela a las fauces- pero que, con dirigentes políticos y líderes como María Corina Machado y muchos otros, que luchan a diario contra la opresión en busca de justicia y libertad, con Luis Almagro como vocero y defensor.

Que sea reelecto, es de interés esencial, fundamental para millones de latinoamericanos que luchamos por libertad y el derecho a construir con empeño, fe y talento, nuestro bienestar.

Luis Almagro lo sabe y está comprometido en esa misión hasta el alma. Por eso es trascendente que siga siendo Secretario General de la OEA, de los ciudadanos venezolanos, nicaragüenses, cubanos y de todos los latinoamericanos, decorosos, honorables, de principios éticos, valores morales y buenas costumbres ciudadanas.

@ArmandoMartini