La iglesia demanda unidad, por Rafael Rodríguez Mudarra

La iglesia demanda unidad, por Rafael Rodríguez Mudarra

En el entendido de que la Iglesia es una gran conformación de personas que profesan la religión de Cristo. Sin entrar a tomar partido sobre quien tiene más significación dentro del concepto litúrgico que conforman el cristianismo, repartido en doctrinas: católicas, ortodoxa , primitiva o calvinista; me es de interés destacar lo que la Iglesia Católica de Venezuela a través de la dirección de su Conferencia Episcopal ha demandado ; cual no es otra conducta que acercarse a todos los sectores que integran el conglomerado nacional , dado que “ hay que ver la realidad”; y como lo expresa el prelado Baltazar Porras: “ ese es el camino que deben transitar para poder forzar a la dirigencia a mirar hacia abajo, hacia la realidad y, ver por qué su discurso resulto un grande fracaso. Nadie tiene el manifiesto de la verdad”. Sin duda el Cardenal andino con jefatura en Mérida y Caracas donde sustituye al más que honorable Cardenal Savino Urosa, por razones de edad, ha dado en el clavo.

La lucha de la Iglesia católica por las libertades públicas en nuestro país, contraria siempre al dominio de imperios, ha sido de importancia cardinal, por lo que sin caer en exhibición de inoportuno agnosticismo, duda no cabe, que ha sido sin solución de continuidad la Iglesia venezolana, en este caso la Católica, la que ha izado banderas siempre opuesta a que sean determinadas cúspides militares, en servicio activo las que permee la dirección de las industrias básicas, participen en la controversia política, desplazando la civilidad tal como es evidente en el comportamiento fascista del régimen.





En la Venezuela colonial el cura José Cortez Madariaga; un jueves santo 19 de abril de 1810 por supuesto, día de santos oficios dio instrucciones al pueblo de Caracas para aceptar la renuncia a la Capitanía General de Vicente Emparan.

El 19 de abril se redacta el acta en la cual se consignaba el establecimiento de un nuevo gobierno. El Cabildo de Caracas asume el poder incorporando a su seno a los representantes de clero, del pueblo y de los pardos; entonándose como cántico: “Unidos por lazos / que el pueblo forjó/ América toda existe en nación y si el despotismo levanta la voz seguid el ejemplo que Caracas dio”. Canción que fuere más tarde el himno nacional de la República.

Sin dejar de reconocer los méritos de Monseñor Pellín, un gran valor del periodismo cuyo nombre constituye hoy un premio otorgado para los que se desempeñan en la comunicación social, creado por la Conferencia Episcopal. Sacerdote de la enseñanza cívica quien marchó con él para entonces bachiller Jóvito Villaba presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela, para protestar el Gabinete nombrado por el presidente general Eleazar López Contreras. A la vez que hubo de compartir en la masiva manifestación su presencia con la de Salvador de la Plaza dirigente comunista consumado, quien al igual estuvo al lado del destacado líder de la Unidad Nacional.

Es de obligación por razones de de similitud a lo que está aconteciendo, importantizar como ultimo a monseñor Rafael Ignacio Arias Blanco. Ministro de la arquidiócesis de Caracas , quien se preocupó especialmente por la aplicación de la doctrina social de la Iglesia; a la vez que publicó su famosa Carta Pastoral sobre la situación laboral con ocasión del 1° de mayo de 1957; lo que significó sin duda en contario el punto de inicio para la caída del dictador militar Marcos Pérez Jiménez. Pastoral que los estudiantes opuestos a la dictadura hubimos de repartir solidariamente con los otros sectores del pueblo.

Todo lo precedentemente expuesto obedece a una preocupación que nos incumbe a todos; dado la nefasta situación que padece la nación venezolana; estudiada con honda preocupación por la dirección de la Iglesia Católica , que obliga a esta, como lo ha hecho a fijar posición en defensa de los desposeídos: de los que carecen de los necesario para subsistir ; de los que padecen hambre, lo que se ha traducido en consigna expandida y justificada con persistencia patriótica mediante pronunciamiento de su 110 Asamblea Plenaria, la que goza del mayor respaldo opositor.

