Dignora Hernández: La hija del General

Dignora Hernández: La hija del General

Con más de trescientos rehenes políticos aun en sus mazmorras el régimen dio por culminada esta “primera fase” de excarcelaciones. En una nueva puesta en escena se repitió el guión de siempre, pasando de la arenga altanera, hostil, burlista y amenazante a la prédica de “una política para la paz”, en la que a su juicio Maduro otorgaría, a sus secuestrados el perdón. Pretendía con ello que se le eximiera de sus responsabilidades en tan ignominiosos casos, pero su comedia no funcionó y como bien lo dijo en su momento la hija del General, por los crímenes cometidos en contra de todos los venezolanos, esperamos verlo pagar.

Su cinismo se conjugó con una simulada , maltrecha y telonera oposición, que mostrando un total desconocimiento de la esencia de la libertad y la dignidad humana calificó como señales de pacificación una “proeza “ en la cual se hizo del dolor ajeno una especie de lavabo para higienizar una impúdica gestión, mientras aspiraban a que la misma les sirviera , al menos de retruque, para la obtención de algún rédito político.





Los teloneros políticos no pudieron sin embargo ser garantes del derecho a disentir, a protestar, a obtener justicia, ni siquiera a no ser desentrañados de su patria, entre otras cosas, contrario a ello participaron como extras en una comedia que ya tenía todas la escenas escritas, además del final. Algunos de ellos no lo ven porque no quieren, otros porque no pueden y la mayoría porque no les conviene.

Resulta imposible sin embargo no compartir la alegría de familiares, defensores y de los propios excarcelados quienes después de tanto sufrimiento reconquistan minutos de vida para estar al lado de sus seres queridos. Luego de una separación impuesta, en la que además se sobrevivió en condiciones de precariedad y tortura bien merece la pena concederse la oportunidad de tal emoción. No obstante como políticos no podemos obviar y mucho menos perdonar las circunstancias que rodearon los hechos, por cuanto configuran una violación a los Derechos Humanos, lo que a su vez constituye las más dura de las afrentas a la democracia. Debemos por tanto denunciar y demandar justicia ante instancias nacionales e internacionales, es allí donde debemos aplicar la repetida frase, convertida ya casi en slogans político y acudir “… a donde tengamos que ir”.

Quienes tenemos la convicción de que la libertad es un valor inherente al ser humano, compartimos fielmente las dignas palabras hoy mas vigentes que nunca de la hija del general Vivas, cuando a propósito de la excarcelación de su padre expresó: “No le doy las gracias a nadie… es lo mínimo que deben hacer después de tenerlos secuestrados,”. En este contexto no resulta inoficioso recordar que su padre al ser objeto de esta falsa indulgencia dijo: “¡Muera la tiranía, viva la libertad!”.

Dos posiciones admirables, que demuestran la coherencia ciudadana y los valores de una familia que aun en la adversidad dejan claro que la libertad no se agradece, ni la dignidad se declina, y que contrariamente a ello, ambas se luchan, se ejercen y se conquistan día a día, marcando con ello la pauta a seguir para algunos políticos venezolanos.

Finalmente, me detengo un poco a mirar en lo más profundo de la convicción del padre y en el cuidado inestimable para con el de su joven hija, y me atrevo a decir: nada distinto podíamos esperar de Natalia Vivas, la joven valiente, ella es la hija del general.