Gustavo Coronel: La bestia asoma su cara en Ciudad Gótica

Gustavo Coronel

100 años después de la publicación del poema de W.B. Yeats “The Second Coming” sus líneas son objeto de un número nunca antes igualado de referencias. En ese poema Yeats habla de como los mejores carecen de convicción mientras los peores parecen estar llenos de apasionada intensidad:

The ceremony of innocence is drowned
The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity

 





He citado antes este terrible poema en mi blog pero hoy recurro de nuevo a sus sombrías líneas porque ya han dejado de ser proféticas para convertirse en realidades. El mundo no tiene ya a “Halloween” como un simple día aislado, dedicado a lo macabro. Es un permanente “Halloween”, inundado de Freddy Krugers, Michael Myers, hombres lobos, vampiros y payasos siniestros. 

Vemos a nuestro alrededor y constatamos el progreso de una legión de monstruos que han sido esencialmente de nuestra propia creación: 

– El régimen de Nicolás Maduro, asesino, torturador, narcotraficante, extorsionista, ha sido seleccionado por 105 gobiernos para integrar el Consejo Mundial de Derechos Humanos

– El hombre fuerte de Turquía masacra a los Kurdos abandonados por el gobierno de los Estados Unidos

– El presidente de la nación más poderosa del mundo, entre muchas otras violaciones al decoro y a la decencia, selecciona su propio hotel en Florida para una reunión cumbre de presidentes mundiales, un ejemplo clásico de conflicto de intereses 

– Un presidente en Brasil afirma que el tratamiento de la Amazonía, pulmón del mundo,  es una simple cuestión de soberanía nacional

– El liderazgo norcoreano nos lleva progresivamente a un conflicto bélico mundial ante los ojos complacientes de quienes no deberían engañarse

– Un pequeño país, Cuba, ha tomado control político total de un país mayor, Venezuela, ante la pasividad y hasta aceptación de parte de sus habitantes

– Un grupo ciudadano en Venezuela abiertamente, de manera desvergonzada,  pide transacción con, y garantías para el régimen de Nicolás Maduro como salida a la crisis del país

– Se oye un discurso de importantes líderes mundiales favoreciendo la primacía de lo “patriótico” y “nacionalista” sobre el supremo interés del planeta en el cual vivimos todos y que es nuestro único hogar previsible

– La libertad del hijo del Chapo, narcotraficante,  en Culiacán, es apoyada por el Presidente de México,  para “no amenazar la seguridad ciudadana”

– En Inglaterra progresa un movimiento hacia la tribalización que marcha a contrapelo con el objetivo civilizador de integración mundial

– El ilegítimo Nicolás Maduro decide darle una “mina de oro” a cada Gobernador para “sus gastos”, menos a los gobernadores que no estén de acuerdo con su régimen, una doble estupidez que ameritaría su inmediato internado en el manicomio de un país civilizado

– El cambio climático progresa y amenaza con convertir al planeta Tierra en lugar inhabitable para grandes segmentos de la población mundial, mientras hay líderes mundiales que se mofan de quienes advierten sobre la tragedia y trabajan  activamente por promover el desastre, hasta eliminando medidas existentes de salvaguarda ecológica de mitigación que son necesarias

Estos son ejemplos traídos al vuelo por nuestra memoria, pero existen centenares o miles de ocurrencias y eventos en progreso que revelan una verdadera epidemia de insensatez, de abandono de valores y principios que se creían incuestionables y que hoy se muestran quebrantados y avasallados por una ola de incontenible pragmatismo, el nombre elegante que se le otorga hoy a la cobardía y a la naturaleza moral invertebrada de mucho del  liderazgo mundial y de millones de sus sumisos y silenciosos seguidores.

Lo trágico de esta epidemia de la inmoralidad es que no es percibida por la humanidad como un tsunami de naturaleza global sino como un simple agregado de casos aislados, lo cual debilita la reacción de la gente digna. Los casos son percibidos como escaramuzas de limitada extensión en el tiempo y en el espacio, cuando todos o casi todos tienen  un denominador común de causa, alimentado por la cobardía y el egoísmo de un liderazgo mundial que está muy por debajo de los requerimientos necesarios de integridad y sentido de grandeza. 

Así como la miopía es progresiva y difícil de detectar hasta que el miope atropella a alguien con su auto, así el único  mundo que tenemos se nos va al diablo en medio de la indiferencia de los buenos y del goce de los malos. El progreso de la aflicción es insidioso. Unas veces duele el hombro, otras veces la pierna derecha, pero no somos capaces de (o no nos atrevemos) a conectar estos síntomas con un problema central subyacente.   

No se si  existe una esperanza para nuestro mundo, pero es difícil hacerse ilusiones. Es posible que hoy, cuando la bestia muestra con osadía y descaro su horrible cara por todos los canales de la televisión mundial, todavía sea posible una reacción de las legiones de gente digna y apegada a los principios. 

Vivimos hoy en una ciudad gótica mundial. En su nombre original, en inglés, su sonido de Gotham City se acerca mucho al de God Damned City, no simplemente la ciudad de los bárbaros sino la ciudad maldita. Requerirá simultáneamente una contra ofensiva civilizadora y un exorcismo. 

Tomás Mann decía, al final de su novela “La Montaña Mágica”: “De esta fiesta de la muerte, de esta mala fiebre que incendia en torno tuyo el cielo de esta noche lluviosa,  ¿Se elevará el amor algún día?”. Se nos antoja que el amor redentor que anhelaba Mann no se está elevando porque no es un simple acto de magia. Será necesario levantarlo activamente como bandera por una humanidad decidida a romper el silencio.