Jorman, la cárcel y la libertad, por José Luis Centeno

 

Cuando los agentes del Sebin detienen a Jorman, ve a Hebert Ramírez dirigirse a donde lo tienen sometido, lo supo, correría igual suerte, esa determinación era la misma que los hizo dirigentes de la resistencia, lucida por él, Jorman, al cuestionar a la oposición y convocar la concentración en la Plaza Alfredo Sadel para rechazar al régimen instaurado con la falsa electoral del 20M.





“Nosotros somos de San Mateo, Estado Aragua, Jorman nació en La Victoria, allí transcurrió parte de su infancia, en lo que llamamos la Ciudad de la Juventud, se crió allí hasta los 13 años, de ahí partimos acá a San Mateo, donde convivió conmigo muy poco, porque él siempre ha sido independiente”, explica su mamá, Jenni Ortiz, de sonrisa tierna y contagiosa.

Jorman Ortiz, cumplirá 25 años de edad el 31 de Julio, podría ser un cumpleaños en libertad, es el deseo de su familia y amigos, superando un largo presidio no exento de malos tratos. Su estatus es de preso político, cualquier otra interpretación de su permanencia en El Helicoide sería tan falaz como la causa penal que se le sigue por delitos sin asidero alguno en la realidad.

“Jorman es mi bastón, me apoya no solamente en la parte económica, me apoya en la parte emocional, si me siento mal, él ya me conoce, sabe cuándo estoy triste, brava, alegre, todo, me conoce totalmente”, íntima revelación de su madre.

La bella relación que mantiene con su familia en la distancia, y ahora desde prisión, abrevia limitaciones para ayudar incluso a sus hermanos con la carga académica, recién uno de sus hermanos presentó proyecto de grado tras un esfuerzo de análisis compartido con él, altruismo testimoniado por quienes lo han conocido abriéndose camino en la vida.

“Siendo un chamo, a los 15 años, fue Coordinador General de una fundación en La Victoria, denominada una Luz para el futuro, ellos se encargaban de buscar beneficios a los niños, lo que era alimentación, vestimenta, especialmente en fechas festivas como el Día del Niño, Navidad, trabajaba más que todo hacia la parte de la Parroquia de Zuata, brindándole atención a niños de escasos recursos”.

Llevado por su entusiasmo y madurez, Jorman decide dejar el hogar y la fundación: “mamá tengo 17 años, pero tú conoces mi madurez, me voy al estado Vargas, a Catia La Mar, me están ofreciendo un trabajo de mesonero, y bueno mamá yo voy a echarle pichón”. Este episodio, de una fuerte carga emocional para Jenni, expresa la determinación, entrega y responsabilidad que ha mostrado en su trabajo, estudios y como dirigente de la resistencia.

En Catia La Mar estuvo casi dos años, en casa de la señora Irma, “que lo ama como si fuera hijo de ella. A donde quiera que Jorman llega se gana el cariño, el respeto de toda persona. El día que fui a Catia La Mar, me quedé sorprendida de todos los que lo conocían y saludaban con aprecio, hasta en la playa. Le dije, Dios mío definitivamente tú tienes mucha popularidad”, comentó Jenni llena de orgullo por su hijo.

En Caracas desempeñó diversos oficios antes de su encarcelamiento y estudió Artes Escénicas en la Escuela Juana Sojo, para el momento que lo detienen arbitrariamente, estaba haciendo un Diplomado de Cine, Teatro y Televisión en el Instituto de Capacidad Integral, Cica, en Santa Fe.

Hebert y él se contactaron por las redes, se hicieron amigos, hermanos, identificados en un sentimiento extendido a todo el país, el rechazo al régimen, lo de ellos no es ardor desenfrenado, tiene mucho de principios y valores enraizados en nuestros ancestros, aborígenes y precursores de la Independencia, de ahí, su consigna, “Yo soy Libertador”.

“En la cárcel yo me le quedo mirando, porque me sorprende esa energía que tiene, ese entusiasmo que tiene, le pregunto ¿tú te sientes bien? Claro que sí mamá, yo me siento bien, pa lante, tú crees que el encierro me va a anular, no mamá, eso es lo que quieren que a uno el encierro lo debilite, que a uno el encierro lo ponga como loco, no señor”.

En su comunidad, los partidarios del régimen, que son mayoría, manifiestan molestia porque lo hayan metido preso, “siempre preguntan por él y le mandan cositas”, signo inequívoco de que la generosidad y rectitud de intención, de personas como Jorman, es más fuerte que el odio inducido y plasmado en las mazmorras del régimen en perjuicio de ciudadanos de bien que sueñan con un mejor país.

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