Yo no quiero la guerra, esa opción la está poniendo Nicolás Maduro, asegura Juan Guaidó

Yo no quiero la guerra, esa opción la está poniendo Nicolás Maduro, asegura Juan Guaidó

Juan Guaidó en entrevista con SEMANA en un hotel del norte de Bogotá. Foto: León Darío Peláez/SEMANA

 

Después de su participación en la reunión del Grupo de Lima que se realizó este lunes en la capital del país, Juan Guaidó sacó tiempo de una agenda frenética para hablar con esta revista sobre los pasos que va a seguir para terminar con lo que llama ‘la usurpación del poder’ por parte de Nicolás Maduro.

Por Camilo Amaya y Alejandro Lloreda / Revista Semana





También dio su opinión sobre lo que significó el 23F, anunció que regresará esta semana a su país e insinuó que, como lo dijo el presidente Donald Trump, todas las opciones siguen sobre la mesa.

SEMANA: ¿Cómo le fue en la reunión de hoy con el Grupo de Lima?

JUAN GUAIDÓ: Muy bien. Creo que es el reconocimiento internacional a un proceso interno de Venezuela muy complejo y sin precedentes. El reconocimiento a un proceso constitucional respecto al tema de la usurpación, al secuestro de la democracia, de las armas del Estado, del dinero de los fondos públicos. Hoy se le da un acento internacional importante a la declaración de continuar un proceso de construcción de capacidades para salir de una dictadura.

 

SEMANA: ¿Cuál es su balance del 23F, ese día D que usted dio como plazo para la entrada de la ayuda humanitaria y que para muchos no fue tan positivo como se esperaba?

J.G.: No puede ser positivo cuando necesitas salvar vidas y no pudiste entrar la mayor cantidad de ayudas, cuando se vio la peor faceta de un régimen. El mundo lo vio, los venezolanos tenemos años de estar sufriendo eso: expropiaciones de empresas, bloqueos de fronteras, no tener ni siquiera la capacidad de tener un pasaporte. Evidentemente no puede ser positivo que no hayamos logrado [ingresar] la mayor cantidad de ayuda posible. Se logró una pequeña porción por Santa Elena de Uairén, pero vamos a insistir en el ingreso de la ayuda. Se develó internacionalmente el peor rostro de una dictadura que no guarda las formas ni siquiera.

SEMANA: ¿Qué destaca de la jornada?

J.G.: Queda claro el talante y el corte del régimen, y nos tocará a los venezolanos, de manera soberana, poder avanzar políticamente. Lo único que no sería positivo en este proceso es retroceder. Nosotros necesitamos avanzar, entendiendo que nos enfrentamos a una dictadura que utiliza presos, que utiliza colectivos armados para tratar de generar miedo en la población. Eso es un tipo distinto de control social. Ya lo intentaron con la comida, con el subsidio de alimentación, lo intentan a través del pago a los trabajadores de las empresas públicas de Estado y lo intentan con el miedo. No es nuevo en Venezuela, debo insistir en esto. Lo que pasa es que se vio claramente en el mundo lo que sucede. No es positivo vivir en dictadura, no es positivo que niños mueran de hambre. Todos nuestros esfuerzos son para que reconstruyamos oportunidades en Venezuela.

SEMANA: Uno de los objetivos del 23F era probar la lealtad de la fuerza armada. ¿Qué tanto se logró en ese sentido?

J.G.: Se ve que no hay obediencia en la fuerza armada. ¡Imagínate que escuchas mañana en Colombia que 200 funcionarios se fueron de la fuerza! Estos no se fueron, reconocieron al presidente legítimo encargado de Venezuela para producir una transición y elecciones libres, que es el mandato que tengo por Constitución. La fuerza armada no actuó, eso quedó medianamente claro. Utilizaron la última línea de defensa que tiene el régimen, que es la violencia extrema, el irrespeto a los derechos humanos. Creo que hay unos elementos de ruptura casi evidentes. Lo decía el 5 de enero, la cadena de mando ya está comprometida y lo vemos. Vimos oficiales muy apenados, incluso cuando cruzaron la frontera.

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SEMANA: ¿Pudo hablar con ellos?

J.G.: Con la mayoría, y es increíble. Nosotros hemos visto y sufrido muchas facetas de la dictadura, pero que ellos la hayan visto en un espejo… cuando les tocó reprimir y recibir órdenes que no estaban cómodos cumpliéndolas. Ver que el lado interno de la dictadura quede expuesto es impresionante.

SEMANA: ¿Cuál será el siguiente paso?