Sin dejar de atender los temas pastorales que le son de su oficio, la Iglesia ha llevado a la práctica en forma decidida sus reflexiones. Se ha convertido en ductora de la oposición a la vez que con criterio unitario señala sin vacilación directamente al Gobierno como responsable de la crisis en crecimiento que estamos viviendo, “ ya que pretende imponer su proyecto político a cualquier otra consideración, incluso humanitaria” “ Ignorar al pueblo, hablar indebidamente en su nombre, reducir ese concepto a una parcialidad política” es propia de los regímenes totalitarios por sus heridas políticas; por su desprecio a la actividad productiva y a la propiedad privada”.

La vertical no transigente posición de los pastores de la Iglesia Católica, no tiene vuelta atrás. Por disposición de Papa Francisco y cumplimiento reglamentario de la disciplina eclesiástica; un arzobispo andino Baltazar Porra, desempeñará doble función. Se encarga de la administración de la institución en Mérida, a la vez desempeñará la administración apostólica de Caracas, en sustitución de Cardenal Sabino Urosa, quien se ha resistido a abandonar la lucha por el bienestar de los que padecen y mueren de mengua.

Baltazar Porra, no ha tenido ni tiene consideración en particular por parte del gobierno de Maduro. Su posición crítica sobre las ejecutorias de una “Revolución de pacotilla”, fue repudiada en forma perversa por Hugo Chávez. Este le imputó llevar el “Diablo” entre sus piernas tapado por su sotana”. Chávez ha muerto. Porra ha sido elevado a Cardenal. Se desempeña en nuevos oficios; pero su posición es invariable. Hoy declara ante el mundo, su prioridad: “Evangelizar y dar esperanzas a una sociedad en crisis que está constreñida en sus libertades, en sus posibilidades por la violencia de la corrupción y por el rompimiento de los afectos, porque todo el mundo tiene la familia en el exterior“ “cuándo hay necesidad tan perentoria como la que tenemos hoy en día hay siempre la tentación de explotar a los más necesitados”.

La designación que el Papa Francisco, ha hecho del cardenal Baltazar Porras para el ejercicio de las funciones encomendadas, constituye abierto y evidente apoyo a la oposición que el clero venezolano le viene haciendo al actual gobierno autoritario ; que cuenta con el respaldo unánime del pueblo opositor; así debemos darlo por entendido.

La definida , congruente y unitaria dirección del gobierno católico corre parejo a un nuevo estilo de reclamo, cual no tiene dirección de partidos o personalidades. Se masifica como un movimiento espontaneo de protestas justificadas y continuas. Surge un nuevo liderazgo opositor, que se engendra en los sectores del pueblo: médicos, enfermeros, maestros, profesores, estudiantes, amas de casa; los que reclaman pan, trabajo y libertad; los que exigen sueldos en paridad con el sector castrense; los que creen en la urgencia de la conformación de un Frente Unitario, capaz de darle término al gobierno autoritario, tenido por ilegítimo, que se atribuye Nicolás Maduro.

Los movimientos masificados y conductores que sepan tener conciencia del deber nacional han triunfado. El mayo francés en el año 1968 conmovió a todas las Europas y al mundo. Se protestó contra la sociedad de consumo. Francia aunque prospera mostraba deficiencia es su conducción económica. El gobierno de Charles Degaulle se había debilitado. Su empeño en hacerse autoritario causo malestar; no obstante el presidente francés convocó un plebiscito, done triunfo el NO. Degualle renunció. El movimiento opositor logró sus peticiones. Todo esto puede suceder en Venezuela. Los sectores que se dicen protagónicos se encuentran en la obligación de hacer causa común con los de a bajos que luchan por un gobierno que respete sus derechos constitucionales. Lograrlo no es tan difícil. La demanda de unidad exigida por la Iglesia posee fundamentos éticos, previstos en la constitución. Es la concienciación que unifica la protesta y consolida el triunfo, tiene que preserva la sindéresis .