Gervis Medina: Necesitamos políticos con coraje

Gervis Medina: Necesitamos políticos con coraje

 

Me encontré, con una versión del libro “Perfiles de Coraje” de “John F. Kennedy  y/o Theodore Sorensen”, y “La Republica” de “Platón”. El primero, narra de manera dramática, la lucha desesperada de aquellos políticos que dieron lo mejor de sí, en momentos cruciales de la historia. Sabían que nadie les daría las gracias, por el contrario, les quedaba claro que estaban cavando su tumba en el terreno político; para algunos su proceder era lo mismo que tomar un tren que los llevaría muy lejos. Aun así, hicieron lo que era correcto, para lo cual se necesitaba un gran valor.

Platón diferencia, en su República, la justicia de la demagogia. La justicia, es darle a cada quien lo que le corresponde. La demagogia es no dar lo que corresponde, pero decirle al otro lo que quiere escuchar, mentirle, dulcificar los oídos, adular al pueblo. Podemos trazar, un paralelo con la situación en nuestro país Venezuela; a nosotros nos hacen falta nuevos políticos con coraje, capaces de derribar el muro del mesianismo, capaces de pensar por sí mismos y de elevar su pensamiento. Sin embargo, la política parece reducida al marketing nefasto, a la no discusión de ideas, al no coraje.





En las campañas políticas se observa, la injusticia y la demagogia como norma. Por lo que, repetir lo que la gente quiere escuchar no es hacer política, y sin embargo, eso es lo que hacen los candidatos y gobernantes. Venezuela, se encuentra inmersa en un profundo estancamiento sociológico, moral, ético e intelectual. Que arroja cifras negativas en lo político, financiero y económico; arrojando cifras hiperinflacionarias y una estanflación inédita. El problema número uno del país,  es precisamente, los viejos políticos y sus séquitos, que representan una simbiótica relación perniciosa y de perversa existencia que supedita los intereses colectivos a los propios, con prácticas inmorales, apátridas y de amplia y reconocidas corruptelas, existen en el gobierno, existen en la oposición y en la misma sociedad mal llamada tristemente Pueblo.

La Política, como visión global de la acción del Estado, como entelequia definida y organizada en la Constitución, cuyas bases es el ordenamiento jurídico dictado conforme a ella, involucra todos los aspectos y materias que traducidas en políticas públicas tienen incidencia, determinan las relaciones del individuo entre sí, en su desenvolvimiento pleno, vinculado a la más íntima observancia a su dignidad como premisa esencial de eficacia y validez de los derechos humanos.

Es la sabiduría del político, su formación y conocimiento de la institucionalidad del Estado, de la conducta humana y del sentir del país, lo que permitirá adoptar la decisión conveniente, más allá de aquella que erróneamente puede exigir un colectivo, entre otras razones, sometidos a presiones indebidas o inspirados por falsos intereses que no se corresponden en el momento con aquellos que sí benefician a la sociedad y al Estado.

Deja de ser la Política una “actividad de improvisados” de aventureros y desfasados que convierte a las instituciones en un valladar para el progreso, en obstáculos insalvables para la participación ciudadana creativa, proactiva e involucrada en los asuntos que le concierne y afecta. El reducto de “pillos disfrazados de dirigentes” que no son más, que cazadores de fortuna amparados en una institución partidista, de la cual se valen, para que en gavilla, con empresarios asalten la riqueza pública.

Es pensar que la mentira, el enriquecimiento, la vileza, el engaño, la sospecha, nos permiten vivir en sociedad, y nos vuelven mejores ciudadanos. Platón no era ingenuo, Kennedy tampoco; ingenuidad es pensar, que esto que tenemos como Patria, con tanta desigualdad, estancamiento y muerte, es un país civilizado, y quienes, ejercen los derechos por nosotros son “Políticos”.

Con estos criterios pues, ¿todos los que alguna vez lucharon por sus derechos eran ingenuos? No lo eran,  eran grandes hombres, grandes voces por la libertad, o es que cuando, Kennedy , Sorensen,  y Platón, escribieron, lo hicieron desde la convicción de que sin coraje político no hay democracia, que sin amor y sin valor no hay derechos. Si aún vivieran sin duda alzarían su voz y serían los nuevos políticos de estos tiempos en esta tierra para defender a la “Republica y la Democracia”. Así pues… compatriotas: no qué puede vuestro país hacer por vosotros; preguntad ¿qué podéis hacer vosotros por vuestro país?

Abogado-Criminólogo