J.G.: Tenemos que continuar en la construcción de capacidades para que cese la usurpación, entendiendo que es una dictadura asesina, eso queda claro ya al mundo. Luego tenemos que insistir en el desmoronamiento del régimen que ya está expuesto. Ustedes lo han visto, ahí no hay ejercicio de gobierno. Ellos lo dicen abiertamente, estamos resistiendo. Lo que están haciendo es conteniendo algo que va a pasar, y el que le pone hoy el costo en vidas, en la no recuperación del aparato productivo nacional, en la no recuperación de la estabilidad del país, en el no relacionamiento con el mundo democrático es Nicolás Maduro. ¿Cuál es el siguiente paso? Van a continuar las protestas.

SEMANA: Puede haber muchos venezolanos desanimados que quizá esperaban algo más del 23F, ¿Cuál es su mensaje para ellos?

J.G.: Bueno, es natural, tenemos 20 años de construcción y de sacrificio; de sufrimiento en un proceso inédito, de haber construido mayorías, de haber construido partidos políticos. Y lo dijimos el 5 de enero, vamos a construir capacidades para que cese la usurpación: construir una transición y tener elecciones libres en Venezuela. Logramos la mayoría, ejercida a través de acciones políticas y de movilizaciones en todo el país. Logramos el respaldo de la comunidad internacional, también sin precedentes, en una coalición que todos los días crece. Dijimos que íbamos a hablarles a las fuerzas armadas, a lograr el desprendimiento de las fuerzas. Y tenemos que ir a la construcción de una fuerza política que nos permita resistir balas, no tenemos otra opción, tenemos que avanzar en construir esas capacidades y estoy seguro de que vamos a conseguir todos los respaldos.

 

SEMANA: ¿Cómo va a volver a Venezuela, tiene planeado ya su retorno?

J.G.: Sí, estamos trabajando en eso y esta semana estaremos entrando en Maiquetía.

SEMANA: ¿Le da miedo?

J.G.: Miedo me daría que se enferme esta noche mi hija y tenga que ir a un hospital público en Venezuela donde no hay antibióticos ni hay suero fisiológico. Se murieron ocho niños en Anzoátegui hace dos semanas con diarrea y vómito. Como no tenían suero y tenían un cuadro de desnutrición severa se murieron. Eso da miedo. Que no puedas salir a buscar un medicamento porque no existe o no tienes plata. O si sales te pueden matar por la inseguridad. Hoy murió el primo hermano de mi esposa, un niño especial, porque no encontraron medicamentos. Un niño especial que vivía en Mérida. Hay un riesgo de vida, por supuesto, y de libertad, pero eso pasa con cualquier político en Venezuela, así que nosotros estamos determinados a entregar nuestra vida por el servicio a Venezuela y no va a ser distinto en este momento.

SEMANA: Hoy anunciaron que había unas amenazas serias y creíbles en su contra, ¿nos puede contar de qué se trata?

J.G.: Hoy que estoy fuera del país llamaron a familiares cercanos de mi esposa para amenazarnos de muerte. Y que si regresaba iría preso, que ya estaba la orden de captura. Esto es una práctica usual. Lamentablemente estamos mal acostumbrados a esa práctica, pero bueno, es parte del ejercicio de la política en un país en dictadura. Es parte de las amenazas que recibimos ayer y hoy.

SEMANA: ¿Qué mensaje le envía a los países que apoyan a Nicolás Maduro, estamos hablando específicamente de China y Rusia?

J.G.: Son países que naturalmente tienen intereses en Venezuela, como cualquiera que tiene inversiones en otro país. Entendemos muy bien. Y lo hemos dicho, Maduro no protege a nadie, ni de la inseguridad, ni del hambre… tampoco a sus inversionistas. Ellos tienen muy claro que Venezuela con Maduro no es una opción de inversión ni de retorno de inversión. Ya veremos cómo damos un paso a generar confianza en una transición también con esos países.

SEMANA: ¿Para usted la posibilidad de una intervención militar sigue sobre la mesa?

J.G.: Hemos dicho que vamos a reunir todas las capacidades posibles para que cese la usurpación.

SEMANA: ¿Eso es un sí?

J.G.: Es sopesar una opción muy dura, muy polémica además. Un dilema entre guerra y paz nadie lo gana, porque nadie quiere la guerra. Yo no quiero la guerra, esa opción no la estoy poniendo yo, esa opción la está poniendo Nicolás Maduro. Es el falso dilema que se pretende plantear en la opinión pública de guerra y paz. Nadie quiere una guerra voluntariamente, pero tampoco es cierto que la paz sea ausencia de conflicto. Los que plantean ese dilema son precisamente los que provocaron la masacre del fin de semana utilizando presos y colectivos armados.