Empresas españolas en el polvorín venezolano: Cómo sobrevivir en un país quebrado

Empresas españolas en el polvorín venezolano: Cómo sobrevivir en un país quebrado

Un hombre sale de un banco en Caracas, Venezuela, 28 de enero de 2019. REUTERS / Carlos Barria

 

 

 

La crítica situación política en Venezuela, con el enfrentamiento entre el presidente encargado Juan Guaidó y Nicolás Maduro con el fondo de las masivas manifestaciones opositoras contra la deriva autoritaria del segundo, tiene un correlato económico caracterizado por la hiperinflación y la miseria: Desde 2015, la inflación suma nuevos récords año tras año y el Fondo Monetario estima que 2019 podría terminar con un índice de precios de 10.000.000%. En esta línea, según estimaciones de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional de Venezuela – con aplastante mayoría opositora- entre enero de 2018 y 2019 esta variable habría alcanzado los 2.688.670%. Pero lo más dramático es que el 80% de la población está desnutrida, según Naciones Unidas y que uno de cada diez venezolanos ha huido del país, publica ABC de España.

Por Carlos Manso Chicote
@carlos_manso

No son pocos los desequilibrios económicos que padece esta nación caribeña, cuyos sectores más productivos están literalmente hundidos: Por ejemplo, los hidrocarburos representan el 95% de las exportaciones del país, el 25% del PIB aproximadamente, y más del 40% de los ingresos fiscales, según diversas fuentes como el ICEX. Sin embargo, a pesar de que Venezuela posee una de las mayores reservas petrolíferas del mundo (una cuarta parte de las de la OPEP), la producción ha pasado de los tres millones de barriles diarios durante los años de Chávez (1999-2013) a apenas 1,25 millones de barriles en la actualidad, el nivel más bajo desde 1990, según estimaciones de la consultora Lombard Odier. Y podría retroceder otro tercio este año, estima Fitch.

Todo ello, añadiéndole la falta de seguridad jurídica cuyo ejemplo más reciente es que la sede de la farmacéutica española «SM Pharma» con sede en Zulia (oeste de Venezuela) este confiscada y su gestión intervenida desde mediados de 2018. Según ha informado a Efe una fuente gubernamental «la fábrica estaba paralizada y fue ocupada» produciendo ahora hasta dos millones de fármacos. Además se culpaba a los gestores de haber desviado al exterior 140 millones de dólares. La Embajada de España ha pedido que se cumpla la Ley y daba una versión diametralmente opuesta sobre el comportamiento de sus propietarios: la representación española ha defendido el «compromiso» con la nación caribeña «SM Pharma», tras haberse ofrecido a mejorar su capacidad productiva.

94 empresas españolas en Venezuela

En este panorama desolador, se mueven 94 empresas españolas- este es el número de inscritas en la Cámara Venezolano Española de Industria y Comercio- que incluye compañías de sectores tan diversos como la energía, los seguros, el aeronáutico o la banca: Repsol, Mapfre, Telefónica, BBVA, Editorial Santillana, Editorial Planeta, Meliá Hotels, Air Europa, Iberia, Acciona o Abanca (propiedad del grupo venezolano Banesco) cuentan con presencia en el país caribeño.

Todo ello, en un contexto en que las exportaciones españolas a Venezuela han pasado de 541,6 millones de euros en 2014 a 110,9 millones en 2017 y donde las importaciones desde suelo venezolano se han desplomado en el mismo periodo de los 1.325 millones a 318,3 millones de euros. En este sentido, resulta muy ilustrativa la información que ha publicado ABC este viernes, por la que las importaciones de hidrocarburos procedentes de Venezuela cayeron un 40% durante el año pasado alcanzando apenas las 629.000 toneladas. Esto representa menos del 1% del total, la cantidad más baja desde 2011 y lejos de los 3,191 millones de toneladas de hace tres años, informa Javier González.

