Oscuridad ¿hasta cuándo?, por Marta de la Vega

Oscuridad ¿hasta cuándo?, por Marta de la Vega

 

El colapso del sistema eléctrico interconectado, anunciado hace más de 10 años por expertos y estudiosos en el área, con precisos datos técnicos y cuantitativos, provocado desde el jueves 7 de marzo de 2019 por la más elemental falta de mantenimiento de “pica y poda” de los corredores del tendido eléctrico en plena época de sequía, cuyas torres aparecen envueltas en maleza, se convierte, una vez más, en el pretexto del usurpador Maduro y sus secuaces para responsabilizar al “enemigo externo” y victimizarse. Es un típico recurso populista y demagógico para no asumir las consecuencias de sus políticas públicas erradas y de la corrupción, que todos conocemos.

El supuesto “hackeo” del sistema, proveniente de los Estados Unidos con la presunta complicidad interna de los “enemigos de la revolución”, versión oficialista repetida incansablemente en la mayoría de los medios de comunicación masiva, que están controlados por el chavismo y sus prolongaciones maduristas actuales, sin posibilidad de información independiente a causa del férreo bloqueo comunicacional y de la censura, siembran el odio entre connacionales.





Esta estrategia perversa hace que se divida la opinión pública de las fuerzas democráticas que luchan contra la tiranía. En lugar de enfocar el repudio de la gente contra la ineficiencia, corrupción y crueldad extremas del régimen de dominación de la camarilla militar civil que representa Maduro, cúpula criminal a su vez dominada por la férula imperial de la sanguinaria dictadura cubana castro-comunista, se vuelve una lucha de todos contra todos.

Y ahora Rusia, en su afán de competir geopolíticamente en la zona de influencia de los Estados Unidos para no perder ni inversiones ni presencia en este hemisferio, se adhiere a la versión de Maduro, del psiquiatra Rodríguez y de su inefable hermana Delcy, junto con Diosdado Cabello y Padrino López, según la cual la brutal y trágica crisis eléctrica fue el resultado de un ataque cibernético teledirigido desde Estados Unidos.

Prensa, radio y televisión han sido convertidos en instrumentos de manipulación y mentira para “fabricar” consensos entre la población más vulnerable y dependiente de los mecanismos de control social para su sometimiento. El afán de perpetuarse en el poder a cualquier precio, les hace sordos al horror, la muerte innecesaria y el sufrimiento cotidianos de la gente.

El ataque, persecuciones y amenaza en contra de los comunicadores sociales que ejercen su papel con ética y profesionalismo, es reiterado. Vimos el reciente secuestro, desaparición y maltratos graves al periodista Luis Carlos Díaz, esposo de nuestra brillante y aguda Naky Soto, gracias a cuya valentía y llamados, una ola de presiones a escala nacional e internacional desembocó en su liberación, aunque restringida, sin haber cometido delito alguno.

Esperemos que no haya secuelas de los golpes que recibió en su cabeza con los cascos metálicos de los sádicos policías del Sebin. No se borra de nuestra memoria lo sufrido por una costurera en Valencia, durante las protestas en 2014, tumbada al suelo y atacada ferozmente con su casco metálico por una funcionaria de la “guardia nacional del pueblo”.

También han sido agredidos de manera irresponsable al falsear la verdad y exponerlos al escarnio público reporteros de la cadena internacional NTN24. Cumplían su deber de informar acerca de las penurias que llevaron a muchos habitantes en Caracas a recoger, al borde del río Guaire, contaminado, fétido y con desechos fecales, agua imposible de conseguir como consecuencia del apagón. La insolente ceguera y sectarismo de un empleado del INTT que agrede al reportero y le impone su discurso para que reconozca al usurpador Maduro como presidente contrasta con la valentía y ecuanimidad del joven periodista.

Los efectos de este colapso anunciado que afectó todo el territorio venezolano han sido devastadores. Las pérdidas en vidas por suspensión de servicios eléctricos en hospitales y centros médicos son numerosísimas y aún no totalmente contabilizadas. Los saqueos ante la mirada complaciente del usurpador de la gobernación del Zulia arruinaron negocios y bienes.

Las pérdidas económicas empresariales son multimillonarias, calculadas en dólares. ¿Hasta cuándo?

@martadelavegav