Hombre vejado, hombre muerto, por Julio César Arreaza B.

Hombre vejado, hombre muerto, por Julio César Arreaza B.

 

Una de las cosas que agradezco a la vida es que desde jovencito- por la determinante formación familiar-, alineé mi ser en torno a unos ideales que hoy mantengo. Pieza importante de mi formación deviene del formidable educador, sacerdote Luis María Olaso y de las ideas políticas republicanas sostenidas y practicadas por los fundadores de Acción Democrática. La dirección política que ordenó a los cuatro pobrecitos gobernadores arrodillarse ante la cubana y esperpéntica ANC, marca un abismo de distancia en cuanto a integridad, convicciones y conducta frente a ellos. Contra esa ignominia nos rebelamos quienes fincamos el orgullo en la derrota democrática y militar que le dimos al invasor cubano, tirano Fidel Castro, en las playas de Machurucuto.





Imbuido de estos ideales humanistas y políticos siempre he acostumbrado a tomar nota de pensamientos y escritos que alimenten e inspiren mi pensamiento y acción. Tal es el caso de la frase que da título a este artículo. Yo comparto la idea que el Estado es para el hombre y no el hombre para el Estado. Lo más sagrado es la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios. Y descubrí que el hombre no se puede dejar vejar, porque si lo permite es la muerte de su dignidad esencial.

Viene todo este cuento a colación con la más cobarde conducta de este gobierno que dejó de ser gobierno y se convirtió desde hace rato en una organización criminal, contra el corajudo diputado Juan Requesens.

La barbarie sale a borbotones de ese atajo de cobardes que sale corriendo si le tiran cerca un traki trake, el régimen forajido vejó a toda Venezuela en la persona del héroe diputado, pero fueron ellos los que se vejaron a sí mismos, descendieron más hacia el infierno y en nada nos toca la fibra de un pueblo digno que se niega a dejarse vejar por esos criminales.

La lucha ni comienza ni termina, estamos en pleno combate los defensores de la República, soberanía popular, integridad territorial, altenabilidad y separación de poderes, frente a un régimen bochornoso, pero estamos seguros que al final el bien se impondrá al mal.

Venezuela es una sola protesta, hay desobediencia civil y mucha oración a Dios para librarnos del mal que nos oprime.

El descontento es enorme, cada día decrece en número, entusiasmo y fervor el respaldo a la dictadura, que resulta hostil a la sociedad a la que se ha impuesto, y chapotea sobre un inmenso océano de problemas que no resuelve.

Observamos una resistencia social robusta pero es un desastre la articulación política, María Corina es la más clara en interpretar el fenómeno y darle expresión al masivo descontento. Mi reconocimiento al TSL legítimo, está impartiendo justicia y condenó al corrupto usurpador a 18 años. La AN y la FA tienen la palabra.

¡Libertad para los presos políticos y regreso de los exiliados!