En paralelo, a pesar de la falta de datos fiables desde hace años por culpa de un cierto «apagón estadístico», desde el ICEX estiman que la inversión directa de España esta nación ascendía en 2015 a 21.313 millones de euros hundiéndose al siguiente a apenas 1.381 millones. En este sentido, resulta muy ilustrativa la información que ha publicado ABC este viernes, por la que las importaciones de hidrocarburos procedentes de Venezuela cayeron

Salir o aguantar hasta tiempos mejores

Sobre la situación de este conjunto de empresas, el catedrático de Banca de Esade y gran conocedor del país Roberto Tornabel, ha recordado las dificultades para repatriar dividendos por parte de las filiales españolas – «para coger un euro se tiene que pagar un millón de bolívares»- y añadido que en la actualidad «no tienen recambios, ni materias primas, hay cortes de electricidad: es la peor situación inimaginable».

En esta línea, Alfredo Arahuetes, profesor de Economía de Comillas ICADE, ha defendido que las empresas no hagan manifestaciones sobre la actual crisis política en Venezuela y reivindica la permanencia de las compañías españolas en suelo venezolano por el «compromiso» con el país, aunque ha constatado que estas filiales «no tienen beneficios desde hace años». Todo ello, han coincidido ambos expertos, en un contexto en que es difícil ganar dinero con una población que mayoritariamente – un 80%, según Naciones Unidas- que no puede permitirse los alimentos más básicos.

Los casos de Repsol, Telefónica, BBVA y Mapfre

Entre las compañías con mayor presencia en el país caribeño en la actualidad, se encuentra Repsol cuyo presidente- Antonio Brufau- hace una semana declaraba que la petrolera esperaba cumplir 20 años más en Venezuela. «Sea un Gobierno u otro, lo que queremos es siempre lo mejor para los venezolanos», apuntaba este alto ejecutivo. En concreto, la española produce- según datos de su propia web- 8,8 millones de barriles al año en ocho bloques diferentes (Carabobo, Mene Grande, Quiriquire, etc…). Para Tornabel, Repsol es «esencial para Venezuela porque en la huelga de 2001 en Petróleos de Venezuela echaron a todos los ingenieros petroleros que ahora están en Estados Unidos, México o Colombia». Este experto ha añadido que mientras la venezolana ya no invierte en nuevos pozos, la española posee «una tecnología adecuada para el petróleo pesado y con azufre de este país».

También destaca la presencia de Telefónica (Movistar) que en 2004 adquirió «BellSouth», con operaciones de telefonía móvil en una decena de países latinoamericanos incluyendo Venezuela, y sumando más de 10 millones de usuarios. Too ello, en una operación, que rondaba los 4.731 millones de euros y que incluía una deuda de 1.500 millones de dólares. En la actualidad, el peso de Telefónica Venezuela sobre los ingresos de la multinacional española hasta septiembre de 2018 representaban el 0,04% del total. Por poner un ejemplo, la cifra de negocios neto de Telefónica Venezuela entre enero y septiembre de 2017 era de 88 millones y se desplomaba hasta los 16 millones de euros en el mismo periodo del año pasado, una caída del 82%. Mientras que los ingresos por servicios en el mismo periodo registraban idéntico camino: en 2017 eran de 86 millones de euros por apenas 16 millones de 2018.

Otra cotizada con filial en Venezuela es Mapfre, que esta semana ha presentado unos resultados en que el beneficio final quedaba reducido un 24,5% hasta los 529 millones de euros por el impacto negativo de la devaluación de las divisas de países donde opera y por costes extraordinarios, descartaba por boca de su presidente Antonio Huertas abandonar suelo venezolano. Huertas, a preguntas de los periodistas, aseguraba que respetarán la legislación vigente. «Estamos y estaremos en el país», apuntaba. Fuentes de la compañía consultadas por ABC, han constatado que el negocio de la aseguradora también ha sufrido el impacto de la difícil situación económica reduciéndose «a la mínima expresión»: Si hace cinco años suponía unos 1.000 millones de euros en primas, ahora alcanza apenas los siete millones de euros. En este sentido, el patrimonio neto de Mapfre en Venezuela, según estima la compañía, ha pasado en tres años de 56 millones de euros a 3,5 millones.

Por su parte, fuentes de BBVA han respondido a preguntas de ABC que «nuestra situación en Venezuela no ha cambiado nada» y destacado que la contribución de la filial en el país es «inmaterial». Una situación que, han concluido, no cambiará a corto plazo. En concreto, el valor en los libros de la sucursal venezolana continúa igual tanto en el tercer como en el cuarto trimestre del año pasado: 0,1 millones de euros).

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