Había logrado escapar de Siria hacia Turquía, pero Farrah estaba asustada, aún así, por los autos de policía en la carretera, las cámaras sobre las casetas de peaje y la incertidumbre sobre lo que traería el próximo tramo oscuro de la carretera.
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Traducción libre lapatilla.com
Su esposo, Besher, había comenzado a dormir en la pequeña camioneta blanca que los llevó en un viaje nocturno en mayo desde el centro de Turquía hasta la costa occidental. Pero Farrah no pudo dormir. Ella jugueteó con su teléfono, miró hacia la vía y conversó con el conductor, esperando que él le ofreciera algún tipo de garantía.
“¿Ya es seguro?”, Preguntó finalmente.
Detrás de la pregunta había una terrible experiencia.
Farrah, de 26 años, y Besher, de 31, habían sido detenidos, interrogados y amenazados dos veces, por diferentes grupos armados, durante su viaje fuera de Siria, dijo. Mientras cruzaba a Turquía, Farrah se cayó del muro fronterizo, lastimándose gravemente el pecho, las piernas y los brazos. La pareja se escondió de los soldados que dispararon tiros de advertencia, se escondieron durante horas en el bosque y en un canal lleno de agua. Más tarde, los contrabandistas metieron a la pareja en una camioneta con otras dos docenas de refugiados y poco aire.
La pareja ahora se dirigía a la costa del mar Egeo, pero no proporcionaría alivio. Eventualmente tratarían de cruzar el mar hacia Europa en un barco de contrabandistas lleno de gente. Se hundiría. Farrah y Besher lucharían por mantenerse a flote en las aguas picadas. Una docena de refugiados se ahogarían.
Huir de la guerra civil de ocho años de Siria siempre ha sido un juicio, lleno de riesgos y trabajo, pero nunca se ha sentido tan peligroso, tan imposible como lo es en estos días. La cambiante fortuna del conflicto sirio plantea un nuevo peligro, mientras que la hostilidad hacia los refugiados está en aumento en los estados vecinos. Algunos países occidentales han adoptado políticas de inmigración criticadas por ser incoherentes o simplemente crueles, ya que los refugiados, que luchan por ingresar a Europa, languidecen en campamentos llenos al borde del continente.
El camino a través de Turquía fue una vez la salida más fácil y segura. Pero en los últimos meses, los refugiados han sido recibidos con disparos en la frontera, hostigados por multitudes en varias ciudades turcas y detenidos por las autoridades y deportados a Siria por cientos.
Esta es la historia de dos jóvenes sirios que se dirigen a la tormenta.
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