Oscar Arnal: Comunismo y fascismo rojo rojito

El fascismo nació entre las dos guerras mundiales en Italia, y se extendió en Alemania con el nazismo y en España con Franco. En los últimos tiempos autores como Fernando-Mires hablan del renacer de un neofascismo que adopta parte de la retórica marxista dando lugar al “fascio-comunismo”.

Los elementos de todo fascismo son: dependencia de un líder autocrático; la ideología es la que decide la voluntad del caudillo, “nuestra doctrina es el hecho” expresó Mussolini; se fundamenta en los mitos épicos del origen de la nacionalidad; se centra en el culto a los héroes guerreros, encarnando un profundo militarismo; Estado híper centralizado en lo político y económico; se funde el Estado con el partido y el líder; destrucción de la democracia representativa y liberal; discriminación, persecución, represión y eliminación de los enemigos; movilización permanente de las masas, estimuladas por campañas de odio y propaganda; uso del argumento del enemigo externo, y grupos paramilitares de choque contra los opositores, a quienes se define como traidores.





En las últimas dos décadas ha prevalecido la razón de la fuerza sobre la fuerza de la razón, el derecho de la fuerza y no la fuerza del derecho. Un ejemplo lo tenemos en la suspensión del “Referéndum Revocatorio” establecido en la Constitución cancelado con leguleyadas.

Para la usurpación, lo importante es retener el poder y no la doctrina. A confesión de parte, hay una mezcla de marxismo, y que “cristianismo” y del “árbol de las tres raíces” (Bolívar, Zamora, Simón Rodríguez), lo cual es una contradicción; un desgobierno militar-civil, con pretorianismo imperante; destrucción de la autonomía de poderes, que tiene su expresión en la continuación de la Constituyente; el hecho de que existen más de 850 presos políticos y la persecución inclemente contra los parlamentarios y disidentes; el obligar a la administración pública a estar en permanente movilización y la existencia de los colectivos.

La involución del “Socialismo del Siglo XXI” ha degenerado en un neofascismo, con los peores rasgos. La apelación al mote socialista solo ha sido un acto de propaganda. Muy lejos están también del eurocomunismo. Mussolini o Hitler de estar vivos pensarían que en Venezuela hay un régimen que rememora sus cenizas, y Marx se retorceria al ver una vez más tan trágicos resultados.

@OscarArnal