Dictadura, Democracia y Socialismo Capitalista, por Alejandro Parra

Dictadura, Democracia y Socialismo Capitalista, por Alejandro Parra

thumbnailcolaboradores-190x130

Luego de la muerte de Gómez, la sociedad Venezolana comenzaba a experimentar algunas transformaciones contundentes. Las modificaciones en la estructura socioeconómica del país daban paso a nuevas clases sociales con peso específico en la balanza de poder. Las transformaciones se consolidan luego de la muerte del dictador y son la base sobre la cual emerge un nuevo periodo.

    La recuperación económica iniciada en 1935, fue importante pero sin duda alguna, daba paso a la constitución de un potente modelo capitalista en Venezuela. La burguesía planteaba de forma contundente un modelo social y económico que no era propio, sino un híbrido sin sustancia, ni claridad de acción. En 1941 se comienza a hablar de estancamiento económico producto del debilitamiento de la producción del café a la cual la burguesía apostaba como herramienta comercial para fortalecer sus intereses. La agitación social en las ciudades y en la zona rural, da paso a un movimiento político fuerte que tenía como objetivos promover los cambios sociales y económicos que den paso a la modernización del país, impulsar la producción nacional, ofrecer oportunidades para la inversión privada y mejorar la calidad de vida del colectivo nacional. Pese al esfuerzo de avanzar en lo social, el país sigue luchando con altos niveles de pobreza, servicios públicos deficientes, poca inversión en obras de infraestructura, entre otros.





    La era petrolera abría paso a un país de oportunidades que permitía avance y desarrollo, su inserción a mercados internacionales que garantizarían  mejorar índices económicos nacionales. La participación en las utilidades de la explotación petrolera, la expansión de la producción de petróleo que se triplica entre 1945 y 1957, aunado al aumento de los precios de crudo procesados en el país, explican por sí solas, la acumulación de riqueza nacional y un nuevo orden que permitiría fortalecer el sistema democrático naciente.

    Durante el periodo de Pérez Jiménez, comienza a darse signos significativos de un modelo capitalista promovido por el estado, pero siempre guardando su firme esencia militarista de controlar todo. El inicio de grandes obras y la ampliación del gasto público, el desarrollo industrial asume formas oligopólicas o monopólicas desde sus inicios. En tiempos de dictadura el régimen imperante dictaba la forma y estilo económico del país en relación proporcional a la concepción de la bota militar de turno, razones que iniciaron un enorme daño a los años dorados de la república que extiende las consecuencias al naciente modelo democrático nacional.

    Los primeros gobiernos de la era democrática de: Acción Democrática, Copei y Convergencia lograron avances importantes en el modelo de desarrollo nacional, consolidando servicios públicos, promoviendo nuevas inversiones, grandes obras de infraestructura que denotaban modernidad y desarrollo al país. Pese a los errores del viernes negro, la ampliación del gasto público, Venezuela mantenía estándares de vida óptimos y un modelo social y económico con dificultades pero de oportunidades para todos por igual.

 

    El proceso de industrialización comienza a consolidarse en la era democrática, con grandes inversiones extranjeras y un estado promotor y vigilante de que se consolidara un ambiente de bienestar colectivo que permitiera avances económicos y sociales significativos para promover las bondades del modelo democrático de justicia y progreso nacional.

    Luego llega la era Chávez – Maduro modelo social de dependencia económica de las operaciones de la estatal petrolera, la explotación minera desproporcionada que consolidan el capitalismo de estado como eje central del socialismo del siglo XXI, férreo control de los medios de producción, distribución y comercialización, sumado a una política de controles, expropiaciones, confiscaciones y otras novedosas formas del régimen de posesión del capital privado para sumarlo a lo público, dio paso a un nefasto modelo que en solo 18 años ha logrado posicionar a Venezuela como una nación de múltiples riquezas naturales y grandes oportunidades pero en banca rota, socialmente desarticulada, donde la clase media desapareció, dando paso al aumento acelerado y desproporcional de la pobreza, con un estado promotor del capitalismo socialista, entiéndase modelo de control y dominio total de la economía, estrangulamiento del aparato productivo nacional, fortalecimiento del monopolio estatal.

    Es importante resaltar algunas consideraciones: 1) los sectores de la industria y el campo, aducen que la política del régimen no resguarda sus intereses en la proporción que se debe. Es decir la existencia misma del modelo Chavomadurista impide una producción adecuada sumada a los escases de reglas claras de juego. 2) se utilizan los recursos nacionales de forma irracional sin prioridad en la inversión, destinándose cuantiosos recursos para mantener el espejismo del bienestar colectivo. Sumado a la decisión del régimen de enriquecer a una clase política a cuesta de empobrecer a las grandes mayorías que esperan el tan anhelado estado de bienestar o mayor suma de felicidad posible. 3) quizás más importante que la anterior forma parte de la acción del estado el desmantelamiento, militarización y atomización de la producción nacional privada que ha producido un descomunal desabastecimiento de alimentos, medicinas, entre otros, de igual manera deterioro significativo de los servicios y acceso casi nulo a los aún existentes. 4) finalmente la sociedad Venezolana tenemos en su mayoría serias críti al manejo financiero del Estado, lo cual ha generado una brutal mega inflación descontrolada, falta de pago oportuno de las aligaciones nacionales contraídas, sistema financiero y monetario sin instrumento de pago (billetes y monedas circulantes) nunca antes visto en nuestra historia republicana.  

    La ruptura de la confianza de la población con el régimen, constituirá sin duda alguna el elemento decisivo de su final. Como dice un refrán popular: Amor con hambre no dura. Los venezolanos queremos la libertad, la paz pero sobre todo somos amantes del bienestar como forma de vida. La nueva mayoría se levanta y la gente tendrá un destino superior, quedará para la historia este triste episodio, ojala sirva como insumo para su profundo análisis. Es menester de nuestras generaciones luchar para no permitir se repita una historia similar que estrangule el presente y futuro de millones de compatriotas. ¡Venezuela cuenta contigo!