El león sigue rugiendo, por Jesús Armas

El león sigue rugiendo, por Jesús Armas

 

Cientos de caraqueños se preparaban para defender la ciudad, protegían con todo lo que podían el camino de los españoles, ese trecho que conectaba a la Guaira con la ciudad capital de Venezuela, todos a la espera frente al rumor de que Amyas Preston, el famoso pirata inglés había sido visto con 6 buques y acompañado de una multitud de hombres armados.





A pesar de esto, el 29 de mayo de 1595 Preston sorprendió a Caracas, tomó un camino hecho por los indígenas, llegando a la ciudad repentinamente, encontrándola sin resistencia alguna y haciendo que sus habitantes huyeran despavoridos, llevando consigo joyas, animales, esclavos y cuanta pertenencia pudieran. Solo se quedó a hacerle frente un hombre mayor, con una armadura un tanto oxidada, un viejo caballo y una lanza, era el primer alcalde de la ciudad, uno de sus fundadores, Don Alonso Andrea de Ledesma, que en una valiente acción se abalanzó contra los invasores, derribando a algunos de ellos, pero al final perdió la vida por una bala, pero quizás ganó la inmortalidad probablemente inspirando a Cervantes a escribir Don Quijote.

Hoy en el aniversario 452 de Caracas, muchos piensan que quienes seguimos luchando y creyendo en que nuestra capital se puede salvar estamos equivocados como Don Alonso, que estamos solos y prácticamente desarmados luchando contra una multitud de piratas que saquea y destruye. Sin embargo, Don Alonso si salvó a Caracas, salvó su espíritu, demostró la valentía con la que se deben defender los principios y a pesar de que en 1592 ya el león estaba en el escudo, el primer rugido fue ese grito de libertad de nuestro Quijote local.

Caracas no está muerta, no pudo con ella el pirata Preston, no pudo con ella los estragos de la guerra de independencia o la federal, no la derrotaron los terremotos, ni tampoco lo hará el socialismo del actual dictador. Y quienes estamos acá defendiendo nuestro derecho a vivir en la ciudad y a tener los privilegios de cualquier urbe de la actualidad, probablemente seamos inmortalizados no con nombre y apellido, quizás tampoco en una obra literaria de gran trascendencia, pero si como el pueblo valiente que defendió y ganó la democracia para Caracas y toda Venezuela.

¡El león aún ruge!