Luis Velásquez Alvaray: Audacia y decisión

Luis Velásquez Alvaray: Audacia y decisión

Respeto, pero no estoy de acuerdo con destacados investigadores, que rápidamente despachan la realidad al señalar por ejemplo, “que no estamos cerca de una cambio político”.

En todo caso son análisis que sería absurdo descalificar, al contrario sirven para que otras maneras de observar la realidad aparezcan y enriquezcan el debate, que es necesario e imprescindible ante la coyuntura que vivimos.

Tampoco se trata de ilusionar y crear falsas expectativas, a mi manera de ver, el navío trae mucha fuerza, subiendo a contracorriente y tomando buena nota de las debilidades del monstruo.





Los cambios estructurales como el que se aproxima en Venezuela, es una lucha de múltiples iniciativas, que requieren audacia y decisión. Esa sobra en los conductores de ese barco que navega en el rio democrático.

A veces, bajo el signo de la incertidumbre, nos desesperamos y partimos de hechos que nos impulsan a seguir mirando bajo los parámetros de otros tiempos, cuando lo correcto es comprenderlos bajo el lente de un mundo distinto.

Despachar el TIAR, porque no está planteada una intervención extranjera, es un análisis simplista. Su reactivación es un gran paso, y es un nuevo instrumento que las realidades cambiantes no podrán ignorar, ante la perspectiva de arrase total que dirige el chavismo. Las armas no son para mostrarlas.

La invasión de un país a otro,- por supuesto que no está planteada, por parte del mundo democrático-. Lo que está vigente es repeler una invasión, o mejor dicho unas invasiones que ya están dadas. El mundo entero las conoce: la cubana, que es la irrupción más violenta que se ha ejecutado y que tomo todos los resortes del país, en los últimos 20 años, aunque se preparó secretamente desde la década de los 60. Sencillamente ya estamos invadidos; lo que se plantea es expulsar los ocupantes, no solo los cubanos, esta alcanza a los más importantes terroristas del mundo.

No es verdad que no se dará el cambio porque no hay acciones de calle ni acciones militares. El alto grado de concientización de la población se manifiesta en todos los lugares y sectores del país. Es imposible mantener el ritmo de las marchas todos los días. Las mismas encuestas, de instituciones tan serias como datanálisis, nos demuestran que en Venezuela existe una amplia franja mayoritaria, arrolladora, a favor de la democracia. Aquí sucede lo de los volcanes, están callados, pero de un momento a otro aparecen con furia las corrientes de lava. Las fuerzas sociales son como un volcán.

Tampoco es cierto “que las acciones diplomáticas, llevadas a cabo recientemente, no tienen posibilidad de producir el cambio”. Las resoluciones del órgano que se ocupa de garantizar los derechos humanos están viajando hasta el fondo del problema. A lo mejor la embriaguez del poder no le ha permitido al chavismo percatarse que están rodeados, que la justicia internacional llegará y que su futuro es responder por las ejecuciones extrajudiales que alcanza millares, tratos crueles e inhumaos. La tortura y las persecuciones como arma para mantenerse en el poder. Gracias a las redes sociales y el desarrollo tecnológico, todas las pruebas están registradas. Las cúpulas Castrochavistas y en general el terrorismo internacional, han conformado un movimiento criminal inédito. Se está organizando la respuesta, no de Venezuela, es de todo el mundo democrático.

No es cierto que los venezolanos perdieron la esperanza. La situación extrema en que se vive, por el contrario, reafirma que con tiranía no hay respiro posible y alguna llama va encender las praderas de la liberación contra este monstruoso régimen.

Tampoco es verdad que la popularidad de los líderes opositores se desmorona. Por el contrario, se ha conformado un gran equipo que coordina el Presidente Guaidó y que está trabajando no solamente en el país, en las regiones, sino en el mundo entero. Es un equipo solvente, de gran preparación y que las mentiras del régimen todos los venezolanos las entienden como actos nerviosos, desesperados, de una banda criminal. Basta preguntar en los objetivos estudios demoscópicos que periódicamente se realizan, que porcentaje apoya al Presidente Guaido y cuanto del cien por ciento le toca al usurpador.

Tampoco creo que la difícil situación de subsistencia, con una economía cada vez más destrozada, vaya a apaciguar a los venezolanos.

Esta lucha es muy distinta. Es en otra época. Es fuera de lo común, pero es asombrosa. Estamos de acuerdo que no hay negociación posible y que es necesario seguir impulsando una organización militar no para invadir, sino precisamente para liberar a Venezuela de la ocupación cubana y de todos los archipiélagos terroristas del mundo.